domingo, 28 de febrero de 2016

LA CULPA DE TODO ES DE PODEMOS



El PP nos vende la burra de que Podemos es ETA. El PSOE nos vende la moto de que Podemos es lo mismo que el PP por no sumarse al engendro de pacto. De modo que Podemos es ETA y el PP al mismo tiempo. Etarras peperos rastafaris, algo así deben ser los de Podemos. El país entero anda hecho unos zorros, no ya de ahora, sino de hace años, de siempre, y por lo visto la culpa la deben tener esos demonios bolivarianos con rabo y cuernos de Podemos que han salido de alguna parte para joderlo todo. La crisis no la trajo Zapatero con su miopía económica sino Podemos. La quiebra de los bancos no ha sido cosa de los cacos con antifaz del bipartidismo que andaban repartiéndose el pastel de las cajas de ahorros (más alguno que otro de Izquierda Unida) sino que es todo delito y falta de Podemos. La corrupción gurteliana y púnica para nada ha sido autoría de caciques ni de concejales cleptómanos ni de Espe Aguirre o Rita la cantaora, sino que es obra de Podemos. Podemos es el gran culpable de los males de España, no solo de que no se firme el pacto de rendición de la izquierda, sino de mucho más, del desgobierno del país, del paro, del problema de Cataluña, del pujolazo de Pujol, de los recortes, de los desmanes de la Corona, de los ERES de Andalucía, de la tartamudez de Rajoy, de la dictadura venezolana, de la bomba de hidrógeno de Corea del Norte, del hambre en el mundo y hasta de la muerte de Manolete. La casta ha encontrado un chivo expiatorio perfecto para purgar los pecados de España: los indignados de Podemos que tienen el corazón rojo y el ano en carne viva de tanta sodomía. Cuando la sopa está fría en casa del señorito hay que buscar culpables entre los criados, entre los mayordomos, en el servicio. No importa que Podemos haya llegado a la política hace un cuarto de hora, no importa que sus dirigentes sean ciudadanos bisoños e inexpertos (y hasta algo arrogantes y orgullosos como Pablo Iglesias) no importa que hayan salido de la indigencia de la calle para entrar en el Congreso con la boca abierta, con una mano delante y otra detrás, unos bongós de titiritero y una gallina bajo el brazo, como aquel Paco Martínez Soria del cine caspa. Aquí el PP no tiene ni pizca de culpa de que el país no levante cabeza y haya trece millones de españoles en riesgo de exclusión social. Aquí el PSOE no sabe nada de nada tras haber matado el socialismo real y haber vendido a la izquierda al gran capital, a los fulanos del Ibex 35, a las puertas giratorias y a los amigachos ricos de González. Aquí todos los males de España tienen un solo nombre y denominador común: el peligroso comunismo bolchevique y leninista 3.0 de Podemos que aún no ha hecho nada, que ni siquiera le ha dado tiempo a sacar la hoz y el martillo para cortar unas cuantas cabezas, que acaba de sentarse en el escaño podrido e inútil del Parlamento y en cuatro ayuntamientos de pueblo. Yo creo que va a ser Podemos el culpable de todo, de los noventa escaños de mierda que le quedan al PSOE tras 130 años de épico socialismo venido a menos. Va a ser Podemos el responsable de que no se firme ese pacto infame con Ciudadanos que deja en bragas al pueblo llano (si es que aún le quedaba la braga y no estaba ya en cueros integral). Todo lo que pase a partir de ahora en este país será única y exclusivamente culpa de los revolucionarios melenudos de Podemos que tienen hambre y sed de justicia y encima no se lavan. La culpa es de ellos y solo de ellos. De los andrajosos de Podemos.

Viñeta: El Koko Parrilla.

sábado, 27 de febrero de 2016

RITA SE LO MONTA

Yo de mayor quiero ser como Rita. Ni que me toque la quiniela, ni el euromillón, ni que me salga un abuelo Florenci por ahí, en Suiza o en Andorra, un suponer. Nada de eso. Yo como Rita, como ella, igual que ella. Rita se levanta por las mañanas y en vez de ir a trabajar al Senado, a fichar como dios manda, a dar el callo y a poner leyes por el bien del país, se va a la pelu, o a pasear al perro o al Corte Inglés a comprarse un modelito rojo, otro más (cambie ya el rojo, señá Rita, que el rojo no se lleva este año y además engorda y no le favorece nada, no sé si se lo han dicho después de tantos años). Rita, sin pegar ni chapa, por el morro, por la face, se levanta 4.636 euros de vellón, toma castaña, chúpate esa marquesa, y eso sin tener en cuenta las dietas por desplazamientos, taxis, comidas y demás chanchullos varios. Rita se pone fina de dietas, pero nunca está a dieta. Rita se lo ha montado muy bien, vive la vida loca, trinca de aquí y de allá, del Senado, del PP, del carguete que va aguantando como puede sin dimitir, sin hacer nada, solo dándole a la mui, al palique fino, al piquito de oro. Ella no necesita trabajar porque tiene la retórica sofista muy bien entrenada y hoy da una rueda de prensa para decir que es superinocente de todo y mañana la da para acusar a Felipe González de montar el Gal y al día siguiente para darle las gracias a Paco Camps o para contar cuatro batallitas viejas de la America's Cup o de la Fórmula uno, cuatro tonterías de nada que si se saben contar con arte y salero, como las dice ella, con ese gracejo, con caloret, dan el pego ante los periodistas sin problema ninguno. Qué más da lo que diga Rita si lo importante es el trinque de la nómina tonta, el cobrar sin trabajar, el cifrar a final de mes sin pasar por el Senado ni para preguntar por la mujer del conserje, que está con la gripe la pobre y nadie se acuerda de ella. Qué más da que los de la UCO sigan acumulando papel y contratos sucios, metiendo micrófonos en las alfombras putrefactas del ayuntamiento, investigando, indagando, husmeando en todos lados. El que pudiendo no evita el delito, lo consiente, dice el gran Séneca, y ya todos los amigos de Rita del PP valenciano están en la cárcel, por consentidos, por mimados, por permitidos, así que para qué angustiarse ya. Rita se lo está montando fetén, a tope con la Cope, y uno de mayor no quiere ser ni actor de cine, ni celebrity, ni concejal de Urbanismo, ni Pequeño Nicolás, ni Neymar ni un Justin Bieber de la vida, ni nada. Uno quiere llegar a Rita, igualarla, imitarla, ser como ella, siquiera parecerse un poco, porque ahí está el secreto, la conquista de la felicidad, que diría Bertrand Rusell, llenarse el bolsillo sin pasar por el curro, convertirse en una fábrica con patas de hacer dinero fácil, montarse en el dólar sin dar un palo al agua. Rita, entre cardado y cardado en la pelu, entre boutique y boutique, entre taxi y taxi para no ir a ninguna parte y entre copazo y copazo, se lo ha sabido hacer. Yo de mayor quiero ser como ella. Como Rita, coño.

