domingo, 31 de enero de 2016

FELIPE Y AZNAR SE ENTIENDEN


Los peores vicios de antaño de esta España nuestra resucitan últimamente, y uno de los más nocivos de todos es, sin duda, el egoísmo de algunos líderes instalados que temen perder sus privilegios. Cuando Felipe González dice que Podemos es "leninismo 3.0" no habla en realidad un hombre de izquierdas, que no lo fue nunca, sino un nuevo rico amnésico del socialismo que ha reaprendido los placeres de la vida tostándose el trasero en la cubierta de un yate. Cuando Aznar se refiere a que Podemos practica el "chavismo y el comunismo" no habla un estadista que quiere lo mejor para el país, sino un mago de la puerta giratoria que ha vivido y vive de contar mentiras tralará. Ambos son adictos al manual maquiavélico, sicarios con licencia para mentir que desde hace años no pueden dejar de soltar un embuste tras otro para seguir conservando eso que llaman el estatus. Los dos politiquean, malmeten, cizañean, manipulan la verdad a su antojo y en función de sus intereses personales por miedo a perder el gran chollo de las conferencias, los asesoramientos, los másteres, los congresos y los seminarios a tocateja por todo el mundo. Vivieron de España y siguen viviendo. Pero no es para tanto señores excaudillos, ni Podemos es un partido tan peligrosamente leninista como dice el señor X ni pretende imponer la dictadura del proletariado a nadie, como asegura el vendedor de humos y guerras trucadas. Podemos es un partido al que han votado cinco millones de españoles que sencillamente están hasta los pelendengues de las componendas históricas de estos dos vendemotos. Pablo Iglesias no nace de la nada y por generación espontánea, lo han fabricado ellos mismos con sus políticas estériles y neocons: Felipe y Aznar, Aznar y Felipe, que tanto monta monta tanto. Pues si están tan de acuerdo en todo que se besen, que se casen y monten un partido a medias. El PPSOE.

Indocumentados al poder. El PP valenciano ha quedado totalmente desarbolado después de la terapéutica y oxigenante redada de la Guardia Civil. Pero los populares, luchadores y patriotas como son, no se rinden nunca por el bien de España, y ya trabajan en la reconstrucción del nuevo partido, que resurgirá como la gaviota fénix de entre las cenizas vergonzosas. Ayer viernes, sin perder ni un solo segundo, la junta directiva (que así se llama el máximo órgano pepero municipal, como si de una organización fallera se tratara) nombraba secretario general provincial a Vicente Ferrer (nada que ver con el célebre santo, salvo que como él tendrá que hacer milagros para que el PP no se vaya al carajo definitivamente) un exdiputado en el Congreso a quien en Génova consideran "la persona más adecuada por experiencia y conocimiento del partido". En principio un líder aparentemente limpio de polvo y paja, de gúrteles y mordidas, nada que objetar, nada que ver con los golfos de Rus y del parrús, y quizá sería el hombre perfecto, de no ser porque lamentablemente, porca miseria, ha sido condenado por conducir ebrio, achispado, encogorzado vivo y haciendo eses por las calles de Valencia. Y aquí surge de nuevo la gran pregunta que como buenos analistas políticos de la realidad debemos hacernos de inmediato: ¿un multado al que la Justicia le ha retirado el permiso de circulación es el hombre más adecuado para conducir los destinos de las huestes populares en este éxodo desde la sucia y corrupta Babilonia valenciana hacia los jardines edénicos y puros de la regeneración? ¿Es que no había otro? ¿Es que en toda Valencia no hay un solo dirigente que al menos tenga los papeles en regla? Reflexionemos, hermanos.

Viñeta: El Koko Parrilla

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