viernes, 17 de mayo de 2013

LA IGLESIA Y LA ESCUELA


De modo que entre los obispazos y Wert le han ganado el pulso al Estado laico y nos han vuelto a colar la asignatura de Religión por donde más nos duele. No solo eso, sino que le otorgan el mismo rango que a las matemáticas y se cargan Educación para la Ciudadanía. Por si no querías caldo, toma dos tazas. No solo es el triunfo de un modelo político educativo con tics retrofranquistas, sino el triunfo de la superchería sobre la razón, el triunfo de la Edad Media sobre la Ilustración, que es aún más grave. Pero no nos quejemos ahora, que la contrarreforma ultra se veía venir desde aquellas manifas domingueras fomentadas por la Iglesia en las que se cantaba Zapatero terrorista, Zapatero maricón. Quién sabe cuál será el siguiente paso de este ministro de la mala educación, de este ministro iluminado, fatuo y fanatizado que se quedó en los tiempos de Felipe II. ¿Españolizar por fin Cataluña, Gibraltar y la Venezuela chavista quizás? ¿Llevar a la escuela pública el espíritu nacional, la gimnasia aria en el Valle de los Caídos, los ejercicios de brazo en alto y cara al sol con dos cojones? ¿Suprimir la teoría de la evolución? 
Por lo que se va viendo, el Gobierno Rajoy se asienta sobre tres pilares principales: Iglesia, recorte al obreraje y manipulación informativa. Ya dan grima y asco los telediarios. Acabo de pillar a Marcos López, el presentador de la 1, cantando loas al superávit comercial de España y pasando de puntillas sobre las consecuencias de la nefasta reforma educativa. El otro día, en la 2, una monjita muy universitaria ella nos daba lecciones sobre la integración de la mujer. Y hace apenas un minuto, también en la 2 (ay, qué pena de la 2) una señora emperifollada (del opus, seguro) nos invitaba a leer la Biblia como terapia contra el desempleo. ¡Puag! Uno prefiere comerse los insectos proteínicos que nos recomienda la ONU antes que ver los informativos de la televisión pública, informativos tóxicos teledirigidos para devolvernos al nacionalcatolicismo, a la juerga del Rocío llena de rocieros analfabetos y borrachos, a los sanisidros con toreros que rezan a la Virgen, mano en el paquete. Qué tristeza de país, qué desolación. Ya no se trata de los seis millones de parados, ya no es la pobreza rampante que lo arrasa todo, ya no es la demolición total del Estado de Bienestar con todos sus nobles principios ni la devaluación de nuestra paupérrima democracia. Es la vuelta al clero todopoderoso del 36, al señor párroco mojando el churro entre olivares con el pobre chapero atontado (el churrero de Churra, lo ha bautizado la tele), es la vuelta al sorbito de extranjis al vinorro del cáliz, al sacristán chusquero repartiendo hostias en el recreo del internado, al canónigo modorrón que suelta latinajos en la misa, al beso al anillo de oro de su eminencia, al hijo secreto del cura, qué escándalo nena. Es la misma Iglesia que ha gobernado el cielo y la tierra por los siglos de los siglos, la que dice que es un crimen investigar con células madre para curar el cáncer (como si las células tuvieran alma y pensamiento propios). Nuestros jóvenes científicos exiliados en Estados Unidos por falta de becas y ellos aquí, aleccionando a los niños en la ciencia del catecismo, la letra con sangre entra, el reglazo en la palma de la mano y el padre nuestro al entrar al colegio. Este es el modelo productivo del futuro que quiere el Gobierno: que inventen otros, que aquí manda el crucifijo omnímodo encima de la pizarra y a cantar la lista de los reyes godos. En unos años tendremos grandes teólogos debatiendo sobre el sexo de los ángeles pero ningún Stephen Hawking, ése es el plan de estudios. ¡Cómo se equivocó Azaña cuando dijo aquello de que España ha dejado de ser católica! España no es sino el reducto espiritual de la Iglesia mundial, España no es más que un crisol de religión y sueños delirantes, España es una tribu medieval temerosa de Dios y una procesión de curas ensotanados levantando el santo bajo un sol católico. No salimos de la patrística, la escolástica y el cilicio en el muslo. No tenemos solución. País de meapilas atávicos, primitivos, cromañones. País de merde. Amén.              




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