 Viñeta: Igepzio

viernes, 26 de febrero de 2016

LA CIENCIA DEL PILLAJE



Amaya es doctora en veterinaria y una brillante investigadora que no encuentra trabajo y que pasó casi dos años sin recibir ni una beca ni un mal subsidio para poder sobrevivir. Durante meses estuvo enviando su imponente currículum lleno de matrículas de honor, másteres y cursos en el extranjero a diferentes empresas nacionales. Nadie la contrataba. Era demasiado buena. Entonces optó por tomar medidas drásticas. Bajar el nivel, mediocrizarse, borrar el doctorado de su impecable expediente académico y convertirse en una asalariada en paro sin ninguna formación ni titulación profesional. Encontró trabajo a la primera. El empresario español es un depredador despiadado que cuando huele mano de obra barata saliva impúdicamente. "Ahora al menos estoy contenta, puedo comer, pagar las facturas, tengo dinero para invitar a mi familia cuando salimos alguna noche a cenar", asegura. Amaya ha tenido que ocultar su talento y conocimiento -algo que por lo visto es como para avergonzarse en este país de bandoleros, paletos y mediocres- y así salir adelante. Su caso no es el único: en España son legión los ingenieros que montan bares, los médicos que reparten pizzas, los biólogos e historiadores que trabajan como cajeros en centros comerciales. Es la realidad pura y dura de este país donde nuestros mejores cerebros, cuya formación ha costado una fortuna al bolsillo del contribuyente, tienen que emigrar a California. Allí los yanquis, siempre más inteligentes que el estúpido ibérico, le ofrecen un trabajo y un futuro para que puedan desarrollar sus conocimientos. El español solo sabe de una ciencia: la ciencia del pillaje, ahí somos premio Nobel. En España hay fuga de cerebros, los de la ciencia y los del crimen organizado, que siempre se acaban fugando, mayormente a Andorra. Los japoneses nunca han tenido petróleo, ni gas, ni carbón, son un país pequeño sin apenas recursos naturales pero tienen todo un ejército de laboriosos chinitos amarillos pagados por el Estado para que hagan chips, naves espaciales, transistores y ciencia, mucha ciencia full time las veinticuatro horas del día. Ese ha sido el secreto de su éxito como nación y como potencia mundial. Aquí, en España, tenemos lo de siempre, la miseria y el hambre secular, los olivos sabios que duermen la sequía perezosa, los caciques y señoritos que nos chupan la sangre, el parado del PER que masca tabaco malo bajo un sol rabioso de ignorancia y una tribu de ingenieros y universitarios brillantísimos que estudian para vendimiadores, temporeros y camareros en la Costa del Sol. Seguimos teniendo la mejor lana del mundo para que otros se lleven la tela y los telares. Este es el falso milagro que ha obrado el capitalismo folclórico y de amiguetes de las FAES. Este es el sempiterno y aznariano 'España va bien' que como una letanía religiosa, como un soniquete machacón, nos repite a diario nuestro Gobierno plagado de familias sicilianas, asaltacaminos y butroneros. Cuatro cosas no pueden ser escondidas durante largo tiempo: la ciencia, la estupidez, la riqueza y la pobreza, decía Averroes, y en España ya no se puede tapar todo eso que nos ha caído encima como una plaga bíblica (la riqueza y la ciencia solo para provecho de unos pocos). Mientras Rita gruñe que no dimite como una ogra en celo y su equipo entero prepara el traje a rayas, mientras Blesa y Rato andan escondiéndose por las esquinas para que los preferentistas no los descalabren de un cartelazo, mientras los reyes y duques arrastran su ignominia y sus vicios de sangre por palacios de injusticias, España se agota en su historia cíclica, brutal, inculta y paleta. Tenemos lo que nos merecemos. Un montón de sabios en el exilio y un pueblo tonto pegado al Gran Hermano. Peste de maldición.

Viñeta: Igepzio 

jueves, 25 de febrero de 2016

SÁNCHEZ NOS DA EL CAMBIAZO



Pedro Sánchez nos prometía el gran cambio, el giro a la izquierda de la mano de Iglesias, pero tras ponerse a la ribera de Rivera mucho nos tememos que el cambio se ha quedado en cambiazo. Es lo de siempre. Es la vieja política que el PSOE viene haciendo desde los tiempos inmemoriales de San Isidoro de Sevilla, o sea Felipe, profeta de esta religión extraña que es el socialismo sin socialismo. A priori el PSOE siempre promete mucho cambio, mucho socialismo y mucha novedad, pero al poco rato llegan las rebajas de febrero, la reforma laboral se queda como está, el salario mínimo sube un nada por ciento y los ejecutivos del Ibex se aflojan los tirantes y respiran tranquilos, satisfechos. Los coqueteos de Sánchez con Ciudadanos no vienen solo por necesidades de la investidura, sino porque esta gente, el PSOE de los señoritos y las baronías, nunca fueron el socialismo auténtico, sino un grupo de oportunistas huidos del franquismo, falangistas reciclados en demócratas, amigos de amigos que buscaban carguete, alcaldía o escaño de panllevar. Con este material humano, más algunos artistas y culturetas engañados que daban color a la cosa, se montó el PSOE, gran timo del siglo decadente español. Ayer, Sánchez mostró la auténtica cara del partido. Se vio a las claras que lo que le pone en realidad es la vuelta de tuerca a la derecha, destiñendo el rojo que tú bordaste ayer y coloreando la rosa de un naranjinto naif. Lo que se ha firmado es un híbrido antinatura, ahora que la familia Delibes alerta de que hay una nueva especie en la meseta, los cerdolíes, mezcla de cerdos y jabalíes, que puede resultar un desastre ecológico. El pacto PSOE/Ciudadanos será otro desastre, una especie invasiva que dará la puntilla a la socialdemocracia en peligro de extinción. El colmo de la traición a la clase obrera (si es que aún queda clase obrera en este país de parados y miserables) se consumó cuando Sánchez definió al PSOE como un partido de centro-izquierda. Mucho nos tememos que la coletilla de izquierda la pone con la boca pequeña, como con vergüenza y por disimular. De modo que a partir de ahora ya sabemos lo que es en realidad el PSOE de Sánchez, por si cabía alguna duda, su renuncia al socialismo real, su apuesta por el centro, el centro que no es nada, ni chicha ni limoná, ni blanco ni negro, solo el éter, el vacío, la entelequia política, una estafa más, un recurso facilón que da para engañar al personal cada cuatro años, y ya ni eso, porque el español se huele la tostada quemada y rancia de tanto tiempo. El PSOE, desde ayer, es la UCD de la Segunda Transición y Sánchez su Adolfo Suárez. Solo que ya sabemos el triste final que deparó aquel experimento. Ahora que Rajoy es presidente no en funciones, sino en defunciones, también el PSOE ha entrado en la deriva mortuoria, languideciente, terminal. Por ese camino de pactos con los jovencitos de la nueva derecha guapa y neopija española, el PSOE solo puede llegar a un lugar: al cementerio de los elefantes.

Viñeta: Igepzio En Viñetas.

miércoles, 24 de febrero de 2016

EL PACTITO FEO


De una rosa marchita y una naranja envenenada no puede salir nada bueno para el país. Sánchez se pasó la campaña diciendo que Rivera era la derecha de siempre, el falangismo joseantoniano y la marca blanca del PP. Nunca pactaré con ellos, dijo el secretario general sacando pecho. Pero llegado el momento se arroja en sus brazos, entrega el país al gran capital y pacta con la derechona de siempre y el más de lo mismo. El acuerdo de Gobierno que han firmado Sánchez y Rivera, más pactillo que pacto, por mucho que Sánchez haya querido venderlo a bombo y platillo como algo histórico para España, no solo es contra natura, sino una traición a la izquierda y además no suma, por lo que se antoja un teatrillo de variedades políticas para que los dos líderes puedan salvar la cara. El documento no apuesta por un giro real a la izquierda ni supone un cambio sustancial en lo económico ni deroga la infame reforma laboral de Rajoy, origen de todos los males y la desigualdad social. Por si fuera poco, santifica el despido con doce raquíticos días de salario, solo sube un miserable uno por ciento el sueldo mínimo, sigue admitiendo que los imputados por corrupción vayan en listas como candidatos y deja en pie la ley mordaza. Si este es el cambio progresista que nos prometía Sánchez por mí puede guardarse los cambios en su cajón de mago barato porque no me valen. Uno quiere ver buenas intenciones en las políticas sociales del PSOE, en la ley de dependencia, contra el machismo y la memoria histórica, pero a la hora de la verdad, a la hora de hablar de la filosofía económica, el meollo de la cuestión, este partido se raja, como siempre, y termina en el cachondosocialismo y el felipismo de Armani del que ya tenemos suficiente y sobrada experiencia. El pactito feo PSOE-Ciudadanos es un parche para ir tirando, un apaño, un cambalache, una puesta en escena para salir del paso y un espaldarazo a las políticas neoliberales que tanto sufrimiento han ocasionado a las clases populares. No esperará el PSOE que Podemos firme esta patraña, esta puñalada trapera a la izquierda y al pueblo llano. La patronal se frota las manos, las aguas vuelven a su cauce tras el torbellino. Con este PSOE hace tiempo que no se puede ir ni a la esquina a tomar un café. Están cavando su propia tumba. Ellos sabrán.

