domingo, 9 de junio de 2019

CHICHO

(Publicado en Diario16 el 8 de junio de 2019)

Dicen que Narciso Ibáñez Serrador fue el Hitchcock español, aunque quizá esa etiqueta fuese algo exagerada. Nadie ha estado ni estará nunca a la altura de aquel señor gordito con aspecto flemático que revolucionó la historia del cine. Además, Chicho siempre negó ese título de “maestro” que le habían colgado desde que aterrizó en Televisión Española allá por 1963. De hecho, solo firmó dos películas en su vida −¿Quién puede matar a un niño? y La residencia−, aunque ambas obras maestras, eso sí.
El creador de la calabaza Ruperta fue un visionario, un mago del suspense, el gran hacedor de aquella televisión española que nacía en blanco y negro y con interferencias. Hijo del gran actor Narciso Ibáñez Menta y de la actriz Pepita Serrador, Chicho no podía ser otra cosa que un hombre del espectáculo. Haber nacido en una familia de artistas le permitió aprender todos los oficios del teatro, desde tramoyista e iluminador hasta actor, guionista y director. Alguien que da sus primeros pasos en la vida sobre un escenario no puede ser otra cosa que comediante.
Sin embargo, pese a haber crecido en la fábrica de los sueños rodeado de fabulosos decorados e historias fantásticas, tuvo una infancia dura, como casi todos los genios. Él mismo cuenta que una extraña enfermedad parecida a la hemofilia, la púrpura hemorrágica, marcó su carácter para siempre. A la hora de salir al recreo tenía que quedarse en clase y no podía jugar como los demás niños ante el riesgo de hacerse daño y morir desangrado. De esa manera, el destino quiso que Chicho se rodeara de libros más que de balones, de cuentos evasivos más que de combas y peonzas. De alguna manera, aquella enfermedad de su infancia que lo hizo más tímido y retraído fue su primera historia de terror y de aquel sentimiento de miedo a ser diferente, a no poder ser como los demás chicos, nacerían grandes relatos de ficción.
El genio fue forjando su imaginación en el sufrimiento hasta que un buen día le dijo a su madre que se iba a Egipto, probablemente detrás de una muchacha de la que se había enamorado en Mallorca. Cuentan que fue camarero, fotógrafo de prensa y presentador en un club nocturno de El Cairo, aunque nunca se sabrá muy bien dónde termina la realidad y empieza la leyenda. En todo caso, más experiencias de la vida para las historias que estaban por contar. La muerte de su madre, una mujer estricta y metódica, supuso un fuerte trauma para él. “Sabes que siempre he sido mejor actriz que tú actor. Te quiere mamá”, le dijo en una carta de despedida antes de morir. Alguien estudiará algún día cómo el carácter de las madres, esa relación curiosamente “hitchcockiana” madre-hijo, modela decisivamente la personalidad del genio.
Sea como fuere, el joven Chicho aprendió el oficio de actor trabajando con su padre en tierras argentinas. Allí firmaron un buen puñado de filmes para la televisión siguiendo las últimas técnicas importadas de Estados Unidos. Fue entonces cuando llegó el momento decisivo: decidió probar suerte en España y plantarse en TVE con un maletín lleno de modernas películas rodadas de una forma como nunca antes se había visto. Cuando el mago entró en los platós y mostró su material, los directivos quedaron con la boca abierta. En la televisión española estaba todo por hacer, se rodaba de una forma rudimentaria, primitiva, de manera que fue como si ET hubiese aterrizado de repente en nuestro país para enseñarnos los secretos del Séptimo Arte. Dejemos que este señor haga lo que quiera, debieron pensar los mandamases del ente público.
Lo que vino después fue el éxito arrollador, sin paliativos, total. El mundo rendido a sus pies. Chicho supo jugar con los miedos de los españoles de aquella época en su legendaria serie Historias para no dormir. Aquel grito desgarrador de una mujer aterrada antes de cerrarse una puerta bruscamente atormentó a varias generaciones. La gente se metía en la cama temblando de miedo con los monstruos transgresores de Chicho, personajes macabros –animalescos y humanos− que no se habían visto en nuestro país en tantos años de autarquía y dictadura. De alguna manera, el genial director exorcizó las fobias y las filias de un país que sufría el trauma del franquismo, la represión política y la inquietud ante el futuro inmediato. Con El asfalto, la historia de un hombre con una pierna escayolada que queda pegado al pavimento de la calle sin poder despegarse ante la indiferencia de la gente, logró proyección internacional y colocar a TVE en la vanguardia de las televisiones europeas.
Años después repitió la fórmula pero esta vez el cebo no sería el terror alimentado por la situación política sino el sexo reprimido de los españoles: Historia de la frivolidad, donde el cineasta jugó con el erotismo no satisfecho y con la crítica a la censura.
Y así es como llegamos a la obra maestra de la televisión: Un, Dos, Tres, el célebre concurso que rompió las audiencias. Todo un país pegado al televisor, Kiko Ledgard, Maira Gómez Kemp, la calabaza Ruperta, el festín de señoras estupendas con los muslos al aire en primerísimos primeros planos (una licencia machista que hoy nos horroriza), Don Cicuta, los Tacañones, los fastuosos decorados cartón piedra, las coreografías imposibles, los concursantes-amigos-y-residentes-en-Madrid, el show business copiado de Broadway, el coche y el chalé en Torrevieja Alicante… De nuevo el mago jugando con los anhelos, los sueños y las frustraciones de tantos españolitos ingenuos que querían salir de pobres aunque fuera poniendo en evidencia su incultura o lanzándose por un tobogán lleno de huevos podridos.
Ayer nos dejó el genio pero todas esas aventuras, películas, trepidantes concursos y cuentos de terror quedarán para siempre en los archivos como la memoria visual de un pueblo y parte de su historia. La televisión de hoy, mucho más fría, mediocre y escasa de imaginación tiene mucho que aprender de Chicho. El Gran Narciso Ibáñez Serrador.

TIJERAS DE BRUSELAS


(Publicado en Diario16 el 8 de junio de 2019)

Bruselas prevé que España aumentará su déficit público durante el año 2019, de manera que según sus comisarios, supervisores y economistas solo hay una forma de contener el desastre en las cuentas de nuestro país: con más recortes estructurales equivalentes a 15.000 millones de euros en los próximos dos años (7.500 por cada ejercicio). De esta manera, en el caso de repetir mandato en la Moncloa, a Pedro Sánchez solo le quedarían dos opciones para reducir el gasto: subir los impuestos o aplicar los consabidos recortes en el Estado de Bienestar. La nefasta experiencia de los últimos años nos dice por dónde vendrían esos “tijeretazos”: por las pensiones, por los salarios, por las prestaciones sociales, por la Sanidad y la Educación.
De momento, la Comisión Europea solo mantiene a España bajo “estrecha vigilancia”, como a un delincuente reincidente, por su “déficit excesivo”, pero las medidas de austeridad podrían llegar en cualquier momento. De ahí que la formación del nuevo Gobierno, y su signo político, se antoje trascendental para el futuro de nuestro país. Tras su entrevista con el rey Felipe VI, Sánchez ha insistido en lo que todos sabemos: “O gobierna el Partido Socialista o gobierna el Partido Socialista”. Hasta ahí nada nuevo bajo el sol; resulta más que evidente que los socialistas han ganado las elecciones. El problema no es si va a gobernar el PSOE, sino con quién y cómo.
Un Ejecutivo de coalición con Podemos, tal como exige Pablo Iglesias, supondría un impulso al Estado de Bienestar pero también el certificado inevitable para que nos caiga de lleno la temida lluvia de recortes. Por el contrario, un pacto con Ciudadanos, que es visto con buenos ojos por las empresas del Íbex 35, tranquilizaría a los mercados durante un tiempo, pero nos impediría avanzar en las reformas sociales y modernizadoras tan necesarias para la economía española. Ese es el dilema histórico al que se enfrenta Sánchez: seguir siendo un socialista íntegro pese al castigo de la UE; o pasar a la historia como un vendido a las grandes corporaciones, un presidente neoliberal que como otros pasó sin pena ni gloria.
De mantener la UE su control permanente sobre el déficit de nuestro país, España sería el único Estado de la zona euro que se mantendría bajo supervisión directa de los comisarios europeos, los famosos “hombres de negro”. Portugal y Grecia han conseguido, de momento, salir de esa angustiosa lista negra de sospechosos socialdemócratas.
¿Podrá un Gobierno de izquierdas aplicar las medidas reformistas que necesita España para avanzar en la lucha contra la desigualdad y mejorar la vida de las clases trabajadoras? Parece difícil. A fecha de hoy la Comisión Europea ya ha avisado de que la revalorización de las pensiones según el IPC puede ser una medida contraproducente. Además, el Banco de España se ha sumado a las presiones de Bruselas al advertir de que la subida del salario mínimo interprofesional a 900 euros decretada por Sánchez provocará la “disminución progresiva de la creación de puestos de trabajo”. O sea más paro. Esa maléfica afirmación ha creado malestar en el Gobierno en funciones, y sobre todo en el propio Sánchez, que empieza a sentir el aliento de los poderes fácticos económicos en el cogote.
Pero las amenazas neoliberales con advertencias veladas ante las posibles alegrías de un Gobierno de izquierdas no han quedado ahí. Ayer mismo, el presidente de Telefónica, José María Álvarez-Pallete, pedía “estabilidad política e institucional” en nuestro país tras la celebración de las elecciones para que la compañía pueda liderar la “revolución tecnológica”. Estas palabras no pueden interpretarse más que como una advertencia para que el próximo Gobierno que salga del trance de los pactos pase por el aro de las políticas conservadoras. En este caso, “estabilidad” quiere decir frenazo a las políticas sociales, contención del gasto público y menos inversiones en los servicios más necesitados tras años de recortes de Rajoy, como la Sanidad y la Educación. También mantener intacta la reforma laboral del PP que solo ha servido para despojar de derechos a los trabajadores. Y la pretendida vuelta a la senda de la política “institucional” que reclama Álvarez-Pallete no significa otra cosa que apostar por un Gobierno conservador, un Consejo de Ministros domesticado y dócil que abandone toda aventura progresista en la economía.
El mensaje de Bruselas, del Banco de España y de la principal compañía multinacional española ha quedado meridianamente claro: austeridad, austeridad y austeridad. En las manos de Pedro Sánchez y de su audacia queda que podamos romper el miedo que pretenden inocularnos los agentes del neoliberalismo e impulsar las reformas laborales y del modelo productivo que sin duda necesita nuestro país.

