viernes, 26 de diciembre de 2014

PABLO

 (Publicado en Revista Gurb el 5 de diciembre de 2014)

Y mientras Jaume Matas hace ensaimadas de arcilla en el taller de artesanía del penal segoviano, mientras Bárcenas escribe un novelón sobre las trapacerías del PP en su celda marrueca, en plan Cervantes, mientras Carlos Fabra proyecta un aeropuerto que pase por el patio de la prisión de Aranjuez, para darse el piro con un buen plan de fuga, y la Pantoja medita conciertos benéficos para las reclusas de Alhaurín de la Torre, Pablo Iglesias sigue frotándose las manos.
Pablo no tiene que hacer nada para llegar a la Moncloa, ya se lo dan todo hecho los manús, chorbos, fulanos y choris que han dejado España más tiesa que el bolsillo de Cachuli, que ayer le eché un ojo al biopic de Telecinco sobre los desfalcos malayos del exalcalde de Marbella y es un truño, gitana tú me quieres. A El Coletas, como ya lo conoce el pueblo llano, le basta y le sobra con sentarse en la puerta de su casa para ver cómo van pasando los cadáveres políticos en dirección a la trena. Se equivocan quienes quieren ver en Pablo a un populista bolivariano. Pablo es un comunista de la corriente Alcampo, la consecuencia lógica de un materialismo histórico que empieza en las barbas del patriarca Marx, pasa por la euroestafa de Carrillo y el cachondosocialismo renovador de Felipe González (más los proletas con chalé adosado de la UGT) y culmina en la teología de la liberación imposible de Anguita y Llamazares. La izquierda, históricamente, cuando no ha estado pegándose un tiro en el pie o perdiendo guerras o vendiéndose al gran capital ha caído en la utopía irrealizable. Y en ese proceso de renuncias y resignaciones ha entrado sin remedio Podemos, que empezó bordando rojo ayer y empieza a desteñirse hoy con las primerizas nieves del invierno. Esta película parece que ya la hemos visto antes. Hasta la cantinela de la OTAN (de entrada salida) es un remake felipista. A la primera sentada que han convocado para hablar del programa económico van y renuncian al impago de la deuda externa, al salario básico universal, a la salida del euro y a la jubilación a los sesenta, todo de una tacada. Esto ha sido un nuevo Suresnes, solo que sin exiliados famélicos con chaquetas de pana y con mucho tufo a porrete y mucho piercing. Si la reunión llega a durar una hora más terminan abrazando la democracia cristiana.
Los indignados, pobres de ellos, van camino de convertirse en resignados, y eso que a mí Pablo Iglesias me cae bien, no ya por su coleta, que eso me la pela, sino porque habla claro y sin miedo y porque está por encima de la media de los políticos en cuanto a cantidad y calidad neuronal. El nivel está muy bajo y luego pasa lo que pasa, que sale Cotino del juzgado, se trabuca delante de los periodistas, le traiciona el subconsciente freudiano y suelta eso tan extraño de “puedo haber metido la mano pero nunca la pata… aaay, perdón, al revés”. Ahí tiene el fiscal la confesión, ahí tiene el negro remordimiento aflorando y aflorando, más claro agua, que lo enchirone ya, coño. La política es una forma de maldad, decía Vargas Llosa, y Podemos ha llegado para luchar contra una maldad enquistada en nuestra clase política, endogámica, omnipotente. Pablo, samurai de la izquierda con perilla y quimono de cuadros, ninja de trenza caballuna y ojos achinados, mandarín del rojerío 15M, viene con una filosofía troskista postnovísima muy bien intencionada en lo teórico pero inalcanzable en lo práctico. Y eso que el chico lo tiene todo para triunfar: vasta cultura, piquito de oro, tirillas por tipitín y encima parece honrado. Es un pata negra como no se había visto otro desde los tiempos del gitanazo Isidoro. Hasta el apellido bíblico y fundacional de mesías de la izquierda le acompaña. Reúne la fuerza del compañero del metal y la fe ciega del minero. Cuando le escucho hablar con ese fervor racial, virginal, indómito, cuando le oigo soltar todas esas ideas elevadas y justas contra la casta (después de asistir atónito a las mentiras del follarín Monago, a las mezquindades de la repija Anita Mato y a los desprecios del indolente Rajoy para con los "salvapatrias de las escobas") se me viene la urna a las manos con la papeleta morada de Podemos ya metida dentro y todo. Y sin embargo, hay algo que me chirría desde el principio en esta muchachada postrevolucionaria de nuevo cuño. No sé qué es, no sé si son las viejas tonadillas de la guerra en plan borrachuzo desafinado que suelta Monedero cuando se va de mitin, las becas sospechosas de Errejón o ese postureo que se traen todos en los cabarets televisivos de la Sexta. Ya lo ha dicho con acierto Joaquín Sabina: "Me pasa con Podemos lo de una canción de Serrat; me gusta todo de ti, pero tú no". Y es verdad. Será que hemos visto tanto latrocinio que ya no nos fiamos ni de nuestra propia sombra. Será que nos han hecho perder la fe. Será que se nos ha metido en el tuétano la fría mentira. Qué será, será…