Viñeta: El Koko Parrilla

LOS PERIODISTAS DE INVESTIGACIÓN


Me asomo a la ventana de la televisión y veo que florecen como setas los periodistas de investigación. Ya hay más periodistas de investigación que personas. En la Sexta sobre todo, pero también en Cuatro, en Antena 3 y hasta en la tele local del último pueblo perdido de España (en Televisión Española no, en Televisión Española es más difícil encontrar un periodista de investigación que una neurona potable en Gran Hermano). Es innegable que el periodismo de investigación está de moda, en lo político, en lo social, en lo deportivo con Pedrerol y los chanchullos de Neymar y hasta en la prensa rosa, donde se investigan cosas cómo de qué color llevará hoy los gayumbos Amador Mohedano. Todos juegan a ser periodistas de investigación astutos y avezados para salir todo el rato en la tele y escribir el librito de turno donde explican cómo trincaron a ese fulano del Ayuntamiento de Cuenca o de Soria que se llevó cuatro perras a Suiza. La verdad es que trabajo no les falta en esta España invadida por yonquis del dinero en plan walking dead. No hace falta rascar mucho para sacar un escándalo superior. Cuando el PP está en plena descomposición de tanto caso mayúsculo, cuando no queda un solo hombre honrado ni en autonomías ni en ayuntamientos ni en diputaciones provinciales, cuando ya se lo han llevado todo, es fácil hacer periodismo de investigación bajo el amparo protector del maestro Ferreras y su magnífico Al Rojo Vivo. Pero sucede que hace solo unos años, cuando el poder del PP era omnímodo y total, cuando las subvenciones del ladrillo entraban como manantiales sucios en los periódicos, radios y televisiones, tapando la boca a los directores y gerentes de los rotativos, no había un solo periodista de investigación para alzar la voz. Era entonces cuando los necesitábamos de verdad, era en ese momento cuando el país y la prensa libre los necesitaba para airear lo que se estaba cociendo. ¿Dónde estaban entonces los periódicos locales libres e independientes cuando Carlos Fabra abría aeropuertos como churros para llevárselo muerto? Todos callaban como putas y guardaban los dosieres putrefactos en el cajón, salvo excepciones, y al reportero que osaba predicar en el desierto y levantar un tema en contra del cacique se le tomaba por loco o se le metía una querella por injurias y calumnias de padre y muy señor mío o se le ahogaba en el silencio y la marginación, un silencio cómplice en el que participaban los políticos y sus redactores jefes palmeros. ¿Y dónde estaban los aguerridos periodistas de investigación cuando la pasta circulaba como un ferrari sin control por todo el PP valenciano, por los ayuntamientos paletos de Madrid, por los plenos municipales que terminaban con buena coca, champán y puticlub con el empresario de turno? ¿Dónde estaba esa prensa valiente que tanto necesitaba el país cuando los corruptos comparecían en ruedas de prensa impunes donde sacaban pecho de sus hazañas políticas y ningún periodista le preguntaba por esa adjudicación ilegal, por esa contrata sospechosa, por ese pitufeo oscuro? ¿Dónde estaban los periodistas de investigación para denunciar que todo el árbol de la democracia se estaba pudriendo desde las raíces hasta las hojas? Yo se lo diré, ocupado lector. Callados como tumbas. Unas veces por miedo, otras por dinero y siempre por desidia profesional. Hoy me asomo a la tele y veo mucho periodista de investigación por ahí suelto y eso está muy bien porque es síntoma de higiene democrática. Pero no olvidemos que los políticos no son los únicos culpables de tanto latrocinio. Nosotros, los periodistas, también tenemos mucho que callar.

martes, 23 de febrero de 2016

ZUCKERBERG EL PROFETA Y LAS TABLETAS DE LA LEY


Mark Zuckerberg, el mesías del mundo de la mentira en que vivimos, bajó del Olimpo de Wall Street y se presentó por sorpresa en el salón MWC de Barcelona. Fue como un advenimiento, una aparición milagrosa, una caída del cielo que no se esperaba. Sin embargo, nadie vio cómo pasaba el espíritu hecho carne del gran gurú. Nadie notó que el halo divino del padre Mark se había materializado y levitaba y se paseaba entre ellos, como Cristo caminó sobre las aguas del Mar de Galilea. Todos estaban metidos en sus cacharros automáticos, imbuidos en sus falsas realidades, babeando en su mundo artificial de muñecos diabólicos. En la Biblia, cuando llegaba un profeta, todos se detenían a su paso, se arrodillaban y le rendían pleitesía, mientras que en el siglo XXI, en este reino extraño de máquinas, robots y marcianitos, todos están ausentes, comatosos, ciegos, interactuando consigo mismos y con sus teclados llenos de lucecitas, gozando el narcisismo que proporciona la chatarra inteligente, de manera que no se percatan cuando llega el dios judío que baja del Sinaí de Harvard para entregarles las tabletas de la ley y la nueva religión Facebook. Mark, con su camiseta de un millón de dólares y sus playeros, indumentaria básica de los seguidores de esta nueva confesión, con su sonrisa pelirroja e inocente de niño Jesús archimillonario al que todos adoran, pasó por Barcelona en un momento histórico que recogerá el nuevo testamento a la mayor brevedad posible, o sea Twitter. "Hay que llevar internet a todo el mundo", sentenció providencialmente su divinidad en un nuevo mandamiento obligado e imprescindible. Mark, el rabino supremo del maquinismo, bajó de los cielos y pasó por este mundo siquiera unos minutos, pero como le sucede a los buenos mesías nadie supo verlo. Así que Dios, una vez dado el mensaje inútil que nadie cumplirá, como ocurre siempre en toda religión, subió al jet privado y regresó de nuevo a su reino manhataniano de los cielos.
 

domingo, 21 de febrero de 2016

EL ÁNGEL DE LOS PARIAS


Cuando el padre Ángel (Mieres, 1937) fundó Mensajeros de la Paz, allá por los años sesenta, no podía ni siquiera imaginarse que medio siglo después su oenegé iba a prestar asistencia a más de 45.000 niños en medio centenar de países. El mundo ha cambiado mucho desde entonces y la labor de Mensajeros de la Paz fue reconocida con el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia 1994, pero los problemas siguen siendo los mismos: pobreza, injusticias, miseria, marginación social. Hace tan solo unos días, el padre Ángel acaba de regresar de la isla de Lesbos, adonde llegan cada día miles de refugiados huyendo de la guerra de Siria. Niños ahogados en el Egeo, familias divididas, indiferencia de Occidente, el dolor del éxodo y el drama humano. "Pues utilizando palabras del papa Francisco aquello es una vergüenza, un escándalo. He recorrido cementerios enteros y he podido comprobar que ya no hay sitio para enterrar a tantos muertos", se lamenta. Su intensa labor social con los más desfavorecidos, su carácter afable muy alejado de la pose autoritaria y prepotente de buena parte de la curia católica y sus declaraciones espontáneas, que en ocasiones levantan ampollas entre los sectores más conservadores de la Iglesia, le han granjeado la fama de cura rojo, aunque él niega tal etiqueta. "Ya quisiera yo ser como los curas rojos de mi pueblo, que llegaban a dar no solo la vida, sino que a veces iban a la cárcel por defender a los obreros y a los pobres. Ojalá fuera yo de esos, sí…", asegura. Cree que un banquero que desahucia a las personas de sus casas o que no devuelve lo robado no merece llamarse cristiano e invita a aquellos miembros del Gobierno que niegan que en España haya miles de ciudadanos que pasan hambre cada día a que se den una vuelta por su parroquia y se pongan a la cola de un comedor social. "Carmena no es ningún diablo, lo que pasa es que en la política española hay mucho agorero que quiere asustarnos con que España se va a hundir, y eso no es así", afirma. Bajamos hasta la iglesia de San Antón de Madrid, donde reposan los restos de San Valentín, patrón de los enamorados, para charlar con un cura de los que viven, no encastillados en áticos lujosos ni en arzobispados bañados en pan de oro, sino a pie de obra, con los sin techo, los hambrientos y los enfermos.