Viñeta: Igepzio

PACTAR CON EL DIABLO


(Publicado en Diario16 el 7 de junio de 2109)

El Gobierno francés ha vuelto a lanzar una seria advertencia a Albert Rivera para que no pacte con Vox en gobiernos y ayuntamientos. No deja de ser el mismo mensaje que Manuel Valls envía una y otra vez a la formación naranja, cada día más cerca de caer en brazos de los ultraderechistas. “Cualquier alianza con Vox para conquistar una comunidad autónoma o una gran ciudad, y pienso en la capital de España, sería una ruptura total y definitiva con un partido”, ha avisado por activa y por pasiva el político francés.
La Presidencia francesa, por encargo de Emmanuel Macron, “vigila” muy de cerca los movimientos de Ciudadanos tras las recientes elecciones generales y municipales. Durante las conversaciones del partido de Rivera con Vox para formar gobierno en Andalucía ya le lanzó un claro aviso a navegantes: “No puede haber alianzas con la extrema derecha en España”, dijo en aquella ocasión un portavoz del Palacio del Elíseo. Además, el representante del ejecutivo francés aseguró que “trabajar con un partido de extrema derecha no es algo anodino y lo tendremos en cuenta en nuestra reflexión para elegir a nuestros socios en Europa. Observamos, y somos muy claros sobre el hecho de que no puede haber alianzas con la extrema derecha”, insistió la fuente gubernamental, que además dejó caer que los “vínculos amistosos” de República en Marcha (REM) −el partido de Macron−, con Ciudadanos, podrían verse afectados por los coqueteos con los ultraderechistas de Abascal.
Sin embargo, pese a los reiterados toques de atención del Ejecutivo del país galo, uno de los más importantes valedores del proyecto neoliberal de Rivera en España, el líder de Ciudadanos sigue haciéndose el sueco, oídos sordos, y continúa negociando, de momento en la sombra, con Santiago Abascal. La formación naranja sufre una especie de extraño trastorno de personalidad, una dolencia que se manifiesta en una suerte de transformismo político que lleva a los de Rivera a la constante y preocupante indefinición. El presidente de Ciudadanos no sabe muy bien lo que quiere ser de mayor y un día se levanta socialdemócrata, al siguiente neoliberal-conservador y el fin de semana, antes de acudir a los mítines en el País Vasco, se despierta poseído por una acuciante fiebre falangista que más allá de que sea pasajera corre el riesgo de cronificarse peligrosamente. Son los efectos adversos de fundar un partido a toda prisa y con bases frágiles, ficticias, sin raíces históricas ni tradición.
Cada vez resulta más evidente que Rivera no sabe lo que es. Y lo que es aún peor. No sabe lo que es el partido que tiene entre manos. De ahí que hoy Andrea Levy haya salido un tanto desencajada de la reunión crucial con los representantes de Cs para llegar a un acuerdo sobre la Alcaldía de Madrid. Al término de la sesión, los periodistas han preguntado a la número 2 y portavoz del PP en las negociaciones si habrá gobierno ‘trifachito’ a la madrileña y ella no ha sabido muy bien qué contestar. “Podemos decir que Ciudadanos sigue instalado en la indefinición. Para nuestra sorpresa hemos comprobado que no muestra su disposición a que haya un gobierno alternativo a Carmena, liderado por el PP”, ha asegurado Levy.
El siempre lúcido periodista José Antonio Zarzalejos cree que detrás de estas tensiones hay una razón evidente: Ciudadanos está tensando la cuerda al máximo en su diálogo con los populares para no quedar relegado al papel de simple comparsa. Cs necesita tocar poder y tocarlo ya, bien sea en la Alcaldía de Madrid o en el Gobierno regional. Sin duda es un motivo de peso, ya que si Rivera no coloca alguno de sus peones en ayuntamientos importantes como el de la capital de España sus votantes verán frustrados sus anhelos y el proyecto naranja, por otra parte algo gripado y desinflado, correrá el riesgo de terminar en rotundo fracaso.
Y ahí es donde entra Vox. La ansiedad de Rivera, su necesidad perentoria de que el poder local cuente con caras reconocibles de Ciudadanos, puede llevarle a pactar con el mismísimo Diablo si hace falta, en este caso con Abascal. Esa sería la explicación al hecho de que el líder naranja se esté pasando por el forro de sus caprichos las líneas rojas del Gobierno francés. A fin de cuentas se trata de una razón trascendental: primero sobrevivir; después quedar bien con el amigo francés.

Viñeta: Igepzio

LAS FEROCES FEROES


(Publicado en Diario16 el 7 de junio de 2019)