Ilustración: Artsenal/Juan Hervás

jueves, 11 de diciembre de 2014

LAS INJUSTICIAS DE LA JUSTICIA


(Publicado en Revista Gurb el 21 de noviembre de 2014)

A menudo escuchamos en las tertulias, en la taberna y en la calle, esa curiosa frase que llama poderosamente la atención: "Hoy han entrullado a fulanito por corrupto, al menos la Justicia funciona". Aún nos sorprende que entre tanto lodo y tanta mentira todavía queden jueces que se atrevan a meterse con el poderoso y cuando lo hacen lo vemos como un gesto de valentía, de arrojo profesional, casi de heroicidad altruista. Es como esa noticia que cada cierto tiempo vuelve a los periódicos: "Gesto de honradez, un taxista se encuentra un maletín lleno de dinero y lo lleva a la Comisaría". Nuestros políticos han puesto el nivel de decencia a la altura del sucio barro y por eso nos quedamos asombrados cuando nos encontramos con jueces y magistrados dispuestos a cumplir con su trabajo, con su obligación, como si aplicar la ley fuera algo excepcional y no lo normal en un Estado de Derecho. En España, a un hombre que ficha a su hora y no se lleva la mordida se le ve como a un bicho raro. A esta anormalidad democrática han contribuido los chicos del Gobierno, que cuando les pillan unas tarjetas black, unos viajes de follisqueo a las Canarias a gastos pagados o una cuenta jugosa en la lejana y cimarrona Suiza se ponen estupendos y suelen decir aquello que chirría tanto de "en el PP estamos dispuestos a colaborar con la Justicia para aclararlo todo". Vaya gracia, como si pudieran hacer otra cosa que colaborar con el juzgado. Aún no han entendido que en democracia no hay nada más sagrado que el imperio de la ley, al que todos, incluso ellos, están sometidos sin distinción alguna.
En este país nuestros políticos se sienten impunes, intocables santones, deidades absolutas que piensan que colaborar con la Justicia es un favor que le hacen al pueblo llano. Solo que en este país hace tiempo que hay Constituciones, leyes, normas que cumplir, ya no es un cortijo franquista, por mucho que algunos se empeñen en hacernos creer que España les pertenece. Y, ay señor mío, a veces ocurre que salen jueces y fiscales encampanados que le echan un par de bemoles al asunto a la hora de ponerle el sello de denominación de origen al chorizo de turno. Qué le vamos a hacer, son las reglas del juego, los riesgos de vivir en una democracia, y de vez en cuando sale un fontanero Don Limpio como el juez Garzón y depura las cañerías mugrosas de la Gurtel; o un avezado electricista como el juez Castro y arroja algo de luz en los oscuros salones de la monarquía; o un buen cirujano como Elpidio Silva va y extirpa a un banquero cancerígeno, porque Blesa es como un tumor que se lo come todo, mayormente nuestros ahorros. A menudo el poderoso suele tildar a estos profesionales de la magistratura, despectivamente, de jueces/estrella, como si solo buscaran salir en el Hola. Pero más que jueces/estrella algunos terminan siendo jueces estrellados que como Garzón y Elpidio pagan la osadía de hacer bien su trabajo y son injustamente apartados de la carrera judicial. Entre la jet lo que se lleva ahora es cazar elefantes en Kenia, perdices en Albacete y jueces en la Audiencia Nacional. La piel del togado se cotiza más que la del leopardo. España se ha convertido en un gran coto privado de monterías, la preciada cabeza del juez indómito colgando sobre la chimenea, con la lengua fuera, y el pueblo al servicio del señorito, como aquellos santos inocentes de Delibes, Milana bonita.
Al poder no le gusta que nadie vaya hurgando en sus falsos ordenadores, en sus archivos ocultos, en sus privilegios ancestrales y mucho menos un señor honrado
de Valladolid que se sacó judicaturas con la mala costumbre del esfuerzo y del trabajo. A la derechona (y por lo que parece tampoco al hoy disminuido PSOE) jamás le ha interesado un poder judicial fuerte e independiente, estructurado, bien dotado de medios humanos y materiales para desempeñar su función. Va contra su concepción patrimonialista del Estado, contra sus negocios espurios, contra su política basura del tres por ciento. Y así han pasado los siglos, sin que los dos grandes partidos se pusieran de acuerdo para arreglar los problemas de la Justicia, que al final ha quedado como un viejo y polvoriento desván que a nadie le interesa limpiar. Eso de que un señor vestido de negro vaya por ahí deteniendo ladrones de guante blanco, azul o rojo, atenta contra el sistema, introduce un elemento de orden en el desorden de la ley de la selva, que es en lo que ha quedado hoy nuestro país, y va contra la ideología imperante del butroneo, el favorcillo y el amigacho. Un juez honrado molesta mucho. Por eso hay que largarlo a provincias, al Registro Civil o a su casa a plantar coles. Y visto para sentencia.