Entrevista completa en Revista Gurb

viernes, 19 de febrero de 2016

LOS AMORES DE MARIANO


(Publicado en Revista Gurb el 19 de febrero de 2016)

Don Mariano a sus amigos del partido los quiere mucho. Los aprecia, los adora, los ama. Pero sobre el presidente pesa la maldición del gafe gallego y a todo aquel que le echa el mal de ojo del amor siempre termina en el juzgado. Parece inocente el registrador de Santa Pola, pero nada de eso, si se encariña con uno puede darse por muerto. Todo empezó con Bárcenas, el pobre diablo que se creía un dios porque cortaba el bacalao de los sobres, pero cuando Mariano se fijó en él, cuando le dijo aquello tan romántico y bonito de "Luis aguanta, sé fuerte", todo el mundo del tesorero se vino abajo. Luis aguantó por amor y por dinero, más por dinero que por amor, y así terminó el hombre, arruinado, procesado, regalando bermudas de todo a cien a los presos de Soto del Real. Más tarde Mariano se le declaró a Carlos Fabra, de quien dijo era un ciudadano ejemplar, y así ha acabado el tótem de Castellón, pudriendo sus huesos caciques en el penal de Aranjuez, con el chándal de presidiario puesto y bebiendo cocacolas de contrabando en el patio de la prisión, como publica la Interviú. Y qué decir de Rus. Con éste fue aún más fogoso y sentimental cuando le soltó en público (qué fuerte) aquello de "Alfonso te quiero, te quiero coño; tus éxitos son mis éxitos". Hay amores que matan y el amor de Mariano es tan fuerte y bravo que es capaz de darlo todo y hasta de soltar un coño por su boca, algo que no había hecho desde los tiempos del instituto, cuando los curas del Opus le lavaban la boca con jabón de La Toja si soltaba un taco vulgar.
Qué bonito es el amor de Mariano por sus fieles, qué poético, que becqueriano todo, pero qué dramático, qué finales tan oscuros, tan pesimistas, tan sórdidos. Mariano es como un volcán en erupción, como un torbellino de pasión, como una maldición poderosa que lo arrasa todo a su paso. Cuando Mariano ama es como una vampi del cine negro, una poderosa Afrodita que amando los mata y matándolos los ama, una Helena de Troya que enciende la llama del amor y de la guerra en el partido (mayormente entre gallardonistas y aguirristas). Mariano es como la Ava Gardner de Forajidos que llevaba el mal dentro de sí e iba fumándose amantes como quien se fumaba un cigarro, un mátalos callando, un hombre fatal que con solo amarlos los arruina de por vida como flores marchitas. La lista de enamorados echados a perder es larga, triste, patética. A Camps le dijo que siempre estaría detrás de él (una postura tan freudiana como embarazosa) y el faraón de Valencia acabó paseando sus trajes de mil pavos por las boutiques de los juzgados, aunque al final se saliera de rositas. A la desgraciada Rita también la marcó con su amor desde que le dijo que la quería mucho. Fue en un mitin agosteño, al caloret valenciano, delante de todos, y ahí empezó la maldición gitana de la Guardia Civil que persigue a la alcaldesa. Desde entonces la pobre Rita no levanta cabeza, anda sola, apestada, desnortada y huraña. Rita se ha encastillado sin salir a la calle, loca de amor como Juana la Loca, y todo por la pasión brutal de Mariano, porque Mariano, ya saben, defiende a muerte a sus novios y novias, los justifica, los ama mucho y a corazón partío, pero a la hora de la verdad, llegado el momento, cuando alguno mete la zarpa, la gamba o se queda en bragas, termina mal, esposado por los de la UCO o medio trastornado o metido en el trullo. Todos han ido cayendo, uno tras otro, cuando el gafe gallego los amaba y piropeaba: Rato, Matas, Granados… No nos quiera usted tanto, jefe, que nos pega la peste, deberán estar pensando ahora todos ellos. Porque los mensajes de amor de guasap que envía Mariano no son mensajes buenos propiamente dichos, son señales frías del destino, el mal fario de La Familia siciliana, y cuando te llega un mensaje de Mariano ya te puedes dar por jodido. Que se lo pregunten si no a Espe. "Te entiendo", le ha dicho el presidente nada más presentar su dimisión la lideresa. Un lacónico "te entiendo", un "te entiendo" escueto, cortante y distante, así se las gasta el galán compostelano, toda una vida juntos para terminar con un "te entiendo" de mierda, que es como un dejarla caer, un abandonarla en el río de la vida, un dejar tirado al amor como una alpargata vieja. Claro que entre Espe y Mariano hace mucho que no hay ojitos, ni poemas, ni tocamientos, ni nada, porque Espe no es la niña de sus ojos, ya no es joven y fértil en políticas de Estado como Soraya o la Cospedal. Y es que se les rompió el amor de tanto usarlo. Como dice la Jurado.

Ilustración: Cruz

miércoles, 17 de febrero de 2016

EL PEQUEÑO NICOLÁS


Anda estos días de juicios el pequeño Nicolás, ese jovenzuelo envarado, repipi y arribista que entraba y salía del despacho de Aznar como Pedro por su casa. Algunos quieren convencernos de que el personaje en cuestión no era nadie, que era un simple golfillo o un aprovechado que pasaba por allí. Pero el pequeño Nicolás levantaba un teléfono, decía que iba a Ribadeo de parte de la Casa Real y le ponían alfombra roja, banda de música y hasta escolta policial, en plan 'Bienvenido Mister Marshall'. Pruebe usted a hacer algo parecido, sufrido lector, pruebe usted a decir que es el enlace del Rey en las provincias hispanas y verá cómo le llueven las hostias como panes. Durará en la calle lo que dura un caramelo en la puerta de un colegio. Enseguida aparecerán los picoletos de la UCO, los de la UDYCO, los de la UDEF y todas las siglas policiales habidas y por haber para meterlo en la lechera a mamporrazos y llevárselo esposado e incomunicado, como a un peligroso terrorista, rumbo a Alcalá Meco. El pequeño Nicolás no es un pobre diablo que no sabe de la misa la mitad, él sabe mucho de sucios dosieres, doradas bodas de Estado y cloacas de partido, y ahí están los mensajes que se cruzaba con García Revenga, ese mayordomo real imprudente que ha hundido reyes e infantas a golpe de guasaps y correos insensatos. No. El pequeño Nicolás no es un raterillo avispado de poca monta con ínfulas de Leonardo DiCaprio, como en aquella gran película en la que Tom Hanks le pisaba los talones por medio mundo. Nada de eso. El pequeño Nicolás es un icono de esta España negra que ha vuelto de golpe y porrazo al diecisiete quevedesco, a la picaresca barroca, a los ciegos sobreros que no veían lo que pasaba en el partido pero sí veían pasar los sobres por delante de sus narices, a los sacamuelas de Vitaldent que toman el dinero y corren, a los validos de palacio que se lo llevan despacio, a los alcaldes caciques y a los obispos que absuelven banqueros pero excomulgan titiriteros. El pequeño Nicolás no es un fulano intrascendente ni un poligonero metido a haragán de Gran Hermano para sacarse unas exclusivas caras y unos bolos discotequeros. Él sabe mucho de espías e informes secretos, de mordidas y maletines, de Rita la cantaora y Aguirre la marquesona. Sabe latín y griego, sabe el caviar delicatessen que se comía en la sede de Génova 13 entre reforma y chapuza, sabe todo lo que ha pasado en esta España de asaltacaminos y bandoleros. Por tener, lo ha tenido todo, incluso a la diorísima Corinna en su regazo. El pequeño Nicolás se codeaba con lo más granado y hasta con el mismísimo Granados. Que no nos cuenten la película facilona de que era solo un niñato engominado que jugaba a los espías entre clase y clase, entre recreo y recreo, y que no sabía nada del tema, porque estaba en todos los selfis, pomadas y saraos de Estado. El pequeño Nicolás no será James Bond. Pero el gachó sabe más de lo que cuenta.