La selección española de fútbol juega hoy un partido absurdo en las Islas Feroe, ese archipiélago autónomo del Reino de Dinamarca que pocos sabrían ubicar en el mapa. Y decimos que es un partido absurdo no solo porque este tipo de encuentros deberían estar prohibidos por aburridos y muermos sino porque en aquellas latitudes nórdicas hace siglos que se sigue una costumbre tan bárbara como criminal: la matanza masiva de las ballenas y delfines.
En efecto, cada año por estas fechas en las feroces Feroe les da por consumar el macabro ritual centenario de la bahía de Torshavn, donde una horda enardecida se dedica a matar y abrir en canal a más de un centenar de pacíficos e inteligentes cetáceos. El espectáculo es siniestro, horrible, sobrecogedor. Gente armada con arpones, espadas y cuchillos descuartizando cientos de ballenas mientras el agua de la playa se tiñe de rojo entre borbotones de sangre. Este año han liquidado tranquilamente a 250 bellos ejemplares en la fiesta más infame que exista sobre la faz de la Tierra.
Según los libros de historia, la carnicería conmemora el inicio del verano y la migración de estas especies hacia el norte en busca de temperaturas más frías. Extraña forma esa de conmemorar con la ceremonia de la muerte algo tan hermoso como el cambio del ciclo de la vida y la lucha por la supervivencia de tan majestuosas especies animales. En España tenemos otras formas mucho más civilizadas y pacíficas de celebrar la llegada del verano, como saltar hogueras en la noche de San Juan, darle al porrón de sangría en las terrazas de la costa o emprender la peregrinación de todos los años a Torremolinos o Benidorm. Pese a lo que diga la leyenda negra de Felipe II que López Obrador insiste en resucitar ahora, los españoles somos gente pacífica que no vamos matando ballenas por ahí como los paisanos de las Feroe. Tenemos el mal vicio taurino, eso es innegable, pero se irá perdiendo con el tiempo pese a lo que diga Vox.
La mala fama de pueblo inhumano y bárbaro nos la seguimos llevando nosotros, mientras en otros lugares de la refinada y moderna Europa se dan el festín sangriento de la muerte con animales tan inteligentes como las ballenas y delfines, seres que razonan siguiendo patrones de comportamiento similares a los humanos, según los últimos estudios científicos. Estamos pues ante un genocidio por placer, por costumbres atávicas y por dinero, ya que tras el sacrificio de ballenas comercializan la carne, base y sustento de la economía de los feroeses.
“Pese a que la visión es dramática para los extranjeros, la carne y grasa de ballena son una parte muy valiosa de la dieta nacional en las Islas Feroe”, ha asegurado con cinismo un portavoz del Gobierno isleño. No ha debido enterarse este señor de que la comunidad científica ha advertido contra el consumo de carne de cetáceo, ya que los análisis practicados en estos mamíferos acuáticos han encontrado altos niveles de mercurio, cadmio y plomo. Es la madre Tierra que nos castiga por nuestros crímenes devolviéndonos en forma de veneno la carne injusta que cazamos .
¿Tiene sentido que la selección española vaya a jugar un alegre partido de fútbol con gente así? ¿Es ético dedicarse a aplaudir los goles de Sergio Ramos como si nada estuviese ocurriendo mientras miramos para otro lado para no ver cómo estos salvajes y criminales ecológicos con boina y arpón siguen devastando especies enteras en vías de extinción dotadas de gran raciocinio y sensibilidad?
Sin duda, lo que se merecen los feroeses no es una goleada de escándalo, sino un boicot en toda regla. Ya que ha sido todo un acierto que Pedro Sánchez haya ordenado a nuestras fragatas salir del Golfo Pérsico y volver a casa en el último momento, justo cuando Donald Trump apuntaba sus misiles enloquecidos hacia Irán, tampoco estaría de más que el presidente del Gobierno ordenara a nuestros ejércitos futbolísticos que regresaran a sus cuarteles de invierno, en este caso de verano, para boicotear a esos nórdicos cuyo mejor pasatiempo para matar el tedio de vivir en una isla nublada y lejana es darse al exterminio ciego de bellos animales que no han hecho daño a nadie.

Viñeta: Periotti

LOS DINEROS DE SUS SEÑORÍAS


(Publicado en Diario16 el 6 de junio de 2019)

Los principales líderes políticos españoles acaban de presentar oficialmente su declaración de bienes, una medida que permite al ciudadano tener una idea aproximada de cómo gestionan sus patrimonios los padres de la patria. En general, todos los diputados se afanan por parecer monjes franciscanos, gentes austeras, en el momento de rendir cuentas con el Estado. Sin embargo, se sabe que unos esconden datos, que otros los maquillan y los hay que simplemente no dicen toda la verdad. De modo que este tipo de declaraciones sirven como campaña de imagen política, que es de lo que se trata, y poco más.
Lo que debería ser una herramienta eficaz para el control político, económico y moral de nuestros representantes directos, evitando la corrupción, termina convirtiéndose en otro paripé, un quedabien, ya que está acreditado que la mitad de las declaraciones de bienes de diputados y senadores “están incompletas, tienen errores, datos difusos o simplemente omiten información que puede ser importante para el ciudadano”, según fuentes parlamentarias.
Por si fuera poco, la situación de los altos cargos de la Administración es todavía más sangrante, casi bananera, ya que desde el año 2015 sus declaraciones de renta y patrimonio ni siquiera se hacen públicas. Para terminar de completar el descontrol, ni una sola de sus señorías ha sido sancionada en todos estos años –pese a que el Congreso y el Senado han registrado más de 1.300 declaraciones juradas desde 2017–. Una de dos: o todos son muy honrados, cosa que extraña viendo la cantidad de procesos judiciales que se apilan en los tribunales, o aquí está fallando algo. Ni que decir tiene que la falta de un reglamento interno de las cámaras, que aplique sanciones ejemplares a los infractores, hace que todo quede en papel mojado. En resumen: un bonito brindis al sol que contribuye a seguir manteniendo la ficción de la frágil democracia en la que nos movemos.
Con todo, gracias a la obligación de rendir cuentas podemos saber que Pedro Sánchez cobra 30.261 euros del PSOE, 35.299 como presidente del Gobierno y 16.666 por derechos de autor, probablemente los beneficios por su libro Manual de resistencia. Sánchez posee dos viviendas en Madrid, una pagada y otra hipotecada, acciones por valor de 5.856 euros, 40.470 en su cuenta corriente y 104.091 en un plan de pensiones.
A su vez, Pablo Casado ha declarado 30.831 euros en dinero en cuentas corrientes, inversiones por valor de 19.000 y una casa en Madrid con una hipoteca pendiente de pagar por 234.682. Su sueldo del PP asciende a 47.720 euros.
Albert Rivera, líder de Ciudadanos, acredita 4.500 euros en cuentas y dos viviendas en Barcelona al cincuenta por ciento, de las que aún debe más de 300.000. Su sueldo en el partido asciende a 48.000 euros y percibe 41.373 como diputado.
Pablo Iglesias ha declarado, además de una vivienda en Ávila, el polémico chalé de Galapagar que adquirió con Irene Montero, y del que aún restan por pagar 475.000 euros. El de Podemos es el líder político que más dinero posee en sus cuentas corrientes −114.000 euros− que añade a otros 46.460 generados en sus actividades profesionales por sus apariciones en programas de televisión.
Por su parte, Santiago Abascal asegura haber cobrado 55.148 euros de Vox (no dice si son brutos o netos), no sufre los rigores de hipoteca alguna ni propiedades inmobiliarias y declara un coche y una moto, además de 13.356 euros en cuentas bancarias.
Todos los diputados han cumplido con su obligación salvo apenas una decena, entre ellos el ex vicepresidente de Coca-Cola, Marcos de Quinto, flamante fichaje de Ciudadanos, e Iván Espinosa de los Monteros, de Vox. El primero no lo ha hecho porque, por lo visto, le faltaban por incluir sus datos de la declaración de la renta de 2018, que tendrá lista a final de mes, según ha informado el partido naranja, mientras que respecto a Espinosa de los Monteros se desconocen los motivos.
Marcos de Quinto, probablemente uno de los diputados con mayor poderío económico tras su paso por la empresa privada, aseguró recientemente que no tenía inconveniente en ser transparente porque todo lo que posee lo ha ganado “honradamente tras 37 años trabajando en la multinacional”. Es decir, unos 50 millones de euros. Reconoció que es cierto que quizá sea el que posee un mayor patrimonio, pero recordó que también es el que renuncia a ganar más dinero por ocupar un escaño. Así que sus señorías ya saben a qué potentado arrimarse cuando llegue la hora de pagar los gin tonics del bar de las Cortes.

Viñeta: Igepzio

LA SANIDAD SE VA A LA MIERDA


(Publicado en Diario16 el 6 de junio de 2019)

