domingo, 1 de mayo de 2016

LOS FANTASMAS DE EGUIGUREN

 (Publicado en Revista Gurb y Diario16 el 29 de abril de 2015)

"Pasé una depresión de la leche, me quedé sin cargo, sin nada en el partido, y encima me quedé un poco solo. Lo he pasado muy mal, sí, muy mal".  A Jesús Eguiguren (Aizarna, Guipúzoca, 1954) el hombre que fue designado por el Gobierno de Zapatero para negociar con ETA, el proceso de paz le ha terminado costando la salud y el puesto de diputado socialista que siempre ha llevado con orgullo. En 2002 era el presidente del PSE pero hoy, catorce años después y pese a su impagable contribución al final de la violencia en el País Vasco, no solo no tiene un merecido monumento en su honor en una plaza pública, sino que vive apartado de la vida política. "El enfrentamiento con la gente del PSOE no fue grato, me hicieron el vacío, me tomaron por un loco, caí enfermo, y ya llevo años así. Había mucha gente que estaba acostumbrada al terrorismo y no lo veían como un problema histórico. La paz para muchos fue una putada", asegura. Todavía lo paran por la calle para abrazarle y agradecerle que ya no haya bombas ni tiros en la nuca, pero España es un país que se olvida fácilmente de aquellos que dan lo mejor de sí mismos por una causa noble y justa. "Pues sí, es una cosa muy rara, es como si los partidos hubieran estado acostumbrados al terrorismo y al final dijeran: joder, este cabrón nos ha hecho la paz, ahora se va a legalizar Bildu, nos van echar del Gobierno…" Hoy los ciudadanos de Euskadi pueden caminar con tranquilidad por la calle sin miedo a que estalle un coche bomba, y eso es gracias a un hombre que cierto día lo empeñó todo a cambio de terminar con la violencia, un ciudadano de a pie que un buen día cogió una furgoneta y se plantó en Ginebra para vérselas, cara a cara, con Josu Ternera. El final de ETA es un hecho histórico, pero detrás de la historia siempre hay nombres propios, valientes, heroicos, aunque Eguiguren quiera ser modesto y diga que solo cumplió con su obligación. Nombres que con frecuencia, y más en este país cainita, son condenados al escarnio y al olvido.

Entrevista completa en Revista Gurb y Diario16

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