Viñeta: polvorinos.com

martes, 16 de febrero de 2016

LOS SANTOS TRILEROS

El documento que Pablo Iglesias le ha puesto encima de la mesa a Pedro Sánchez, sobre todo en lo social, no solo es un buen programa de gobierno, sino un programa justo y necesario para empezar a rescatar a los millones de cadáveres vivos que ha ido dejando Rajoy a su paso. Solo un asunto separa a ambos de firmar un pacto de izquierdas: Cataluña. Pero Cataluña se perdió hace siglos, primero con los borbones absolutistas y más tarde con Franco, un soldado raso que llegó a Rey imperial. Entre unos y otros aplastaron los fueros, la lengua, la butifarra y los castellets, y de aquellos polvos estos lodos. De modo que nos hemos acostumbrado a eso de que el problema catalán no se resuelve, sino que se lleva como mejor se puede, se conlleva, como decía Ortega. Tras la Transición intentamos solucionarlo a base de autonomías, que no han sido más que parches, un café para todos servido por falangistas para ir tirando unos cuantos años más, pero el problema secular sigue estando ahí, latente, enquistado, metastásico. Hace apenas seis años los independentistas solo suponían un tercio de los catalanes. Hoy rozan peligrosamente el cincuenta por ciento. De seguir por este camino, de profundizar en la política del avestruz que tan magistralmente ha interpretado nuestro "muy español y mucho español" presidente Rajoy, dentro de cuatro años seis de cada diez catalanes serán soberanistas porque la fiebre del enfermo, lejos de amainar, tiende a aumentar. Iglesias apuesta por una auténtica refundación constitucional, la única vía realista que le queda a España para su supervivencia como Estado. Cualquier otra alternativa, ya sea un nuevo Estatut edulcorado y precocinado en Madrid, tratar de tapar la boca al independentismo con más dinero y transferencias, suspender la autonomía o meter los tanques en Barcelona, como propugnan los más enloquecidos, sólo sería poner paños calientes a la herida. De modo que ya vamos contrarreloj. Pedro Sánchez, sin duda presionado por los barones del PSOE, no quiere ni oír hablar de un referéndum para Cataluña, pero en su interior sabe que más tarde o más temprano es la única salida al callejón. Pablo Iglesias no puede renunciar a esa línea roja sin ser arrastrado por las mareas de Ada Colau, que lo tienen bien pillado por la coleta, aunque sí puede situar el referéndum en un segundo plano sin renunciar a él, posponerlo para más adelante, aparcarlo y centrar la negociación en el plan de emergencia social, la lucha contra el paro, la desigualdad y la recuperación del Estado de Bienestar, que es lo que le hace falta al pueblo como agua de mayo. Ambos, Pedro y Pablo, patriarcas de la Segunda Transición, deben dejar de ser santos y transformarse en trileros, ceder en sus orgullos y prejuicios, ahora que vuelve a estar de moda la novela romántica en plan Jane Austen, y afrontar el problema con audacia y valentía. No puede ser tan difícil que se entiendan, a ambos se les supone el rojerío, algo más a Pablo que a Pedro, bien es cierto. Uno y otro tienen que dejarse de retóricas vacías, líneas rojas y grandilocuentes y bajar al barro del pragmatismo, que es la primera cualidad de todo estadista. Tienen que salir del útero virginal, abandonar filosofías bizantinas y echarse un póker político, que es de lo que va este juego en realidad. Dar un golpe en la mesa de sus partidos, poner firmes a más de uno, hacer trampas al solitario si es necesario. Y firmar ya el maldito papel. Por el bien del pueblo, por el bien de España.

Viñeta: Igepzio

lunes, 15 de febrero de 2016

ESPE SE VA PERO SE QUEDA

Los políticos de este país tienen una forma extraña de presentar la dimisión cuando son pillados en renuncios y trapacerías. La mayoría opta por el me voy pero me quedo; renuncio al cargo pero sigo con los privilegios y aforamientos; lo dejo pero continúo intrigando y trincando en la sombra. España es el país de las tres ces, curas, caciques y corruptos, y así ha sido durante siglos. No hay quien los mueva del sitio. Espe Aguirre es el prototipo de mandataria que nunca puede dejarlo del todo porque es superior a ella, porque lleva el poder metido en las venas y mayormente porque le gusta el terciopelo del sillón aristócrata más que a un tonto un lápiz. Es una fetichista de la vara de mando, sólo que sin el látex. Ayer sacó a los periodistas de su resaca dominguera, de los bares y los picnics y los convocó a una rueda de prensa para anunciar que se deja la cueva de Ali Babá del PP madrileño. Parecía que por una vez la cazatalentos del golferío se había visto iluminada por un mínimo rayo de dignidad, de honradez, de coherencia política. Nada más lejos. Apenas un minuto después de su inesperado anuncio aclaraba que abandona la jefatura del partido pero no su sueño dorado, la alcaldía de Madrid, faltaría plus. De modo que dimite pero solo un rato, se va pero solo un cuarto de hora, cesa pero solo la puntita. Espe ha tenido muchas oportunidades para dimitir por tantas y tantas cosas. Sin ir más lejos, cuando fue musa del tamayazo bochornoso, o cuando Granados le salió rana, o cuando fueron cayendo las manzanas púnicas, podridas una tras otra. Espe pudo haber dimitido cuando la Policía Local la pilló saltándose señales y semáforos, como una raterilla fitipaldi del Vallecas profundo, como a una vulgar prófuga de la Justicia, o cuando inauguraba hospitales a medio terminar o cortaba cabezas de periodistas en Telemadrid con la impunidad de un verdugo del Daesh. Incluso pudo haber dimitido muy razonable y sensatamente cuando en los pasillos de la Comunidad de Madrid florecían como setas los espías del comisariado político del régimen. Todo eso fueron causas más que justas y pertinentes para que la lideresa hubiera hecho la maleta y se hubiera largado con viento fresco a sus marquesados de Guadalajara, por donde ya vuelan raudos y veloces los AVES millonarios del pelotazo. Sí, ya sabemos que la señora Espe Aguirre, grande de España y de parte del extranjero, destapó el caso Gurtel, el caso Púnica y hasta el caso Watergate, si nos apura. Ya sabemos que quitaba y ponía a hijoputas en las cajas de ahorro, como ella decía, y que ha hecho mucho por Madrid, por España y por el mundo. Pero es que su seudothatcherismo británico retro y barato ya es de otra época y ella se ha quedado antigua y vieja de repente, vieja de corrupciones y mentiras. Y es que por mucho que siga agarrándose al escaño como una gata en celo, en la política española ella ya no pega ni con cola. Se va pero se queda. Dimite pero sigue. Que tiemble Rajoy.

Viñeta: El Petardo

viernes, 12 de febrero de 2016

COMO HUEVOS FRITOS

En cierta ocasión un periodista le pidió a Albert Einstein que explicara con palabras sencillas, si es que podía hacerlo, qué demonios era eso de la teoría de la relatividad. Entonces el genio respondió: "¿Me puede usted explicar cómo se fríe un huevo?". El reportero lo miró extrañado y contestó: "Pues sí, sí que puedo". A lo cual el científico replicó: "Bueno, pues hágalo pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo, ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego". Hoy, cien años después, estamos algo más cerca de saber qué es el fuego que agita el aceite de la sartén cósmica y de paso averiguar por qué nosotros nos abrasamos en esa sartén como huevos fritos chisporreantes. Ayer, un equipo de científicos norteamericanos (siempre los norteamericanos) descubrió que las ondas gravitacionales existen. Einstein, cómo no, ya lo había predicho sin despeinarse (o mejor sin peinarse) hace un siglo. Uno no sabe muy bien para qué diantres puede servir conocer que cuando dos agujeros negros chocan a miles de millones de kilómetros de distancia y se engullen entre sí y provocan el mayor cataclismo conocido en el Universo salen disparadas una serie de ondulaciones que alteran el espacio y el tiempo, como si una piedra cayera en un estanque y formara pequeñas olas concéntricas a su alrededor, alterando la superficie del agua. Uno no sabe si un descubrimiento tan fabuloso pasará desapercibido para la mayoría de los mortales en medio de los grandes asuntos místicos que nos tienen entretenidos y con el corazón en un ay, cuestiones tan vitales como si Rita será imputada, si Pedro y Pablo se pondrán de acuerdo al final o si dos pobres titiriteros son en realidad los terroristas más peligrosos del mundo. Temas sin duda trascendentales que deben ocupar todo nuestro tiempo. A quién le importa en realidad que ahí fuera las estrellas y los planetas se estén devorando trágicamente, que estallen las supernovas, que toda nuestra galaxia se esté dirigiendo en estos momentos hacia un inmenso agujero negro que nos destruirá sin remisión, reduciéndonos a los estúpidos seres humanos, para siempre, a simple polvo de estrellas. Mientras la danza cósmica prepara el gran acto final, el mono desnudo sigue aquí, riendo como un chimpacé enloquecido, absorto en sus miserias, mirándose el ombligo y comiendo sus estúpidos cacahuetes. Tal cual como hace un millón de años.

