jueves, 5 de septiembre de 2019

CRISTIANOS DE PACOTILLA


(Publicado en Diario16 el 22 de agosto de 2019)

El PP quiere que Pedro Sánchez dé explicaciones en el Congreso de los Diputados sobre la gestión de España en el caso del Open Arms. Ahora los populares, para quienes la política de inmigración siempre ha sido una simple cuestión de seguridad y orden público (no social ni humanitaria) se ponen exquisitos con el Gobierno y exigen medidas que ellos nunca adoptaron cuando estaban en el poder. Cuca Gamarra, vicesecretaria de Política Social del PP, ha criticado la “falta de coherencia” del PSOE en la crisis generada tras la operación de salvamento llevada a cabo por la oenegé en aguas del Mediterráneo. Para Gamarra las cuestiones de inmigración deben afrontarse con el “apoyo de la oposición” y Sánchez “no ha descolgado el teléfono para hablar del asunto con nosotros”.
Según la vicesecretaria, el Ejecutivo socialista está jugando a la “demagogia” con el asunto del Open Arms, y se ha podido ver la “improvisación del presidente del Gobierno en funciones”. “Nosotros hubiéramos afrontado el problema desde el punto de vista europeo. Lo que el PP habría hecho es reclamar de sus homónimos europeos una respuesta conjunta. Lo que no hubiéramos hecho es afrontarlo como una cuestión española, sino de la UE”, agrega. Sin embargo, cuando es preguntada sobre si el PP hubiera ordenado traer el barco con los migrantes a España para prestarles socorro y asistencia sanitaria, que es la clave de este triste episodio, Gamarra no se moja y se limita a poner la pelota en el tejado de Bruselas.
Para la vicesecretaria popular, Sánchez no acierta nunca, ni cuando hace un año decidió traer al puerto de Valencia al buque Aquarius (según ella entonces el líder socialista actuó con “la absoluta demagogia de aprovechar políticamente una crisis humanitaria”) ni hoy por los supuestos bandazos que ha dado con el Open Arms, cuando ha ido proponiendo “cada día un puerto distinto” donde acoger a los inmigrantes.
Las contradicciones de la vicesecretaria en este asunto son flagrantes. Decir que el Open Arms es un asunto de Europa cuando es precisamente Europa la que se ha desentendido del problema es sencillamente absurdo. En ese barco había gente que necesitaba ayuda humanitaria urgente y lo prioritario era llevarla a un puerto seguro cuanto antes −como exige el Derecho Internacional Marítimo cada vez que se produce un naufragio−, no solicitar una reunión de los países miembros de la UE para debatir sobre cuestiones bizantinas. Pero es que además está hablando alguien como Gamarra, alto cargo de un partido que cuando ha gobernado se ha caracterizado por la nefasta gestión de su política migratoria. El PP es el partido que fracasó a la hora de detener el flujo de inmigrantes (durante sus sucesivos gobiernos se disparó la entrada de extranjeros en España que eran explotados en la burbuja inmobiliaria); el partido de los centros de internamiento repletos de personas retenidas como delincuentes y sin una causa justificada; el partido de las devoluciones en caliente, de las concertinas en la valla de Melilla, de la escasez en inversiones sociales y policiales para afrontar el problema con garantías; y el partido de la nula influencia en Bruselas, donde jamás logró que la UE se implicara a fondo en el inmenso problema migratorio en la frontera sur española. Habla, en definitiva, la responsable de un partido político que no sabe hacer otra cosa que demagogia cada vez que se plantea el espinoso problema migratorio y que según se deduce de las declaraciones de sus dirigentes ni siquiera habría tenido la decencia humana y la dignidad de ofrecer un puerto español seguro ante la crueldad del torturador ministro del Interior, Matteo Salvini.
Con todo, lo más preocupante del discurso del PP de Pablo Casado presentado por Cuca Gamarra es comprobar lo cerca que se encuentra ya ese partido de los postulados de Vox, que ha calificado al Open Arms de “barco negrero”, “cómplice de las mafias internacionales” y “base operativa de la extrema izquierda”. En efecto, cuando se le pregunta por las xenófobas declaraciones del líder de la formación ultranacionalista, Santiago Abascal, Gamarra se muestra condescendiente y hasta comprensiva con sus socios de “trifachito”: “El tono y las formas son importantes como ejemplo a los ciudadanos que depositan en nosotros su confianza”, se ha limitado a asegurar la portavoz popular en una especie de cariñosa reprimenda. Resulta cuanto menos llamativo que un partido que en sus estatutos se define como “cristiano”, como es el PP, no se sitúe abiertamente en contra de aquellos que hacen y dicen cosas tan alejadas del cristianismo como negar el socorro y la ayuda a un grupo de náufragos a punto de morir ahogados en el mar.
Gamarra tampoco ha querido decir ni una sola palabra sobre la denuncia que Vox ha interpuesto ante la Fiscalía General del Estado contra la oenegé Open Arms por presuntos delitos de infracción de la Ley Marítima y colaboración con organización criminal para el tráfico de personas. Un inmenso disparate desde el punto de vista jurídico y humano con el que Gamarra y la dirección de su partido, a la vista de su elocuente silencio, parecen estar de acuerdo.

Viñeta: El Koko Parrilla

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