Ilustración: Adrián Palmas

viernes, 5 de diciembre de 2014

LA VANGUARDIA ÁGATHA




(Publicado en Revista Gurb el 5 de diciembre de 2014)

Diseñadora, icono vanguardista de la movida madrileña, señora de Pedro J. Ramírez, marquesa y baronesa, original como ella sola, excéntrica, transgresora, incomprendida a veces… Ágatha Ruiz de la Prada (Madrid, 1960) sigue estando en la brecha de la moda, aunque los tiempos de crisis que corren, "tiempos low cost", como ella dice, han provocado que ya nada sea como antes en el sector de la pasarela. "Me da mucha pena cuando oigo hablar de los años ochenta. Unos se han muerto y otros han cerrado", afirma. De Rajoy asegura que no tiene un buen look porque "el pobre no tiene atractivo físico", cosa que Pedro Sánchez sí, porque "éste es más guapo", mientras que aplaude que Pablo Iglesias compre su ropa en Alcampo. "De él me quedo con su coleta, me parecen guapísimos los hombres con coleta, pero no con las cosas que dice". Nos cuenta que Pedro J. está "aburridillo" después de su salida de El Mundo, porque su vida “siempre ha sido el periódico”, y le apena que algunos amigos del diario le hayan dado la espalda. Hace unos días, Ágatha pasó por Murcia Open Design 2014, la semana de la moda murciana, donde tuvo ocasión de demostrar que, por mucho que cambien los tiempos, ella siempre estará a la última. "No hay familia que no tenga algo de Ágatha en su casa", recuerda con orgullo.

Foto: Marcial Guillén

Entrevista completa en Revista Gurb