Viñeta: Xipell

jueves, 11 de febrero de 2016

EL ASALTO A LOS INFIERNOS


Uno empieza a estar más que harto de la cruzada feroz que ha emprendido la derecha carvernaria, con el apoyo de algunos periodistas de colmillo retorcido, contra todo lo que huela a Podemos. Pobrecito de aquel que se atreva a criticar el bipartidismo o al pepesoe que sufrimos desde hace años o a los instalados que se les llena la boca de democracia cuando en realidad solo se están llenando los bolsillos. Enseguida se lanzarán sobre él las hienas de la caverna, para llamarle populista, bolivariano, leninista 3.0, peligroso bolchevique o perro judío, en una especie de cruenta cacería del rojo, cuando no de limpieza étnica ideológica, contra todo aquel que no siga la doctrina del pensamiento único liberal. En el fondo, lo que hay detrás de esas actitudes y comportamientos hostiles no es más que un autoritarismo exacerbado, un desprecio por los valores humanistas, una especie de alergia histórica a la democracia que padece el español desde tiempos inmemoriales. Pero no es solo eso. Los instalados tienen miedo, mucho miedo a que cinco millones de parias, de desclasados, de ciudadanos que ya no tienen dónde caerse muertos, lleguen al poder legítimamente, con el voto en la mano, y se terminen los aforamientos y los chollos y privilegios. A toda esa gente desahuciada de sus casas, parados, estafados bancarios, robados, saqueados, precarios laborales, refugiados de Cáritas, trabajadores gratuitos, explotados, dependientes sin pensión, jóvenes obligados a hacer el máster de camarero en Londres o jubilados de la miseria, se les falta al respeto continuamente, se les trata como peligrosos delincuentes, se les insulta y en un ejercicio de delirium tremens se les compara con los alemanes que llevaron a Hitler al poder. Eso cuando no se les arroja directamente al gallinero del Congreso, como si fueran apestados o piojosos. ¿Por qué vota a Podemos toda esa gente con lo bien que les está yendo en la vida con nosotros, los del PPSOE?, se preguntan extrañados los poderosos. ¿Cómo pueden darle bola a ese melenudo de Pablo Iglesias si están nadando en la abundancia, comiendo marisco en buenos restaurantes, ganando unos sueldacos de impresión y dándose paseos constantes en el yate de lujo? ¿Cómo puede ser que toda esa legión de gente famélica y sin futuro haya caído en el leninismo 3.0, como dice Felipe el sociata milonario? No entienden nada de nada. Ellos siguen en sus juegos florales de la política, en sus mordidas y comisiones y en sus alegres puertas giratorias. Siguen ladrando, insultando, soltando espuma por la boca, mientras cada vez son más los desahuciados de la vida que se rebelan y buscan un futuro mejor para sus hijos. Puede que no sea hoy, ni mañana, ni el año que viene, pero es seguro que un día el pueblo llano entrará en el Parlamento, pacíficamente y con una sonrisa en la boca, y sacará a toda la nobleza sucia de allí. No será un asalto a los cielos, sino a los infiernos. Sin revoluciones ni puntapiés en el trasero. Solo con la democracia.

Viñeta: Artsenal

miércoles, 10 de febrero de 2016

LOS PELIGROSÍSIMOS TITIRITEROS

Caza de brujas. Los titiriteros en la cárcel, Manuela Carmena implorando perdón, la Justicia plegada a la venganza más abyecta, Rita Maestre perseguida como una bruja de Salem por una locurilla de juventud, Jiménez Losantos destilando bilis como un orco de colmillo retorcido. El auto de fe inquisitorial consumado de principio a fin. ¿Qué más quiere esta derecha revanchista y ultracaníbal? ¿Prender una hoguera en medio de la plaza pública y quemar vivos a los marionetistas y rojos entre efluvios de incienso y cantos gregorianos? ¿Qué pretenden, sacar los potros de tortura a la calle y poner a Rouco Varela, crucifijo en alto, al frente de la procesión carnavalesca? Los guiñolistas cometieron una falta, ni siquiera un delito, y deberán ser sancionados por ello con el Código Penal justo y pacífico. Además, las responsabilidades políticas se están depurando. Es muchísimo más de lo que suele hacer el PP cuando la Policía caza a un raposo delincuente de los suyos. Aún estamos esperando que Rita Barberá se explique, que Gómez de la Serna deje el escaño, que Mariano Rajoy justifique tanto encubrimiento a tanto ciudadano ejemplar. Justicia no es venganza, ni ensañamiento, ni limpieza étnica por razón de ideología, pero la derecha incivilizada de este país siempre gana por aplastamiento del rival, por exterminio absoluto, por aniquilación total. No deben quedar supervivientes. Así es como entienden ellos la democracia. Van de defensores de los niños, de garantes de los valores patrios, de abogados de las víctimas del terrorismo y no sé cuántas cosas más, pero en los días negros del 11M, cuando tenían que demostrar nobleza y dignidad, ellos no pensaron para nada en las víctimas, solo pensaron en convencer al pueblo, con mentiras y subterfugios, de que había sido ETA. ¿Y qué crimen tan execrable ha cometido Rita Maestre, soltar cuatro consignas revolucionarias, gritar a los cuatro vientos "el Papa no nos deja comernos las almejas", airearse las domingas en una capilla? ¿Es justo juzgarla y condenarla por una cuestión moral, someterla a una caza de brujas macartista, al más puro escarnio del auto de fe, aplicar el Código Penal como si de una Biblia se tratara? Los titiriteros en el trullo y el banquero Blesa en la calle. Los artistas ambulantes perseguidos y ellos con los bolsillos llenos. La joven de Podemos a un paso de la cárcel por dejarse ver los pechos. Están mezclando religión con política, velocidad con tocino, churras con merinas. Delito con moral. Ha vuelto la Santa Inquisición, solo falta Torquemada en el balcón del ayuntamiento. Soltando espuma por la boca.

