jueves, 9 de mayo de 2013

LOS DONANTES


Los informes de la Policía van confirmando, como no podía ser de otra manera, que Bárcenas y los demás chicos del PP tenían muchos y variados donantes gurtelianos. O sea, que aquí había un filesa de donantes y donatarios, qué calladito se lo tenían. Eso es lo que ha pasado en España durante todos estos años licenciosos de burbuja loca y champán francés. Lo que pasaba era que había demasiados paganinis en nómina, un overbooking de donantes. Aquí todo el mundo donaba pastizara a alguien. Donantes por aquí, donantes por allá, un buen folladero de donantes. A Bárcenas El Escalador le donaban mucho parné los grandes constructores madrileños; a los barones del PP les llovían, como no, sus respectivas donaciones en sobres clandestinos; a Urdangarín le donaban Camps, Rita y Matas, mayormente; El Correa y El Bigotes (que son como el Esteso y Pajares de nuestros días) donaban calderilla fina a Camps, y a éste le donaban unos trajes caros los sastres exclusivos de la boutique Milano; Corina se dejaba querer y donar por el Rey, según se cuenta; y los del ERE andaluz (tampoco dejemos aparte a los sociatas, que todo es corrupción) se donaban a sí mismos los dineros de la UE y los reinvertían en hetairas y coca, me gusta tu mierda hermano. España era un inmenso y sucio banco de donantes, un servicio permanente de hemodonación dinerario que iba transfundiendo de un bolsillo a otro. Con tanta donación los gobernantes peperos eran yonquis que se metían por vena la dosis mensual, el chute negro de los donantes. Todos eran drogadictos de una especie de Trainspotting a la española dirigido por un casting de donantes anónimos. El motor de la economía no era el PIB, ni el Banco de España ni el BCE. El motor de la economía era un listado de donantes siniestros que inyectaban un sidazo de corrupción tras otro con sus infectadas donaciones. Andaba por el país un gran camelleo enfermizo de sidosos del soborno, chulazos, trapisondistas y mercachifles que iban donando un pellizquito aquí otro allá a todo quisqui, desde el último conserje pringado del más recóndito ayuntamiento hasta el yerno yernísimo del Rey. Vivíamos no en una democracia real, sino en una aristocracia corrupta de aprovechados y pispantes que donaban religiosamente su buena pasta en B al tesorero Bárcenas. Y así, donación a donación, sobrecito a sobrecito, se lo han llevado todo crudito, han vendido España por fanegas, mientras lo único importante para los señores del PP era que llegara la donación urgente del señor donante. Fue así como Suiza y Andorra se convirtieron en dos autonomías españolas más, con su financiación propia a base de donaciones que iban y venían, los marianitos de don Mariano a buen recaudo en las cajas fuerte y el pueblo, como decía Machado, buscando a Dios entre la mierda. De españoles por el mundo pasamos a corruptos por el mundo. 
Ahora vemos que el dinero de España estaba en manos de unos cuantos donantes desalmados. Ahora vemos que con tanta donación descontrolada el país se ha quedado desangrado, los desahuciados tirándose por el balcón, los estudiantes peleando en la calle la reforma Wert ("si somos el futuro ¿por qué nos dais por culo?") y los inmigrantes muriéndose de asco y olvido (el olvido es la peor de las enfermedades) porque no tienen para pagar la dolorosa del hospital. El dinero del Estado se lo han llevado, céntimo a céntimo, entre donante y donante, entre Bankia y Bankia y tiro porque me toca, y ahora, como no hay un duro, quieren privatizarlo todo, las prótesis de los enfermos, los lápices de las escuelas y hasta las bragas de las enfermeras.     
Aquí no había democracia, qué va, y esto no es una crisis, sino los efectos colaterales de un gang de donantes (¡qué engañados nos tenían!) que se donaban endogámicamente, los unos a los otros, y que se lo montaban en plan dolce far niente, la refinada holgazanería, también don Carlos Fabra (un beso, chato), que ahora va y sale con que Bárcenas es un sinvergüenza. Le dijo la sartén al cazo. Al Capone dándonos lecciones de ética y moral política. Lo que nos faltaba por ver. Qué país.    

Imagen: eljueves                       

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