Mientras los políticos andan enfrascados en sus juegos de tronos, pactos imposibles, ambiciones personales, navajeos y amores despechados, una noticia nos golpea con una rotundidad y una crudeza que nos pone ante nuestro fracaso como sociedad y como país: en los hospitales madrileños las sábanas y pijamas de los enfermos llegan sucios a las habitaciones, según informa la Cadena Ser apoyándose en denuncias de los médicos y enfermeros del Ramón y Cajal. La ropa se está entregando a los pacientes con manchas de orín, sangre y restos de excrementos, una práctica indecente que no solo resulta nauseabunda, sino que pone en grave riesgo la salud de las personas por el posible riesgo de contagio de bacterias que puede suponer.
Estamos sin duda ante la constatación palpable de que nuestra Sanidad pública, ese gran logro del que a veces nos jactamos los españoles un tanto exageradamente, no está tan boyante y próspera como quieren hacernos creer. Y también estamos ante la prueba definitiva de que el Estado de Bienestar español está en las últimas, temblando en sus cimientos como consecuencia de tantos años de brutales recortes marianos.
La cuestión resulta especialmente grave precisamente hoy, cuando se ha sabido que la Unión Europea prepara otro paquete de recortes por 15.000 millones de euros, a pagar en dos años, para nuestro país. ¿Qué hará Pedro Sánchez, plegarse a las exigencias de los jerarcas neoliberales de Bruselas o pactar un gobierno de izquierdas que defienda lo poco que nos queda de socialdemocracia? Está aún por ver.
La indecencia de la ropa de lencería mal lavada, inmunda, mugrienta, guarra, asquerosa y cochina de nuestros centros sanitarios tiene mucho que ver, sin duda, con las políticas de privatización que el PP llevó a cabo en los últimos años. No solo se trata de pijamas manchados de sangre y orín, sino de la falta de bisturíes y de material quirúrgico, del catering frío y de mala calidad que se sirve sin tenerse en cuenta si un enfermo necesita sal o azúcar en su dieta, de la escasez de vendas o tiritas que a veces tienen que comprar los propios familiares y de la precariedad laboral que padecen nuestros médicos y enfermeros, esos mismos que tienen que emigrar a Gran Bretaña para encontrar un trabajo digno o un salario justo acorde con su trabajo fundamental. Las privatizaciones han terminado por dejar a los pacientes de los hospitales con el culo al aire porque aquí de lo que se trataba no era de dar un buen servicio al ciudadano sino de vender la Sanidad por parcelas, de hacer negocios con unos amigachos que no sabían nada de medicina sino solo de hacer dinero fácil, en definitiva de corrupción pura y dura.
De nada de esto, de nada de lo realmente importante, se ha hablado durante las pasadas campañas electorales, que nos cayeron encima como repentinos chaparrones de verano sin dejar nada beneficioso para el pueblo. Todo han sido insultos, descalificaciones, debates televisivos como espectáculos para ganar audiencias y estupideces pueriles sobre la patria, la bandera, la unidad de la nación y la vuelta a tiempos pasados de los que mejor no hablar. Ahora, cuando ya ha pasado la fiebre mendaz de las elecciones, llega la segunda parte de la farsa: la eterna cantinela de los pactos y acuerdos. Y así nos pasamos la vida en este lugar peculiar del sur de Europa, hablando de si a Sánchez le salen las cuentas o no, de si es legítimo que Bildu gobierne en las alcaldías, del giro ultra de Casado y del último escándalo del PP, de las ínfulas de Rivera, de la guerra a muerte en Podemos y de las burradas de Vox. Es el país que tenemos. Un país donde su más alto tribunal se dedica a legitimar el golpe de Estado del 36. Un país donde sus líderes se pasan el día jugando al Monopoly de la política, embuchándose, eso siempre, unos buenos sueldos, y demostrando que son absolutamente incapaces de ponerse de acuerdo para empezar a trabajar en lo realmente importante: eso de lo que ya nadie habla y que en otros tiempos no tan lejanos se conocía como bien común.

Viñeta: Igepzio

sábado, 8 de junio de 2019

MOMO

(Publicado en Diario16 el 6 de junio de 2019)

La escena es la siguiente: una madre y sus dos hijos viajan en autobús en una ciudad de la costa levantina. El menor de los niños le dice a su hermano: “Esta noche me voy a levantar a las tres de la mañana para invocar a Momo”. El otro pequeño le contesta: “Y yo a Ayuwoki”. Los menores, entre risas, prosiguen con su divertido diálogo sobre los misteriosos personajes hasta que la madre decide intervenir y poner orden en el asunto: “Dejaos de tonterías que luego andáis asustados todo el día”.
¿De qué demonios hablaban los dos pequeños hasta que su madre les ordenó callar? Sin duda, de dos de los supuestos cibermuñecos de moda, seres que a través de las redes sociales estarían incitando a los menores a llevar a cabo peligrosos retos virales. Momo es una especie de extraña mujer de facciones distorsionadas, ojos saltones, nariz casi inexistente y boca en forma de pico cuya imagen puede resultar tan curiosa como perturbadora para los niños y adolescentes.
A su vez, Ayuwoki es una especie de reencarnación deformada del cantante Michael Jackson que al grito de “¡hee hee!” –característico en las coreografías del desaparecido rey del pop– también propone al público infantil ideas tan descabelladas como suicidas.
Tales personajes pueden parecer grotescos y cosa de cuentos de terror, pero no son para nada inofensivos, ya que invitan a llevar a cabo retos virales que pueden resultar altamente peligrosos. De hecho, hace unos días un niño de 11 años apareció muerto en Miami tras, aparentemente, suicidarse en su habitación después de consumar el conocido “Momo Challenge”. Sus padres ni siquiera se enteraron, aunque después cayeron en la cuenta de que habían notado algunos cambios en la personalidad de su hijo en los días previos al trágico final. Por lo visto el menor no paraba de hablar de un tal Momo, al que no dieron la importancia debida. “Lo que está pasando es real; no es un juego, es demoníaco. Nunca dejen a sus hijos solos, por más que estén trabajando. No dejen a sus hijos en sus cuartos solos”, se lamentaba en una cadena de televisión el padre del niño fallecido.
La Policía norteamericana sospecha que el pequeño pudo haberse quitado la vida tras recibir algún mensaje suicida del misterioso muñeco digital. Así son estos retos virales. Absurdos pero tan reales como la vida misma. ¿Hay alguien detrás de Momo y Ayuwoki o son simples leyendas urbanas que se propagan por la red alimentadas por bromistas y gamberros? Al parecer el fenómeno se convirtió en global en el año 2018, después de que un periódico indonesio informara de que Momo había causado el suicidio de una niña de 12 años. Poco después, en febrero de 2019, el Servicio de Policía de Irlanda del Norte publicó una advertencia en Facebook alertando del suceso y la celebrity estadounidense Kim Kardashian publicó en su cuenta de Instagram un mensaje solicitando que YouTube eliminara los supuestos vídeos de Momo.
En cualquier caso algunos expertos consideran que retos virales como estos reúnen todas las características de un fenómeno de “pánico moral clásico” alimentado por los temores de los padres de querer saber qué están haciendo sus hijos con la tecnología. Es decir, según estos especialistas estaríamos ante una especie de leyenda urbana sin fundamento real.
Con todo, tras la muerte del niño de Miami, las autoridades locales también han alertado a los padres para que controlen los contenidos que consumen sus hijos en Internet. La alarma no ha tardado en llegar a España. La Guardia Civil ha pedido que no se pinche en este tipo de contenidos de alto riesgo y la Policía Nacional informó hace unos días de que es “prudente” mantener a los niños alejados de estos nuevos “juegos” que corren como la pólvora por Wasap, Facebook y otras redes sociales.
La unidad especializada en ciberdelincuencia está investigando si hay datos objetivos para pensar que el Momo Challenge, que supuestamente incita a los niños al suicidio, se está introduciendo en vídeos de contenido infantil. El peligro vendría porque a mitad de la grabación, en principio divertida y sin riesgo alguno, el macabro personaje ordena al pequeño que lleve a cabo prácticas aberrantes como coger un cuchillo de cocina y cortarse las venas o arrojarse por la ventana. De hecho, se han dado casos de padres británicos que afirman que imágenes de Momo fueron insertadas en episodios aparentemente inofensivos de Peppa Pig y Fortnite difundidos en YouTube y YouTube Kids. La plataforma lo ha negado tajantemente y asegura que no hay motivos para la alarma.
A falta confirmación sobre si estos vídeos que circulan por las redes son reales o simples bulos, la Policía traslada una serie de consejos para tratar de detectarlos rápidamente e impedir que lleguen a los menores. De entrada es importante que los padres supervisen los portales a los que acceden sus hijos, sobre todo los de más corta edad, para evitar que puedan verse expuestos a contenidos tóxicos.
También resulta fundamental no compartir ningún vídeo o fotografía en el que se haga referencia a este reto viral, para no ser nosotros mismos quienes ayudemos a propagarlo todavía más. En lugar de difundirlo a otras personas, lo que debemos hacer si nos topamos con algún montaje de Momo o Ayuwoki  es denunciarlo a la propia plataforma o red social en la que esté alojado para que sea inmediatamente eliminado. Es lo mismo que ha ocurrido con otros retos virales como la Ballena Azul, donde se indica a los jugadores que realicen una serie de tareas de alto riesgo.
De confirmarse el suceso, Momo podría incitar a niños y adolescentes a llevar a cabo juegos peligrosos, incluidos ataques violentos, daño autoinfligido y suicidio. En Youtube circulan múltiples vídeos que enseñan a los menores a invocar a este personaje para que aparezca en la pantalla del ordenador, tablet o teléfono móvil a altas horas de la madrugada. ¿Funcionan estos rituales? ¿Aparece el monstruoso personaje cuando es llamado? Quizá mejor no averiguarlo.