El teatrillo del PP. La portada de Charlie Hebdo que tacha a nuestro país de "dictadura" y califica a nuestro ínclito ministro del Interior de hombre que está "como una cabra" es, por lo visto, un fake. Pero la noticia de la detención de los dos titiriteros sigue ahí, rodando por el mundo, para bochorno, befa y mofa de nuestra España superdemocrática y superdefensora de los derechos de la infancia. Otra vez la marca España por los suelos, otra vez la imagen de país bárbaro y atávico que encarcela a los artistas críticos con el régimen, como sucede en China, Corea del Norte o Irán, ahora que Inda ha puesto tan de moda a Irán. Lo que nos faltaba, que piensen que aquí somos talibanes que practicamos la caza de brujas contra quien se sale del Corán del pensamiento único. Un Gobierno no puede ponerse la camiseta de 'Todos somos Charlie Hebdo' un día y al día siguiente emprender un auto de fe contra dos artistas, solo porque hacen una sátira política con la que uno no está de acuerdo. Pero es lo que hay. Nuestro ministro considera que un teatrillo de guiñol es más pernicioso para la salud de los niños que dejarlos sin comedor escolar o sin estufa o abandonados a su suerte en los hospicios de Cáritas. Es la hipocresía de siempre y una nueva vuelta a aquellos tiempos del franquismo, cuando los pequeños pasaban hambre y frío en las escuelas pero su integridad moral y su cristiandad estaban plenamente garantizadas. Los titiriteros cometieron un error de programación, representaron una obra que no era apta para niños en carnaval, sino más bien para un día del Aberri Eguna. Pero emprender una cruzada contra esos pobres diablos para desviar la atención de la mafia que dirige el Partido Podrido no es de recibo. Como montaje publicitario es bastante mejorable, por burdo. "Los hombres, en general, no son sino marionetas maltratadas por un titiritero", decía Papini. Y este Gobierno que tenemos nos trata como si fuéramos eso, simples marionetas torpes que puede manejar a su antojo. La calidad de una verdadera democracia se mide por el grado de tolerancia hacia las expresiones artísticas disidentes con el poder establecido. La irreverencia, la transgresión, la sátira, son ingredientes básicos en un Estado que se dice de derecho. Por esa razón, emprender una caza de brujas macartista contra saltimbanquis y juglares es algo más propio de los tiempos bárbaros de la Inquisición que del siglo XXI. Ser un auténtico demócrata, practicar la liberté, egalité y fraternité es mucho más que ponerse una camiseta de Je suis Charlie cuando conviene. Que quedará muy típica, pero no cuela.

Viñeta: El Koko Parrilla

lunes, 8 de febrero de 2016

DEL PABLO TRAJEADO A LA VIEJA DEL VISILLO


Elegancias. Nadie llevó el esmoquin como Cary Grant. Era elegante, seductor, divertido como un niño travieso. Podía sentarse en el suelo vestido de esmoquin o meterse en la ducha con él y seguir siendo el hombre más apuesto del mundo. Hay que tener mucha percha para ponerse un esmoquin y no parecer un Mortadelo. Pablo Iglesias no es Cary Grant, pero la otra noche, en la gala de los Goya, aunque el esmoquin le quedaba algo desgarbado y se veía que no era de corte exclusivo, sino más bien alquilado en Alcampo, demostró algo que le estaba haciendo falta a la hipócrita y sucia política española: que la elegancia va por dentro, que la elegancia no es cuestión de dinero o de ponerse un traje Camps más o menos caro, sino de principios, de ideales, de orgullo limpio y racial. Iglesias se puso el esmoquin y asombró a todos porque demostró que un proleta, un gato callejero, un desclasado del apartheid económico en que vivimos, puede codearse con las élites culturales y políticas y pasear su nombre impoluto por una alfombra roja infestada de gente estúpida y clasista. Fue un juego divertido y transgresor, provocativo e irreverente que un bolivariano como Iglesias se pusiera el esmoquin aristocrático y poderoso, mientras Pedro Sánchez se quitaba la etiqueta para parecer más rojo y a Albert Rivera el esmoquin le quedaba como el culo, dándole aspecto de tipo aún más encorsetado, pijo y embutido de lo que ya es. El esmoquin de Iglesias, adornado con coleta apache, fue un grito de transgresión en medio de la pasarela del mediocre cine español, un cine superficial, hortera y biuti, salvo excepciones. A mí me gustó ver a Iglesias con esmoquin. Demostró que no solo sabe manejar la tragedia, sino también la comedia Lubitsch de altos vuelos sin dejar de parecer un hombre auténtico. La pena es que no se lo ponga más veces. Mayormente para ir a ver al Rey.

Cosas de la "familia". El PP ha dejado sola a Rita. Abandonada a su suerte, desamparada, tirada como una colilla. Un juguete roto Rita, una muñeca pepona con un ojo a la virulé y una calva en la cabeza, en eso se ha quedado la gran marquesona del Turia. Así se las gasta la mafia. Mientras sirves a los fines de la organización todo son parabienes, palmaditas en la espalda y bolsos de Vuitton. Pero cuando vienen mal dadas, cuando la Policía mete la nariz en la familia, si te he visto no me acuerdo y que parezca un accidente. Ya ha empezado el ajuste de cuentas, el castigo, la vendetta. La están dejando caer como una manzana podrida. La imagen de Rita, asomando el ojillo paranoico y huraño tras la ventana de su pisaco valenciano, como una vieja del visillo cualquiera, revela lo sola que se ha quedado la mujer. Sola, olvidada, defenestrada. En el partido ya nadie quiere acordarse de cuando era la fallera mayor del negocio, cuando el dinero entraba a espuertas por las cañerías de los palacios de Calatrava, cuando los ferraris aparcaban en el ayuntamiento y los maletines florecían en la tierra de las flores, de la luz y del color. Entonces Rita era la alcadesa de España, la reinona del Reino, la señora que ponía la festa verbenera a todo trapo, los castillos artificiales, la traca, los güiscazos y el caloret. El PP se calentaba las manos sucias al fragor del fuego fallero al que ella misma metió mecha. Nada de eso queda ya. Valencia, negra de tizne y fango, ha ardido de escándalos por los cuatro costados. Solo quedan las cenizas tristes, los rescoldos de la orgía y la miseria de un pueblo. Y una anciana sola y olvidada que baja las persianas lentamente y observa, hosca y huidiza, desde su atalaya tambaleante.

Viñeta: Igepzio

viernes, 5 de febrero de 2016

Y EL ELEGIDO ES... ¡PEDROOO!

A Pedro Sánchez, el elegido por el Rey para formar gobierno, se le podrán criticar muchas cosas: que haya fracasado en las elecciones cosechando el peor resultado en la historia del PSOE, que se esté dejando comer por los barones andaluces y de otros lados e incluso que sea asquerosamente guapo, que quizá sea lo que más le envidian sus enemigos políticos. Pero sin duda, hay que reconocerle una cosa: está demostrando toda la altura de miras y toda la responsabilidad como estadista que le ha faltado al indolente Rajoy, el de la espantada, que lleva semanas escondido bajo la cama o tras el plasma, como una gallina, esperando que corra el tiempo para llegar a una segunda vuelta de las elecciones, a ver si así suena la flauta y nos la cuela otros cuatro años más. El discurso de Sánchez de ayer, nada más aceptar el encargo de Felipe VI para formar gobierno, sonó a discurso de investidura, a discurso de presidente de talla que tiene un programa serio de reformas. El líder de los socialistas se ha revelado como un político valiente que está sabiendo llevar la cosa en estos meses de ingobernabilidad, pese a que sus barones encampanados afilan los cuchillos contra él y Pablo Iglesias, en su papel, le presiona fuertemente desde la izquierda. Todos los pasos que ha dado hasta el momento, cumpliendo los tiempos necesarios en democracia y tendiendo la mano a izquierda y derecha, con tono dialogante y templado, demuestran que sabe lo que se hace y que va en la buena dirección. Ahora solo le falta ponerle la guinda al pastel. Meter en cintura a los 'susanistas' del PSOE, superar la tentación de Rivera y firmar un pacto de izquierdas con Podemos e IU, que es lo que reclama la mayoría de los ciudadanos de este país. Algo tan fácil y tan difícil. Pedro ha dado el paso, pero tiene que dar el salto. O es presidente ahora o no lo será nunca.

