miércoles, 1 de mayo de 2013

DÉJELO, DIMITA, VÁYASE


Señor Rajoy: este Uno de Mayo se lo están diciendo los seis millones de parados, se lo están diciendo los miles de desahuciados de sus casas, se lo está diciendo la sociedad en pleno, la calle, el pueblo. Déjelo, dimita, váyase. No es necesario que siga salvándonos de la crisis con sus recortes que más bien son hachazos, con sus ajustes despiadados y sus recetillas ultraconservadoras. Deje ya de jodernos la vida, oiga. Usted va a pasar a la historia como el presidente que pisoteó los derechos de los trabajadores, como el hombre que firmó la defunción del Estado de Bienestar, como el mayordomo dócil de una alemana insaciable que hacía topless juvenil y que cada vez le pide más y más. No sé si ha caído usted en la cuenta, señor Rajoy, pero la gente es que se muere de hambre en España, ya no aguanta este austericidio neoliberal que nos impone a hierro y sangre mientras los alemanes tienen fly, tienen party, tienen una sabrosura, como dice ese anuncio hortera de la TV. Déjelo, dimita, váyase. No siga por ese camino. Está muy bien que nos pida paciencia, pero la paciencia tiene un límite y no podremos aguantar tanta miseria y tanto paro hasta el horizonte de 2020, como reclama La Razón en esa infame portada. Las manifestaciones obreras de hoy deberían servir para que cambiara sus políticas de rumbo, señoría, aunque mucho nos tememos que seguirá ERE que ERE hasta que acabe con todo.    

Usted se ha convertido ya en un presidente invisible que, como una aparición mariana, se comunica con el país a través de un televisor de plasma. Ha quedado como un premier ectoplasmático, fantasmagórico, etéreo. Corre como un hurón por los pasillos del Congreso para no toparse con los impertinentes periodistas, se escabulle de las propuestas de pactos nacionales de la oposición y los sindicatos, se ha puesto feo de mentiroso, enfermo de corruptelas, sospechoso de pilletes, butroneros, apandadores y sobrecogedores. Ni siquiera ha sido capaz de dar un puñetazo en la mesa y poner a Bárcenas El Alpinista en su sitio. Será quizás porque el tesorero mojarra lo tiene bien cogido por los cataplines. No sabemos cómo lo ve usted, señor presidente, pero un jefe del Gobierno que se dice limpio, honesto e íntegro no puede seguir jugando al póquer con los jókers de la corrupción. Tenga en cuenta que el metódico juez Ruz sigue el rastro de esos sobrecillos mudos que iban y venían de Génova y que ha llamado a declarar ya, como imputados, a los donantes que hacían las transfusiones a sus filesas y sus gúrteles. Que no es por nada, señor Rajoy, que es por dignidad, por apresto, por compostura, porque aquí sobran sobres y falta honradez y atino. El tiempo se le acaba, tiene que decir algo, pronunciarse de una vez por todas sobre el gang de constructores que le estaban pagando las vacaciones por la cara a usted y a su equipo de ministros calvorotas. Lo de su partido ha sido un "suizidio" colectivo en toda regla, porque toda la cúpula pepera se había dado al paraíso suizo, al fumadero montañoso del negocio fácil, sin pensar que el dinero negro, como el chapapote, siempre deja una mancha indeleble. Pero es que ya nos da igual si los sobresueldos iban a Suiza, a Sebastopol o si se los llevaba Bárcenas a sus paseíllos por el Everest. Solo queremos que se vaya, coño, que nos deje tranquilos, porque se le sospechan demasiados gúrteles y lo mejor es que tome los cuatro sobres de mierda que llegaban al partido y que corra, como Woody Allen. 
El país se nos va al garete y a usted solo se le ocurre meter las narices en Informe Semanal para que emita reportajes bochornosos sobre el escrache ciudadano. Ya se le empiezan a notar los tics autoritarios, las maneras de antes, la censura franquista y el No-Do que todo gobernante del PP, como una niña del exorcista, parece llevar dentro de sí mismo. Cualquier día nos coloca a Urdaci al frente de los informativos para que vuelva a soltar por su boquita que lo de Atocha lo hizo ETA. Y que toda la culpa del paro la tienen los pérfidos sociatas. Of course.               

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