EL POSTUREO DE CIUDADANOS


(Publicado en Diario16 el 4 de junio de 2019)

En política una cosa es lo que se dice delante de las cámaras y otra muy distinta lo que se hace entre bambalinas. Ciudadanos sabe jugar como nadie a ese juego de despiste, a ese teatrillo de variedades donde nada es lo que parece, a ese ejercicio de ilusionismo político que más bien es postureo. Ayer, José Manuel Villegas, secretario general del partido naranja, cerró la puerta a posibles pactos y acuerdos con Vox. De esa manera, no habrá tripartitos ni mesas a tres con los ultraderechistas (por supuesto tampoco con Podemos). Según el portavoz de Cs, la primera opción de alianza será con el PP, socio preferente, y si no cuaja pactarán con el PSOE, aunque no con Pedro Sánchez.
Esta última posibilidad, pactar con los socialistas pero no con el peligroso indepe Sánchez, se antoja un ejercicio de malabarismo estratégico tan complicado y extraño que ni siquiera Albert Rivera, el gran mago/escapista Houdini de la vida pública nacional, puede llegar a explicarlo. ¿Cómo piensan los naranjas cerrar tratos con el PSOE a espaldas de Sánchez? ¿Querrán quedar con Carmen Calvo y Ábalos en un Starbucks, a escondidas, sin que se entere el presidente del Gobierno? Es algo absurdo que solo cabe en la mente del ilusionista Rivera, ese hombre que le ha cogido el gustito a sacarse conejos de la chistera durante los debates electorales televisivos. El líder de Ciudadanos funciona a impulsos y un día se levanta y se cree el jefe de la oposición sin serlo y al siguiente busca ansiosamente el cordón sanitario sin saber muy bien a quién ponérselo, si a Sánchez o a Abascal.
Así las cosas, solo cabe concluir que la propuesta de Ciudadanos para aislar a Vox es un nuevo paripé, un brindis al sol que queda muy bien para una rueda de prensa a media mañana en el Congreso pero que resulta poco creíble. Nadie en su sano juicio puede llegar a pensar que la formación naranja entregará Madrid a la roja y amiga de independentistas Manuela Carmena solo por un acto de grandeza democrática. En política no hay honestidad, solo pragmatismo. Ya lo dijo Aldous Huxley: cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje.
Y mientras tanto, ¿qué dice Santiago Abascal? El líder de Vox avisó ayer de que no aceptará una simple fotografía para la historia, un retrato para la posteridad, si después no viene un “diálogo político” serio para la distribución de consejerías y concejalías, para el troceo de la tarta, para el reparto de las sillas. “No queremos solo la foto. Para foto nos la hacemos con nuestras familias”, aseguró un arrogante Abascal que por lo visto tampoco se ha percatado aún de que no es Donald Trump, sino un candidato que ha perdido un millón de votos en apenas un mes. “Exigimos ser tratados con respeto en función de nuestra representación. Pedimos el mismo respeto que a los demás”, exigió el líder ultra.
Y ahí no engaña a nadie el candidato del partido de Franco. Vox no ha llegado a la política española para ser la cenicienta del hemiciclo. Quiere tocar pelo, poder real, no el caramelito andaluz que le dieron en San Telmo para que se quedara tranquilo un rato y apaciguarle las convulsiones machistas. Por eso no admitirá un “trágala” de lo que pacten en la sombra PP y Ciudadanos. Y por eso la pantomima de ayer de Villegas resulta tan inverosímil como pueril, tan artificiosa como falsa. Sin Vox no habrá gobierno de derechas en numerosos ayuntamientos y la izquierda volverá al poder. Eso lo saben Villegas, Arrimadas y hasta el bedel de Ciudadanos.
De ahí que a Casado y a Rivera no les quedará otra que cargar con la mochila de Abascal. A fin de cuentas ellos se han buscado ese incómodo compañero de viaje; son las consecuencias de la foto de Colón y del trifachito a la sevillana. De nada sirve decir a estas alturas de la película: “Yo no conozco de nada a ese señor a caballo con perilla de califa y trabuco al cinto”. Es lo que tiene andar con amigos peligrosos y compañías poco recomendables. Que una vez que te has tomado la primera copa con ellos ya no te los puedes quitar de encima. Y no se van ni con lejía.

Viñeta: El Koko Parrilla

EL REY SE JUBILA


(Publicado en Diario16 el 3 de junio 2019)

“¿Un poco raro no, de repente, de la noche a la mañana…?”, se pregunta capciosamente Pedro J. Ramírez a propósito de la jubilación total de Juan Carlos I. La noticia de que el rey emérito se retira de la vida pública sigue levantando rumores, sospechas y especulaciones de todo tipo, no solo en Villa y Corte, sino en el mundo. Según Pilar Urbano, biógrafa de cabecera de la reina Sofía, el adiós definitivo del monarca a la primera línea de la política puede “no deberse a asuntos de salud, sino por un proceso de judicialización contra el emérito que esté a la vuelta de la esquina”.
La supuesta bomba estaría activada y a punto de estallar, y esa sería la razón de que Zarzuela haya decidido que el artífice de la Transición sea relegado de cualquier papel institucional. De esta forma, la estrategia de la Casa Real sería dejar caer al rey para salvar la Monarquía.
Urbano cree que algún día veremos a Juan Carlos I en un juzgado, quizá como testigo para dar explicaciones, pero nunca sentado en un banquillo como imputado, investigado o acusado. Además, asegura que si la opinión pública supiera cómo el rey ha logrado su fortuna “nos escandalizaríamos”, ya que no cuadran las cuentas de sus dotaciones y asignaciones presupuestarias desde que llegó a la Corona con las cantidades que efectivamente se atribuyen a su importante patrimonio personal. Según revistas especializadas, la fortuna de Juan Carlos I alcanzaría los 2.300 millones de dólares y eso “lo dice un periódico como de Minglanilla de Abajo que se llama The New York Times”, ironiza la reportera experta en asuntos de la Familia Real. Pocos años antes, la revista británica EuroBusiness ya había lanzado una cifra parecida, por lo que Urbano se pregunta: “¿Y todo esto de dónde sale?”
Juan Carlos I empezó a estropear su imagen histórica y personal en el año 2004 por cuestión “de unas faldas que fueron desleales”, alega la periodista, que apunta directamente a la princesa Corinna zu Sayn-Wittgenstein, amante del rey, quien en aquellos años destapó la caja de los truenos al denunciar ante el comisario Villarejo hechos “que de ser ciertos son delitos”. La propia reina Sofía ya anticipó lo que estaba por venir cuando le insinuó a Urbano que todo aquel “que no cumple y se desvía o el que tiene ambición de dinero” tiene problemas en la vida. En realidad, le estaba hablando del dramático futuro que le esperaba a su marido, el rey de España. “Ella le lanzaba mensajes: un rey se tiene que morir en la cama; un rey no puede abdicar; aquí hace falta que se diga: el rey ha muerto, viva el rey; el rey no está cansado; el príncipe tiene prisa… Son frases que a mí me ha dicho ella”, remarca Pilar Urbano en una entrevista con Jorge Javier Vázquez en el programa Sálvame de Telecinco.
La escritora confirma que los reyes hace mucho tiempo que no se hablan ni hacen “vida marital”, pese a vivir bajo el mismo techo. Pero lo más sorprendente es que eso ocurre en la pareja desde el año 1976, cuando Sofía tomó la decisión de cambiar el rumbo de su vida. “Luego ha habido muchas vejaciones, humillaciones de Juan Carlos hacia la reina…”, explica. Urbano recuerda aquel famoso anuncio de la agencia de relaciones extramatrimoniales Ashley Madison, que en 2011 desplegó un gigantesco cartel en la Gran Vía de Madrid con las fotografías de Bill Clinton, el príncipe Carlos de Inglaterra y el propio Juan Carlos bajo el eslogan: ¿Qué tienen estas “realezas” en común? Sin duda, se trataba de una campaña publicitaria para promocionar la infidelidad, ya que la agencia de contactos vio en el Borbón una veta de oro por sus comentados flirteos extraconyugales. “Aquello lo vio la reina y puso una demanda, de modo que el anuncio se hizo retirar”, afirma Urbano.
Sofía sabe desde hace tiempo que el rey tiene devaneos, amoríos, aventuras. Cierto día ella, visiblemente contrariada, entró en el despacho de Sabino Fernández Campo, consejero de confianza del monarca, y le preguntó: “Sabino, ¿es una que se la llevan a todas partes o son varias?”, en referencia al número de amantes de Juan Carlos. Eran los años en que corrían intensos rumores de la relación del monarca con Marta Gayá y los viajes a Suiza que incluso perjudicaban y retrasaban sus tareas como Jefe de Estado.
Urbano cree que se ha protegido en exceso la figura del rey, incluso con una “especie de carpa de amianto”. “Era intocable, y más después de creerse que nos había salvado del 23F. Él podía haber sido como Franco pero en rey, y es verdad, eso no se puede olvidar, nos abrió a Europa, al mundo entero, a la democracia, se despojó de sus poderes”, insiste la biógrafa de la reina Sofía.
Pero las revelaciones de la escritora no quedan ahí e incluso indagan en la compleja personalidad del emérito. “Este hombre ha tenido ya desde niño una especie de esquizofrenia espiritual, moral, porque había tenido que obedecer y desobedecer a su padre; obedecer y desobedecer a Franco; engañando en los dos sitios, en Estoril y en El Pardo, sabiendo que aquí estaba su pasado con Don Juan y su futuro con Franco. Eso crea una doble vida, teniendo en cuenta que ya en 1956 hay una paternidad que no ha reconocido…”

