martes, 22 de agosto de 2023

LA MOCHILA AUSTRÍACA

(Publicado en Diario16 el 7 de julio de 2023)

¿Cuántas veces, estimado lector o lectora de esta columna, ha escuchado usted hablar a Feijóo de economía a lo largo de esta convulsa precampaña electoral? Pocas, muy pocas. El candidato del PP a la Moncloa suele dedicarse a repetir, como un papagayo, eso de que él ha venido para derogar el sanchismo. En general, tiene tres o cuatro o temas a los que va dando la vuelta y en los que va reincidiendo como un aplicado robot (la unidad de España, la ley de igualdad, la memoria histórica que le causa urticaria, entre otros) y no lo saques de ahí. Casi nunca entra a profundizar en los demás asuntos de Estado que preocupan a los españoles, ya que eso le exigiría, además de esfuerzo y dedicación, destreza en las diferentes materias. Y por lo que vamos viendo, anda escaso de todo ello.

Por muy tostón y trola que sea el programa electoral del PP, el periodismo debería sacarle punta a ese documento con el que el votante puede conocer cuáles son las verdaderas intenciones del futuro gobierno conservador. Sin embargo, la prensa está más a la tontería que suelta el político de turno en Twitter, a la última burrada de Vox y a la polémica estéril, de modo que ha pasado como de puntillas. Y uno, que tiene el defecto de ser meticuloso, se ha tomado la molestia de leer, aunque sea someramente y por encima, las diferentes propuestas que incluye el programa. Pues bien, uno de esos puntos que están ahí, como de tapadillo, sin que se note, llama poderosamente la atención: Feijóo quiere colocarnos la “mochila austríaca”, una idea que en su día fue importada de la opulenta Centroeuropa por el ínclito Albert Rivera (con eso está dicho todo).

Por mochila austríaca se entiende un fondo individual que cada trabajador aporta mensualmente, a lo largo de su vida laboral y en función de su salario, sustituyendo a la indemnización por despido a cuenta de la empresa. El engendro, que debe su nombre a que fue implantado en Austria en el año 2003 (todo lo malo viene del calvinismo ultraliberal), ya fue rechazado en su día por el PSOE y cuenta con la oposición de los sindicatos. Tanto UGT como Comisiones Obreras le han dicho a Feijóo que no venga otra vez con la dichosa mochila a cuestas, en plan diabólica Dora la Exploradora, ya que eso sería tanto como proponer “el despido libre en nuestro país”. Cualquier aspirante a la Moncloa que pretenda seguir adelante con esa ocurrencia debería saber a estas alturas que se encontrará con un huelgón general de mil pares de narices y una visceral movilización obrera que ríete tú de la revolución de migrantes de Francia. Los disturbios al otro lado de los Pirineos no solo vienen porque la policía ha matado a tiros al muchacho Nahel, sino porque Macron ha sustituido el Estado del bienestar por el Estado del malestar, y poco queda ya de la liberté, la egalité y la fraternité que eran la envidia de Europa. Hoy quieren poner a trabajar a los franceses hasta los 64, lo cual no deja de ser una reforma de las pensiones por la puerta de atrás. Normal que arda París. Aquí, en España, el Círculo de Empresarios, unos señores afrancesados para lo que quieren, pretenden ir mucho más allá y que los españoles estén doblando el espinazo y dando el callo hasta los 70 tacos. Una cacicada inmunda. Se conoce que esta gente del Círculo no se ha subido a un andamio en su vida, ni se ha bajado a la zanja, porque de haberlo hecho sabrían que el tajo desgasta mucho y acorta mucha vida. Por no hablar del grave riesgo de caer asfixiado de un golpe de calor por culpa del cambio climático que las derechas españolas niegan sistemáticamente.

Ante semejante panorama reaccionario, lo primero que debería hacer Feijóo sería poner sus cartas sobre la mesa y dejarse ya de milongas sobre el sanchismo. El gallego ha planteado una campaña en negativo, o sea mucha estopa a Sánchez, y de esta manera se evita tener que explicar lo que piensa hacer con los españoles. Aquí lo que toca es hablar de las cosas del comer, que no se está hablando porque al PP no le interesa. Si el dirigente popular piensa implantar la pesada mochila, acabando de un plumazo con una conquista social del proletariado –el derecho a que la empresa se haga cargo de la indemnización por despido–, que lo diga de una vez y empezaremos a desempolvar las gorras rojas, los silbatos y las pancartas con el lema “Alberto, varón, trabaja de peón”.

Con todo, la gran tragedia para este país es que va camino de caer otra vez en el esclavismo laboral, en el capitalismo de amiguetes y en el minijob o contrato basura. Feijóo ha dicho que piensa respetar la reforma laboral de Yolanda Díaz, pero también garantizó que no pactaría nada con los ultras de Vox y ha llenado los ayuntamientos de media España de toreros, antiabortistas, terraplanistas que niegan la ciencia y matones de discoteca. Resulta realmente incomprensible que unos cuantos millones de obreros desclasados estén pensando a esta hora en votar al hombre que los va a atracar a plena luz del día. Entre mochilas austríacas, bajada de impuestos para ricos y supresión de la tasa a la banca y a las eléctricas, ya solo falta que cualquier día Feijóo (a quien ya llaman con muy mala baba en las redes sociales Feivox) derogue también el mes de vacaciones. Por cierto, a este respecto el gran Dani Mateo soltó ayer una perla para la historia en El Intermedio: “A las vacaciones los ricos lo llamamos rutina”. No se engañe, camarada proletario. Este viene a defender a los millonarios, como siempre. No a usted. 

Viñeta: Iñaki y Frenchy

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