
La España cainita. Si los padres de la Transición, que se habían matado en la guerra y aún tenían sangre en las manos, fueron capaces de ponerse de acuerdo para levantar un estado democrático, con todas sus complejidades e imposibles, ¿por qué los partidos de ahora, sobre todo los de izquierda que tienen tanto en común, no pueden hacerlo para formar un simple gobierno?
Despelote y desmelene. Rajoy se demelenó por Nochevieja en un conocido hotel de 5 estrellas de Galicia. El presidente aparcó por una hora su habitual look soso y monjil y se lanzó a la pista para darlo todo. Fue un cotillón en el que no faltó de nada: ensalada de bogavante de la ría con perlas de salsifi para abrir boca, lomo de mero asado, almejas y crujiente de jamón, sorbete de caipirinha para aligerar, y costillar de cordero glaseado con patata dulce. Como postre, parfait de chocolate con corazón de trufa blanca y yogur griego con jalea de frutas de la pasión. Todo regado con buenos caldos de la tierra, Lagar de Cervera, blanco de la tierra, tinto de Ribera del Duero reserva de Carraovejas, y champán Moët & Chandon. Para cerrar la velada, la mejor suit del local (580 euros de vellón por noche). Un festival, un fiestón al alcance del bolsillo de cualquier españolito sufridor de sus recortes. Rajoy vibró al ritmo del "¿qué pasará, qué misterio habrá?/puede ser mi gran noche", de Raphael, pero cuidado, porque como dice la canción "al despertar ya mi vida sabrá/algo que no conoce/Yay, yay, yay, yay..."
Viñeta: Becs
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