Viñeta: El Koko Parrilla

CUANDO EL HORROR LLEGA POR WASAP


(Publicado en Diario16 el 1 de junio de 2019)

Un teléfono móvil puede ser más peligroso que una nueve Parabellum. Un minuto de vídeo por wasap puede ser más letal que el arsénico. Un falso infundio o rumor en Facebook puede matar más que una bomba de Titadine. Empezamos a darnos cuenta de que los juguetitos digitales que nos acompañan cada día en nuestras vidas no son objetos inofensivos, sino que pueden transformarse en armas de destrucción masiva.
El suicidio de Verónica, la trabajadora de Iveco a la que difundieron un vídeo sexual sin su consentimiento, demuestra que cualquiera está en riesgo de caer en esa trampa cotidiana de las redes sociales. Sus propios compañeros de trabajo se lo pasaron en grande compartiéndose las escabrosas imágenes y la vergüenza la llevó a la desesperación y a quitarse la vida.
Pero el festival del horror no queda ahí. En Barcelona una jueza ha condenado a un youtuber por humillar a un mendigo ofreciéndole galletas rellenas de dentífrico y grabar la gamberrada en vídeo para subirla después a Internet. Y cada vez son más los niños y jóvenes que están enganchados al “juego de la muerte”. ¿De qué va ese rollo? Un nuevo reto viral, una capullada entre adolescentes consistente en presionarle la carótida a un amigo de la pandilla hasta que el cerebro sufre la falta de oxígeno. Una niña de doce años ha tenido que ser hospitalizada en Pinto (Madrid) tras quedar inconsciente y ya se han detectado otros casos en otras ciudades del país. Las autoridades han alertado a los padres y educadores para que sepan a lo que se enfrentan.
¿Se ha desatado una especie de locura cibernética, una fiebre incontrolable que nos contagia y nos vuelve estúpidos, frívolos e insensibles? Los apocalípticos atribuyen estos casos dramáticos a la influencia perniciosa de las nuevas tecnologías, que se han instalado tan rápidamente en nuestras vidas que no nos ha dado tiempo a asimilarlas, a aprender a usarlas, a controlarlas y a contrarrestar sus efectos en nuestra siempre vulnerable psicología. Los integrados, por su parte, no ven ningún peligro y creen que estamos ante exageraciones de la prensa sensacionalista para asustar a gente antigua y carca que no sabe adaptarse a los nuevos tiempos.
El encendido debate entre los expertos está servido (y lo seguirá estando durante muchos años, el tiempo que tardemos en estudiar y diagnosticar el fenómeno) pero de momento ya están apareciendo noticias inquietantes que nos hacen pensar que algo extraño nos está ocurriendo con eso que llamamos paradójicamente la “inteligencia artificial”. Así, los neurólogos advierten de que exponer a bebés menores de dos años a la tablet, al ordenador e incluso a la televisión puede provocar alteraciones neuronales importantes en sus pequeños cerebros.
Lamentablemente, las distopías de Black Mirror, la mítica serie que trata sobre la influencia de lo tecnológico en el ser humano moderno, pueden estar convirtiéndose en realidad con una precisión aterradora. Precisamente uno de los capítulos de la serie narra la tragedia de un joven al que una banda de gamberros graba un vídeo sexual para después hacerle chantaje. La historia recuerda de una forma espeluznante al infierno que ha podido vivir Verónica, la desdichada trabajadora de Iveco que cayó en manos de una horda de desaprensivos y desalmados a los que ella tenía por compañeros de trabajo.
Las amenazas son múltiples: ciberbullying, grooming, sexting, “palizas felices”, retos virales, ciberterrorismo, extorsión sexual, exposición a contenidos violentos, haters, trols, pornografía infantil, estafas, difamaciones por encargo, tráfico de datos personales… Fenómenos nuevos que con el tiempo se convertirán en auténticos problemas de salud pública. A las clínicas de los psicólogos y psiquiatras llegan cada día más pacientes que sufren este tipo de dramas personales, adicciones y traumas relacionados con el nuevo mundo digital.
El Gran Hermano que anticipó Orwell en su premonitoria novela 1984 se ha quedado corto y ha sido superado con creces por otra realidad mucho más cruda, estremecedora e inquietante. Ya no se trata solo de que una superestructura mecánica más inteligente que nosotros controle cada minuto de nuestras mortales vidas, sino de que sea capaz de provocar cambios físicos y psicológicos tan potentes que terminen convirtiendo al ser humano en un bicho aún más raro de lo que ya es. Un monstruo pirado que ni siquiera Stevenson alcanzó a imaginar en su fantástica novela sobre aquel atormentado doctor al que de pronto le salió de dentro una bestia sanguinaria e infernal.

Viñeta: El Koko Parrilla

RIVERA NO TRAGA


(Publicado en Diario16 el 31 de mayo de 2019)