 Viñeta: Igepzio

LA CONJURA DE LOS TOGADOS

Matar a un ruiseñor. Al juez Elpidio Silva le destrozaron la vida solo por hacer bien su trabajo, por cumplir con su obligación. La investigación que llevó a cabo contra el banquero de guardia del PP, Miguel Blesa, fue sin duda impecable, pero algunos señores magistrados del Consejo General del Poder Judicial, seguramente hipotecados por sus clientelismos y cadena de favores, decidieron que era el momento de cortarle las alas. Juicio por prevaricación y al dique seco. Sin compasión, sin perdón. A la puta calle. Aunque él lo niegue, Silva fue víctima de una vendetta política, de un ajuste de cuentas de los navajeros de las togas. La corrupción institucional es mala, pero mucho peor es la corrupción judicial, jueces que van de justos y decentes y que desayunan, comen, cenan y se las toman con los concejales trincones. La Justicia en Madrid está enferma, pero en las comunidades autónomas, en los pequeños partidos judiciales donde no llegan los periódicos, ni los focos, ni los agentes de la UCO, la situación es mucho peor, porque las componendas, los contubernios, los chanchullos, quedan ocultos, enterrados, silenciosos. Allí, en los pequeños juzgados de pueblo, en las plazas rurales donde no llega el relumbrón de los grandes casos ni el eco de la televisión, es donde se paralizan los fabulosos expedientes urbanísticos, donde se frenan los escandalazos en su raíz, donde se tapan las vergüenzas de los yonquis del dinero. Esos son los verdaderos feudos de los alcaldes paletos, de los caciques, de los empresarios que se llenan los bolsillos mientras el amigo juez, hermano de casta, mira para otro lado. Esa es la peor de las Justicias, el peor cáncer de nuestra democracia que a nadie parece importarle y que nadie está investigando. Y aunque ninguno repare en ello, ahí sigue, actuando, trabajando, corroyendo. En silencio. En la sombra. 

Palacio de injusticias. Mucho se habla estos días de la corrupción política pero hay otras corrupciones igual de malignas que también corroen los cimientos del Estado. Estamos hablando de la corrupción judicial, de la corrupción de los señores togados, tan corporativistas ellos, tan poderosos e intocables, tan lejanos en sus sillones olímpicos. Es cierto que la mayoría de los jueces son valientes, honestos y preparados, y que gracias a ellos estamos conociendo las trapacerías de los Rus, Rato y Rita. Pero, ¿qué pasa con los otros? ¿qué sucede con las manzanas podridas de la judicatura que encubren, tapan o miran para otro lado cuando llega a sus manos el caso caliente y podrido de un amigo político con el que cenan, comen y juegan al pádel? ¿por qué se habla menos de esa corrupción cuando es tan peligrosa como la otra? Los casos están ahí, encima de la mesa, esperando que algún periodista (si es que queda alguno) los investigue y los denuncie: los ocho jueces a los que Carlos Fabra fue rotando para que no se investigara su caso, la inhabilitación de Baltasar Garzón por los magistrados afines al PP, la sanción a Elpidio Silva, la persecución al juez Castro. ¿Por qué Naseiro salió absuelto, en el pleistoceno de nuestra democracia, cuando ya se habían detectado las comisiones, las mordidas, las pomadas infames? ¿Quién tapó toda aquella basura que le ha reventado hoy en la cara, décadas después, al PP valenciano? ¿Cómo pudo Valencia soportar tanto hedor durante tanto tiempo sin que ningún magistrado levantara las alfombras?

Viñeta: Igepzio

CHARLA CON ELPIDIO


Coincidí con el exjuez Elpidio Silva en un mitin en Gijón. Me prometió una entrevista más adelante y cumplió su palabra. Primera prueba de que es un hombre de ley. Elpidio sabe de buena tinta lo que es sufrir represalias por meterse con los poderes fácticos de este país. Desde que en el año 2013 ordenó el ingreso en prisión del presidente de Caja Madrid, Miguel Blesa –el todopoderoso banquero acusado de un desfalco millonario en la compra del City National Bank de Florida– ha tenido que soportar ataques y vejaciones de todo tipo, hasta que finalmente ha sido apartado de la carrera judicial. "Las presiones contra los jueces son sistemáticas. Lo explico detenidamente en mis libros La Justicia desahuciada y La verdad sobre el caso Blesa, y de esos libros no he tenido la más mínima contestación por parte de nadie; nadie ha criticado nada porque en ellos digo la verdad", asegura. Desde su despacho de abogados de Madrid, profesión que hoy compagina con la política al frente del partido RED, Silva insiste en que el Consejo General del Poder Judicial ejerce un control férreo sobre todos los miembros del estamento judicial español, una estrecha vigilancia por razones políticas que provoca que los jueces y magistrados se sientan "presionados y tengan miedo" a la hora de ejercer su función con independencia e imparcialidad. "En el caso Blesa está todo por investigar, y eso habrá que hacerlo algún día. Lo que hicieron conmigo fue matar al mensajero", afirma Silva, quien arremete contra aquellos contertulios de televisión que intentaron desprestigiarle personal y profesionalmente. "Daban vergüenza, deberían de volver a repetir aquellas intervenciones para que la gente las viera porque actuaban como si supieran algo de derecho procesal, como si fueran especialistas y conocieran la causa, cuando en realidad se dedicaron literalmente a triturarme". Hoy charlamos con Elpidio Silva, el hombre que tuvo la osadía de meterse con el banquero de guardia "del régimen". El juez que perdió su trabajo, pero ganó una batalla moral.

Entrevista completa en Revista Gurb

martes, 2 de febrero de 2016

LOS TANQUES DE MANUELA


El Ayuntamiento de Madrid ha comenzado a derribar (ya era hora) los últimos monumentos franquistas que todavía quedaban en la ciudad. La alcaldesa, Manuela Carmena, ha dado la orden que todos los demócratas estábamos esperando. Y la ha llevado a cabo sin avisar, sin edictos ni procedimientos interminables, sin protocolos ni negociaciones estériles, porque para hacer esto no hacía falta aviso ni notificación de ningún tipo, solo dar la orden sana y justa de enviar a los operarios adonde había que enviarlos. Carmena ha sacado las grúas como tanques democráticos a la calle para hacer justicia, para retirar las piedras de la ignominia y honrar la memoria de los muertos, de todos aquellos que lucharon por la libertad. Ayer, sin comunicarlo previamente a la Comisión de Patrimonio, la alcaldesa ordenaba el derribo del monolito en recuerdo al Alférez Provisional y la lápida en honor al falangista José García Vara, que ya ha dado bastante la vara. En los próximos días se quitarán otros cinco hitos, entre ellos dos placas dedicadas al diputado José Calvo Sotelo. A tomar por saco. Han tenido que pasar cuarenta años de dictadura y otros cuarenta de democracia para que alguien con sensibilidad, auténtico espíritu democrático y voluntad inquebrantable haya decidido actuar, sin miedo y con la razón en la mano, contra los últimos vestigios de aquella dictadura infame. Carmena ha sacado los tanques a pasear por Madrid. Ha sido un golpe de mano glorioso de la señora alcaldesa. ¡Viva Manuela!

El Tío Gilito va a Washington. Este es el programa electoral del candidato Donald Trump, 'el trampas' para los amigos, por si alguien quiere ponerse al día en actualidad yanqui: recorte de los derechos civiles, economía liberal todavía más salvaje, oposición frontal al aborto, deportación de inmigrantes indocumentados, portazo a los refugiados, vuelta a la teoría del creacionismo en las escuelas y mano dura en política exterior. La prensa local, salvo los medios afines controlados por este Tío Gilito de la denostada y degradada democracia norteamericana, asegura hoy en sus portadas: "El Partido Republicano se ha convertido en un insurgente atípico en la política estadounidense. Es ideológicamente extremo, desprecia las normas sociales y económicas heredadas, desdeña el compromiso, permanece inmutable frente a conceptos demostrados por los hechos y la ciencia y desdeña la legitimidad de la oposición política". El candidato, la fiera humana, que se ha atrevido a decir que si saliera a la calle a pegar tiros contra la gente aún ganaría las elecciones, es la culminación lógica en el proceso de enloquecimiento y pérdida de hegemonía de una sociedad histérica y una potencia en sus horas más bajas. Con semejante paleto en el trono de Washington, con un cacho de carne con ojos a los mandos del nuevo orden mundial, el panorama internacional resulta aún más sombrío de lo que ya lo es. Cuando los imperios se desmoronan llega la hora de los necios, que florecen como setas, y algunas encuestas ya lo dan como favorito. Los cortacabezas de ISIS se frotan las manos, el coreano de la bomba atómica se relame de gusto. Es malo lo que se nos viene encima, pero aún puede ser peor de lo que parece. Mucho peor.

Viñeta: El Koko Parrilla