Caza de brujas. Los titiriteros en la cárcel, Manuela Carmena implorando perdón, la
Justicia plegada a la venganza más abyecta, Rita Maestre perseguida como
una bruja de Salem por una locurilla de juventud, Jiménez Losantos
destilando bilis como un orco de colmillo retorcido. El auto de fe
inquisitorial consumado de principio a fin. ¿Qué más quiere esta derecha
revanchista y ultracaníbal? ¿Prender una hoguera en medio de la plaza
pública y quemar vivos a los marionetistas y rojos entre efluvios de
incienso y cantos gregorianos? ¿Qué pretenden, sacar los potros de
tortura a la calle y poner a Rouco
Varela, crucifijo en alto, al frente de la procesión carnavalesca? Los
guiñolistas cometieron una falta, ni siquiera un delito, y deberán ser
sancionados por ello con el Código Penal justo y pacífico. Además, las
responsabilidades políticas se están depurando. Es muchísimo más de lo
que suele hacer el PP cuando la Policía caza a un raposo delincuente de
los suyos. Aún estamos esperando que Rita Barberá se explique, que Gómez
de la Serna deje el escaño, que Mariano Rajoy justifique tanto
encubrimiento a tanto ciudadano ejemplar. Justicia no es venganza, ni
ensañamiento, ni limpieza étnica por razón de ideología, pero la derecha
incivilizada de este país siempre gana por aplastamiento del rival, por
exterminio absoluto, por aniquilación total. No deben quedar
supervivientes. Así es como entienden ellos la democracia. Van de
defensores de los niños, de garantes de los valores patrios, de abogados
de las víctimas del terrorismo y no sé cuántas cosas más, pero en los
días negros del 11M, cuando tenían que demostrar nobleza y dignidad,
ellos no pensaron para nada en las víctimas, solo pensaron en convencer
al pueblo, con mentiras y subterfugios, de que había sido ETA. ¿Y qué
crimen tan execrable ha cometido Rita Maestre, soltar cuatro consignas
revolucionarias, gritar a los cuatro vientos "el Papa no nos deja
comernos las almejas", airearse las domingas en una capilla? ¿Es justo
juzgarla y condenarla por una cuestión moral, someterla a una caza de
brujas macartista, al más puro escarnio del auto de fe, aplicar el
Código Penal como si de una Biblia se tratara? Los titiriteros en el
trullo y el banquero Blesa en la calle. Los artistas ambulantes
perseguidos y ellos con los bolsillos llenos. La joven de Podemos a un
paso de la cárcel por dejarse ver los pechos. Están mezclando religión
con política, velocidad con tocino, churras con merinas. Delito con
moral. Ha vuelto la Santa Inquisición, solo falta Torquemada en el
balcón del ayuntamiento. Soltando espuma por la boca.
El teatrillo del PP. La portada de Charlie Hebdo que tacha a nuestro país de "dictadura" y
califica a nuestro ínclito ministro del Interior de hombre que está
"como una cabra" es, por lo visto, un fake. Pero la noticia de la
detención de los dos titiriteros sigue ahí, rodando por el mundo, para
bochorno, befa y mofa de nuestra España superdemocrática y
superdefensora de los derechos de la infancia. Otra vez la marca España
por los suelos, otra vez la imagen de país bárbaro y atávico que
encarcela a los artistas críticos con el régimen, como sucede en China, Corea del Norte o
Irán, ahora que Inda ha puesto tan de moda a Irán. Lo que nos faltaba,
que piensen que aquí somos talibanes que practicamos la caza de brujas
contra quien se sale del Corán del pensamiento único. Un Gobierno no
puede ponerse la camiseta de 'Todos somos Charlie Hebdo' un día y al día
siguiente emprender un auto de fe contra dos artistas, solo porque
hacen una sátira política con la que uno no está de acuerdo. Pero es lo
que hay. Nuestro ministro considera que un teatrillo de guiñol es más
pernicioso para la salud de los niños que dejarlos sin comedor escolar o
sin estufa o abandonados a su suerte en los hospicios de Cáritas. Es la
hipocresía de siempre y una nueva vuelta a aquellos tiempos del
franquismo, cuando los pequeños pasaban hambre y frío en las escuelas
pero su integridad moral y su cristiandad estaban plenamente
garantizadas. Los titiriteros cometieron un error de programación,
representaron una obra que no era apta para niños en carnaval, sino más
bien para un día del Aberri Eguna. Pero emprender una cruzada contra
esos pobres diablos para desviar la atención de la mafia que dirige el
Partido Podrido no es de recibo. Como montaje publicitario es bastante
mejorable, por burdo. "Los hombres, en general, no son sino marionetas
maltratadas por un titiritero", decía Papini. Y este Gobierno que
tenemos nos trata como si fuéramos eso, simples marionetas torpes que
puede manejar a su antojo. La calidad de una verdadera democracia se
mide por el grado de tolerancia hacia las expresiones artísticas
disidentes con el poder establecido. La irreverencia, la transgresión,
la sátira, son ingredientes básicos en un Estado que se dice de derecho.
Por esa razón, emprender una caza de brujas macartista contra
saltimbanquis y juglares es algo más propio de los tiempos bárbaros de
la Inquisición que del siglo XXI. Ser un auténtico demócrata, practicar
la liberté, egalité y fraternité es mucho más que ponerse una camiseta
de Je suis Charlie cuando conviene. Que quedará muy típica, pero no
cuela.
Viñeta: El Koko Parrilla
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