A medida que pasa el tiempo, Albert Rivera va tomando conciencia de que no es el brillante jefe de la oposición que él creía. Los sueños sueños son, como decía Calderón, y las matemáticas de las urnas no engañan: imponen su dictadura y no dan para más. Ciudadanos ni ha dado el sorpasso al PP, ni ha arrasado en las elecciones y mucho menos ha conseguido desbancar del poder al PSOE. La formación naranja es lo que es, un partido que tuvo su momento, una moda pasajera de poscrisis que como una píldora efervescente va diluyéndose lentamente al contacto con el agua.
El baño de realidad ha sido tal que Rivera −forzado por la situación precaria de votos que sufre su partido y seguramente por las empresas del Íbex 35, que le están presionando para que pacte con el PSOE cuanto antes− sopesa romper el cordón sanitario que le colgó a Sánchez durante la campaña electoral por dialogar con los independentistas catalanes. Ese sería el paso previo para cerrar acuerdos de gobernación con los socialistas en comunidades autónomas, ciudades y pueblos.
En cierta manera, a Rivera no le queda otra salida que mantener trato político con el PSOE si quiere ser un partido con sentido y responsabilidad de Estado, una bisagra útil, y no caer en la atracción fatal de los franquistas de Vox. El presidente del Gobierno le ha lanzado un mensaje muy claro al líder naranja: “Lo que no se entiende en Europa es que un partido que se autodefine como liberal se apoye en la ultraderecha para conformar gobiernos”.
Es decir, el objetivo y el deber último de todo partido que aspira a ser una formación provechosa para la sociedad y no una mera pasarela de políticos jóvenes y guapos es garantizar la estabilidad de las instituciones, dejando gobernar al PSOE en aquellos lugares donde ganó las elecciones municipales, autonómicas y europeas. Ciudadanos tiene la obligación política y moral de permitir la gobernabilidad de los socialistas en Madrid, Castilla y León, Murcia y Aragón, por ejemplo.
Sin embargo, el comité de pactos anunciado por Inés Arrimadas y puesto en marcha por la formación naranja tras la jornada electoral del pasado domingo no parece augurar nada bueno para Sánchez. El secretario general, José Manuel Villegas, tiene claro que “lo normal es llegar a acuerdos con el PP” y ha puesto una serie de condiciones que más que condiciones son cláusulas abusivas de esas que suelen colocar los bancos a sus sufridos clientes. De entrada, Ciudadanos pretende que los barones “renieguen” del “sanchismo” y de sus políticas territoriales, que a juicio de Rivera y los suyos buscan liquidar España. Este requisito, además de leonino, es surrealista, ya que ningún barón en su sano juicio va a atreverse a plantarle cara al secretario general del PSOE, y mucho menos ahora que está más fuerte y consolidado en el liderazgo que nunca. Ángel Gabilondo, a quien Ciudadanos ya ha vetado, es sanchista, al igual que el castellano leonés Luis Tudanca y el murciano Diego Conesa. En cuanto al aragonés Javier Lambán, si bien es cierto que se ha mostrado crítico con la política territorial del presidente del Gobierno y en contra del diálogo con las formaciones independentistas parece difícil que decida tensar la cuerda hasta el punto de provocar un cisma con Ferraz. De modo que el plan de Rivera no solo es estéril, sino pueril. Ningún dirigente socialista va a aceptar enfrentarse con Sánchez para darle satisfacción a Ciudadanos. Es algo completamente absurdo.
Pero además, Villegas exige al Gobierno que imponga el artículo 155 de la Constitución en Cataluña, otra utopía en estos momentos, ya que la situación no es ni de lejos la misma que hace dos años, cuando el ‘procés’ estaba en plena ebullición y suponía una grave amenaza para la estabilidad del país. Hoy las aguas se han calmado y las partes en conflicto buscan salidas negociadas.
“Cuando tengamos un acuerdo, vamos a pedir una coherencia con la unión e igualdad de todos los españoles, eso va a implicar renegar de las políticas de Sánchez de pacto con los populistas y los separatistas”, ha asegurado Villegas, que por ese camino terminará exigiendo al presidente del Gobierno que reniegue de sí mismo si quiere algo con Cs.
De momento, y para curarse en salud, Ciudadanos ya ha dicho que decidirá “caso por caso”, es decir, comunidad a comunidad y municipio a municipio. Para ello se crearán comisiones territoriales en aquellos lugares donde los naranjas tengan la llave de Gobierno. Y siempre bajo el estrecho control y supervisión de la comisión nacional, es decir del jefe Rivera. Los contactos con socialistas y populares ya han comenzado y no sería de extrañar que los primeros pactos estén al caer, también con el mefistofélico PSOE de Sánchez. Al fin y al cabo lo que quiere todo partido es tocar poder y mucho nos tememos que la panoplia de exigencias y condiciones severas que el líder de Ciudadanos ha puesto al sanchismo es más un brindis al sol que otra cosa.

Viñeta: El Koko Parrilla

LA SOMBRA DEL PUCHERAZO


(Publicado en Diario16 el 30 de mayo de 2019)

Los errores detectados en el sistema de recuento de votos durante las pasadas elecciones suponen una chapuza más para un Estado que, como es cada vez más evidente, necesita reformas urgentes e inversiones en algunas de sus instituciones políticas más importantes. Al espectáculo lamentable que está ofreciendo la Fiscalía durante el juicio del ‘procés’ (la última es que uno de los fiscales confundió las fechas, horas y lugares de los vídeos que son pruebas cruciales para dirimir si hubo o no rebelión en las conductas de los líderes independentistas) se unen otras disfunciones intolerables, como el desastre en la gestión de algunos hospitales de la red pública nacional, el guirigay de la educación (calor extremo en las escuelas cuando llega el verano, arbitrariedad de las comunidades autónomas en los planes de estudio) y el infierno de los centros de inmigrantes para extranjeros (en las últimas horas más de cien internos de las instalaciones de Aluche han denunciado agresiones físicas e incluso cacheos inhumanos bajo la lluvia al grito de “vais a ir a vuestro puto país” o “moros de mierda”).
El último desaguisado que demuestra lo mucho que tenemos que mejorar como país y como sociedad ha tenido lugar durante el recuento de votos durante las elecciones locales y europeas del pasado domingo. Al parecer el error estuvo en el criterio de publicación de votos que ha aplicado la empresa SCYTL-VECTOR, ya que en la web se reflejaron sólo los votos “útiles” y se ignoraron los que no se traducían en escaños en algunos municipios como Ibiza y León, según ha explicado el Ministerio del Interior. La metedura de pata ha provocado que algunos concejales que se deprimían la noche del domingo al dar por perdidos los comicios se hayan echado a la calle tres días después, entre la alegría y alborozo de sus votantes, para celebrar una victoria con retraso “en los despachos”, como suele decirse en el argot futbolístico. Por el contrario, los ganadores “fake” ahora son miserables derrotados. Esta kafkiana situación no es propia de un país serio y avanzado.
Es cierto que se trata de unos pocos episodios aislados que no pueden enturbiar la limpieza general de las elecciones. España dispone de uno de los sistemas de recuento de escrutinios más avanzado del mundo, un complejo sistema informatizado que nos permite conocer los resultados electorales apenas una hora después del cierre de los colegios electorales. En otros países como Estados Unidos, supuesta avanzadilla de la democracia, pueden pasar semanas hasta saber quién ha sido el ganador en este o aquel Estado (véase cómo llegó George W. Bush a la Casa Blanca en el año 2001, cuando hubo acusaciones de fraude debido a que, supuestamente, en Florida se borró de las listas de electores a miles de votantes pertenecientes a minorías étnicas tradicionalmente demócratas, sobre todo afroamericanos).
Sin embargo, esos “episodios esporádicos” que manchan la buena imagen de nuestro sistema electoral y que tienen que ver con la impericia de alguien que, por error, sumó 18 votos cuando en realidad eran 118 (un simple uno puede marcar una diferencia astronómica) deben ser investigados y corregidos de inmediato, ya que está en juego la credibilidad misma de nuestra democracia. Es casi seguro que algún líder exaltado y mal perdedor saldrá a la palestra más pronto que tarde para hablar de “pucherazo”, algo que sería injusto, ya que el sistema funciona como se ha demostrado desde 1978. Por ese motivo el Ministerio del Interior no debe considerar estos fallos como una mera anécdota y tiene la obligación de ordenar una investigación en profundidad para saber qué es lo que ha sucedido.
Y ahí es donde surge la preocupación y la duda sobre si los sucesivos gobiernos de PSOE y PP hacen lo suficiente para mejorar nuestro sistema electoral. Según el departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska, estos problemas son “frecuentes” cuando se celebran elecciones municipales, donde el grado de complejidad en la gestión de datos es mayor. Y lo ha dicho así, con total tranquilidad, como si fuese la cosa más normal del mundo. Problemas frecuentes. Pues esos problemas deberían ser subsanados cuanto antes hasta conseguir que el escrutinio sea cien por cien fiable y sin margen de error.
De momento ya se han tomado algunas medidas pertinentes. La UTE que ganó el concurso de los comicios celebrados el pasado domingo ya tiene preparada una nueva versión de la web, que incluye la suma total de votos emitidos, y la previsión es que esté disponible en las próximas horas, ya con los datos actualizados y reales. “El recuento es perfecto, lo que ha generado problemas es la publicación de los datos por el volcado de los mismos en la web de los resultados provisionales”, asegura un portavoz del ministerio.
No será tan fiable el procedimiento cuando el domingo se dio por ganadores a candidatos que no lo eran y por perdedores a aquellos que habían logrado la victoria en las elecciones. De momento, y como es lógico, varias formaciones políticas ya han denunciado los fallos en el recuento al contrastar el número de votos de mesas con el publicado en la web oficial. En este asunto, más que en ningún otro, luz y taquígrafos.

