viernes, 19 de febrero de 2021

UN DEMÓCRATA

(Publicado en Diario16 el 12 de febrero de 2021)

Los momentos estelares de la historia siempre se recuerdan por los alegatos que dejaron los grandes hombres y mujeres que los protagonizaron. Recuérdese, por ejemplo, aquel célebre discurso de Winston Churchill radiado por la BBC el mismo día que los alemanes lanzaban su ofensiva sobre Francia y en el que invitó a su pueblo a “librar la guerra por tierra, mar y aire contra la monstruosa tiranía nazi”. O aquellas otras palabras de Charles Chaplin en El gran dictador justo en el momento en que un perturbado se disponía a incendiar el mundo entero (“y en tanto los hombres den la vida por ella, la Libertad no ha de perecer…”).

Hoy se ha vivido algo así en el Senado de Estados Unidos, donde estos días se sustancia el juicio por impeachment contra Donald Trump, acusado de incitar a la insurrección a sus hordas salvajes salidas de las cavernas y de conducirlas al violento asalto contra el Capitolio, en el que murieron al menos cinco personas. Sin duda, hoy ha sido el instante de gloria de un hombre, un representante demócrata por Colorado, Joe Neguse, que tras presentar las pruebas acusatorias contra el ex presidente de los Estados Unidos ha lanzado uno de los alegatos más conmovedores que se recuerdan en la historia de aquella nación.

Neguse parte de la tesis de que la retórica trumpista jaleó a sus partidarios hasta arrastrarlos a una espiral de violencia sin precedentes en una de las democracias más consolidadas y avanzadas del mundo. “Las palabras del presidente Trump en ese discurso del 6 de enero, al igual que las acciones de la turba, fueron elegidas cuidadosamente. Esas palabras tenían un significado muy específico para esa multitud”, asegura el senador. “Las semanas previas, durante y después de las elecciones, [Trump] usó las mismas palabras una y otra vez. Escucharán una y otra vez tres cosas: la gran mentira, paren el robo y lucha como el diablo para detener el fraude. Les pido respetuosamente que recuerden esas tres frases mientras consideran las evidencias hoy”, asevera el ponente.

En ese momento un silencio profundo y espeso se apoderaba del hemiciclo y la respiración de sus señorías podía percibirse con toda nitidez. Neguse se ha apoyado en una serie de vídeos y audios en los que uno de los alborotadores afirma seguir órdenes del expresidente Trump y en el que queda claro que entre los objetivos de la turbamulta golpista estaba “ejecutar” al exvicepresidente Mike Pence, según informaron los periodistas que se encontraban aquel día cubriendo el acto en el Capitolio. Pero el alegato que pone los pelos de punta y que ha emocionado a millones de norteamericanos de buena fe no concluía ahí, ya que dirigiéndose directamente a los republicanos, que todavía hoy siguen sosteniendo y dando cobertura a Donald Trump, les ha dicho: “Les pedimos humildemente que condenen al presidente por un crimen del que es abrumadoramente culpable. Porque si no lo hacen, si pretendemos que esto no sucedió, o peor aún, si lo dejamos sin respuesta, ¿quién puede asegurar que no volverá a suceder?”.

El brillante discurso ha tenido que salir precisamente de la boca de un negro para darle un mayor valor y una dramática dimensión histórica a la escena, que sin duda pasará a los anales de lo mejor de aquel país, junto a las intervenciones de Abraham Lincoln, Martin Luther King y el Obama más humanista y defensor de los derechos cívicos. La filosofía Trump es ante todo supremacismo y humillación de las minorías étnicas, así como de las capas sociales más desfavorecidas. De ahí la trascendental importancia que tiene que sea precisamente un hombre de origen afroamericano el que haya dado el último pase de pecho, con descabello político incluido, al magnate felizmente desahuciado de la Casa Blanca.

A menudo se dice que el nuevo populismo trumpista que se abre paso en el siglo XXI no tiene nada que ver con el nacionalsocialismo hitleriano, pero tal afirmación no es para nada cierta. Ambos fascismos entroncan y se funden en un mandamiento primero y esencial: que unas razas son superiores a otras, que una lengua y una cultura como la de origen inglés es superior a todas la demás y que un fenotipo como el anglosajón-rubio-protestante-rico es la tribu elegida por Dios para dominar el mundo. Los arios de Hitler son los Proud Boys de Trump, y entre todas las ideas y enseñanzas políticas que ha vomitado el fatuo expresidente norteamericano, esa es quizá la más nefasta y nociva de todas porque carcome el corazón y las entrañas de las gentes.

Anoten el hombre de Joe Neguse, hasta hoy un perfecto desconocido fuera de las fronteras de USA. Su discurso valiente y locuaz preñado de ilustración, derechos humanos, justicia, racionalidad y democracia ha arrojado un poco de luz en este mundo cada vez más oscuro, deshumanizado, reaccionario y enloquecido. Hacen falta muchos más Neguses, por supuesto que sí, para acabar con el violento trumpismo cada vez más extendido por todo el planeta. Pero, tal como él mismo insinuaba en su intervención parlamentaria, las palabras terminan germinando y arraigando como semillas en la tierra, y es más que probable que su alegato acabe dando frutos en las próximas generaciones de norteamericanos. Mientras haya alguien dispuesto a custodiar las palabras sagradas como igualdad, tolerancia, justicia, fraternidad y libertad no todo está perdido, por mucho que la bestia fascista haya regresado del averno con más ansia de odio y de poder que nunca.

Viñeta: Becs

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