lunes, 18 de noviembre de 2019

ABASCAL NO SABE DE ECONOMÍA


(Publicado en Diario16 el 5 de noviembre de 2019)

Las medidas económicas que Santiago Abascal ofreció anoche a los españoles, durante el debate a cinco, supondrían el colapso inmediato del Estado de Bienestar, tal como lo conocemos hoy, según ha denunciado Unai Sordo, secretario general de Comisiones Obreras. La rebaja radical del Impuesto sobre la Renta que propone Vox significaría un mínimo personal y familiar exento hasta los 12.000 euros, pero también un tipo único fijo del 20% hasta los 60.000 euros anuales, tributando al 30% cualquier exceso sobre el mencionado límite. Es decir, se trataría de una medida que inevitablemente favorecería a las rentas más altas y que ocasionaría un serio perjuicio a la recaudación de las arcas de Estado. En la actualidad, los ricos pagan un 45% a partir de esos 60.000 euros, de manera que con Vox saldrían ganando. Los líderes ultras aseguran que aplicarían subvenciones a las rentas más bajas pero no aclara cuáles.
Por si fuera poco, el daño para la clase obrera se vería incrementado por la supresión del Impuesto sobre el Patrimonio y el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones y Plusvalías municipales en todo el territorio nacional. Es decir, más beneficios y ventajas fiscales para los que más tienen y menos recaudación para sostener los servicios públicos básicos para el funcionamiento del Estado.
En el debate de anoche, Abascal aseguró que pretende liquidar el Estado de las Autonomías porque origina un supuesto gasto inasumible de 90.000 millones de euros. Fue una de las mentiras más gruesas que se dijeron en el plató, ya que lo que sucede en realidad es que las autonomías recaudan ese dinero y luego lo destinan a los fines establecidos por cada consejería regional.
Para completar el negro panorama, los líderes de Vox apuestan por una drástica reducción del gasto público de más de 24.000 millones de euros, pero no dicen cómo hacerlo. Sin duda, tal recorte solo podría llevarse a cabo desmantelando aún más los hospitales, las escuelas y universidades y los transportes públicos, entre otros servicios. Así, de los 24.236 millones de gasto que pretenden ahorrar, 16.236 millones saldrían de un ajuste de la Administración Central del Estado, organismos autónomos y Seguridad Social, según publica el diario Expansión. Otros 8.000 millones se recortarían de las comunidades autónomas y ayuntamientos. El fin último sería reducir al máximo la influencia del Estado en el producto interior bruto (PIB), una idea que va aún más allá del clásico neoliberalismo para entrar de lleno en el terreno de “la jungla económica”.
En general los ultraderechistas dicen pretender “restaurar la solidez de las finanzas públicas eliminando el déficit y reduciendo la deuda; reducir los impuestos; liberalizar los mercados y servicios; y reformar el llamado Estado del Bienestar, eliminando el de los políticos”. Es decir, menos inversiones públicas, más privatizaciones y privilegios tributarios para los ricos. Esa es la “nueva España” que quiere Abascal. Su propuesta de liberalizar el suelo para convertir terreno en suelo apto para ser urbanizado (todo el que no deba estar necesariamente protegido por motivos de interés público convenientemente justificados) provocaría la inmediata formación de una nueva burbuja inmobiliaria con los perjudiciales efectos que todos conocemos tras lo que ocurrió en 2008. “El mercado del suelo es especialmente rígido, su regulación provoca una escasez artificial que eleva su precio”, asegura Vox en su programa.
Abascal no lo dijo abiertamente durante el debate, pero su idea de las pensiones no dista demasiado de la progresiva privatización, que en definitiva supone la liquidación del modelo de prestaciones del Estado de Bienestar. Vox propone “un nuevo modelo para nuestras pensiones (mixto, de capitalización y reparto). Un sistema que se base en: 1. La solidaridad: garantizando una pensión mínima que se revalorice con el coste de la vida. 2. La propiedad: asegurando el derecho de los ciudadanos a disponer de ahorros propios al finalizar su vida laboral que complementen las pensiones mínimas”. Es esa segunda medida la que esconde un peligro evidente de privatización. Además, la frase que el líder ultra dejó para la historia en un momento del debate de anoche −que “en algún momento tendremos que elegir entre pensiones o autonomías”− es simplemente demagogia barata, un eslogan fácil que puede calar en mucha gente lega en economía, pero que no tiene ningún sentido.
En cuanto a la drástica reducción del gasto político que sugiere Abascal mediante la “eliminación de cargos y organismos duplicados, ideológicos o por cualquier otra razón prescindibles, así como cerrar organismos destinados a crear estructuras paralelas al Estado, las televisiones autonómicas, defensores del pueblo, Consejos Consultivos, Agencias Meteorológicas, etcétera” supondría el práctico desmantelamiento del Estado democrático surgido tras 1978.
En resumen, es cierto que Abascal propone una rebaja de impuestos, pero es a costa de beneficiar a las rentas más poderosas. En ningún momento dijo el líder de Vox cómo piensa sostener la Sanidad, la Educación y los demás servicios públicos. Porque sin impuestos no hay Estado de Bienestar. De lo cual se deduce que Abascal sabe mucho de patriotismo, pero poco de economía.

Viñeta: Iñaki y Frenchy

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