Viñeta: Artsenal

NAVAJEO ENTRE GENOVESES


(Publicado en Diario16 el 30 de mayo de 2019)

Una encarnizada batalla entre el sector moderado y el derechista está servida en el PP. En los últimos días, y tras la noche de pánico que vivieron los populares ante la posibilidad de nueva debacle en las elecciones locales y europeas, se han aireado diversos enfrentamientos que muestran claros síntomas de división. Los barones vigilan de cerca a Pablo Casado, al que culpabilizan de la derechización del partido y de otros errores que han llevado al batacazo histórico en las generales de abril y a la posterior crisis interna. Por su parte, el presidente defiende su gestión y devuelve la pelota a los señores territoriales, exigiendo que se compartan responsabilidades y que el peso de la debacle no caiga solo sobre él.
El último episodio ha tenido lugar hace solo unas horas, cuando algunos de los barones más importantes de la formación de la gaviota han presionado al líder popular para que no ponga a Cayetana Álvarez de Toledo al frente de la portavocía del Grupo Parlamentario Popular en el Congreso de los Diputados. En el partido es de dominio público que Álvarez de Toledo goza de la plena confianza de Casado y eso despierta recelos en pesos pesados de Génova 13.
La elección de la persona que debe representar al grupo parlamentario popular en el Congreso es una cuestión clave en la estrategia del partido, ya que el perfil del elegido o elegida marcará definitivamente si la línea ideológica permanece en el centro-derecha o deriva hacia posiciones más extremas. La cuestión no es baladí, de ahí que tanto el ala moderada como el ala más radical hayan puesto sus peones en juego para ganar esta dura pugna. Sin ninguna duda, la XIII Legislatura va a estar marcada por una crispación nunca antes vista en el hemiciclo español, ya que Vox planea incendiar el debate parlamentario desde el primer momento. La bronca va a estar a la orden del día; el insulto y la descalificación van a formar parte esencial del plan de Abascal.
Si el grupo popular no se desmarca de esa estrategia nefasta para la democracia, si no traza una clara frontera para diferenciarse de los ultraderechistas, el PP corre serio riesgo de seguir perdiendo a su electorado, bien por el centro, ya que muchos votantes se horrorizarán al comprobar que el partido no es más que una sucursal de Vox, bien por la derecha, ya que las bases y la militancia más ultra empezarán a cuestionarse para qué votar a Casado si a fin de cuentas es una mala copia de Abascal.
Entre los moderados que recriminan al presidente del Partido Popular su excesiva “abascalización” está el presidente gallego, Alberto Núñez Feijóo, quien en una comida privada entre líderes del PP recordó a sus compañeros la necesidad de elegir a las personas más idóneas para esos cargos, entre las que no estaría, a su juicio, Álvarez de Toledo. El malestar de Feijóo ha quedado patente cuando tras ser preguntado sobre quién cree que será el elegido o elegida por Pablo Casado ha contestado con frialdad: “Él sabrá la propuesta más adecuada”.
Aquella imagen de la visceral Cayetana enfrentándose cuerpo a cuerpo con los independentistas catalanes que pretendían boicotearla en un acto político en la Universidad no gustó nada al sector “nuñista”, que vio en ella una hooligan más que una diputada con templanza, empaque y recorrido. “Hay que buscar a una persona que sea del agrado de todos, un portavoz de consenso, y esa será una forma de empezar bien la legislatura”, asegura un destacado dirigente regional.
De momento, se viven horas de tensa calma en Génova 13, ya que todo son propuestas e hipótesis sobre la elección final, que como no podía ser de otra manera corresponde a Casado. En Galicia, País Vasco, Asturias y Cataluña, así como en Andalucía y Comunidad Valenciana, Álvarez de Toledo no está demasiado bien vista, sobre todo por sus críticas desaforadas contra Rajoy. Además, los malos resultados de Cayetana en los pasados comicios en Cataluña, donde el PP ha quedado relegado a la categoría de partido intrascendente, la “desautorizan”, según muchos barones. Si a esto añadimos que, a diferencia del fracaso de Álvarez de Toledo, en Barcelona Xavier García Albiol ha ganado las elecciones en Badalona, aunque sin mayoría absoluta, existen motivos más que suficientes para que se produzca un choque de trenes entre los dos bloques, que apuestan por caras, ideas y estrategias distintas.
“Tenemos que moderar nuestro discurso; se ha podido comprobar que cuando lo hemos hecho hemos mejorado los resultados en buena medida”, asegura una diputada popular. La tregua es un hecho a fecha de hoy (los portavoces no serán nombrados hasta dentro de unos días). Pero después de que Casado desvele el secreto mejor guardado, si es que apuesta por nombres del ala dura, existen muchas posibilidades de que la espinosa cuestión termine desencadenando una nueva rebelión de los moderados.

Viñeta: El Koko Parrilla

ESPERPENTO EN LA FISCALÍA


(Publicado en Diario16 el 29 de mayo de 2019)

Pepe Gotera y Otilio, los de las chapuzas a domicilio, han llegado al Tribunal Supremo durante el juicio del ‘procés’. La Sala volvió a vivir ayer otra jornada surrealista digna de los Hermanos Marx. El tribunal había entrado en la fase de pruebas documentales y le tocaba a la Fiscalía aportar una serie de vídeos para reforzar la tesis de que hubo violencia instigada por los acusados durante el referéndum del 1-O. Sin embargo, llegado el momento, el fiscal se hizo un lío con las pruebas. Confundió las fechas y los hechos y al final el bochorno fue generalizado y antológico.
Todos los periódicos dan cuenta esta mañana del nuevo tropiezo del Ministerio Público. El País habla de ridículo inexplicable y cuenta con pelos y señales cómo el acusador se confundió estrepitosamente con los archivos de audio. Tras minutos agónicos de titubeos, Jaime Moreno fue “incapaz” de certificar el lugar, la fecha y la hora en que fueron grabadas los imágenes de las protestas ciudadanas, asegura Público.
Ante el sonrojo general, Moreno no pudo más que afirmar que los vídeos muestran el “clima general” vivido durante el ‘procés’. Es decir, la obsesión de la Fiscalía por meter con calzador el delito de rebelión. Solo que el zapato ya no encaja. Conforme van pasando las semanas el vodevil judicial queda más claro y patente y pocos son los juristas que no piensan ya que este inmenso embrollo, esta zapatiesta jurídica que un buen día organizó el Gobierno de Rajoy con Soraya en el papel principal de inquisidora contra Cataluña se resolverá en Estrasburgo.
No era la primera vez que la Fiscalía perdía los papeles durante la vista oral. La fiscal Consuelo Madrigal cometió errores de bulto. Un desastre.
Ayer, el presidente de la Sala, Manuel Marchena, reconocía que la información sobre los vídeos era importante “para la estrategia de las defensas”, de modo que los abogados siguieron elevando sus airadas protestas. Finalmente, después del descanso del desayuno, la sesión se reanudó, y el fiscal Moreno aseguró que el vídeo de marras fue grabado el 3 de octubre de 2017. Fue inmediatamente corregido por la defensa de Benet Salellas, en representación del presidente de Òmnium Cultural, Jordi Cuixart. “El 3 de octubre no, el 8 de noviembre”, tuvo que rectificar el colegiado.
“La Sala toma nota de que se mezclan imágenes (del 20-S con otra protesta)”, respondió Marchena a la defensa de Cuixart.
El sainete continuó poco después. En esta ocasión la que corrigió a la Fiscalía fue Ana Bernaola, abogada de Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull: “El día 3 de octubre no había presos políticos”, replicó refiriéndose a otro de los vídeos. Todo iba a peor cuando empezaron a repetirse las grabaciones sin sentido, e incluso una filmación que mezclaba imágenes de la protesta del 20S con otra, como señalaba la letrada Marina Roig, del equipo de Cuixart. “La Sala toma nota de que se mezclan imágenes”, respondía un resignado Marchena, que veía cómo la cosa se le iba de las manos. Acto seguido recordó a las defensas que podían impugnar las pruebas en la medida en que considerasen oportuno y una vez que acabara la fase de prueba documental.
La jornada fue un espectáculo circense. Y este punto cabe decir que lo mínimo que se puede exigir a un fiscal es que vaya con los deberes hechos al juicio, pero parece que aquí todo se deja a la improvisación y a la imaginación de unos cuantos que ven violencia donde solo hubo una protesta popular. Sin duda, los jueces del Tribunal Europeo pondrán las cosas en su sitio y una vez más la Justicia española, tan necesitada de rigor y de medios humanos y materiales quedará con las vergüenzas al aire. De momento, ayer fue un gran día para el bloque soberanista. Porque con fiscales así no hace falta un mal abogado.

Viñeta: Igepzio

LA MUERTE AZUL


(Publicado en Diario16 el 29 de mayo de 2019)

Hitler convirtió Alemania en un inmenso horno crematorio en el que asesinó a seis millones de judíos. Hoy la ultraderecha europea, el “tecnofascismo” blando, mata de otra manera más limpia y sutil: dejando morir en el Mediterráneo a miles de personas. Las cifras son demoledoras. A 30 de septiembre de 2018 habían fallecido 35.597 migrantes cuando intentaban alcanzar las costas europeas. Ese es el registro documentado, con nombres, apellidos y lugar de nacimiento, desde que se empezaron a recabar datos hace algunos años. Sin embargo, las víctimas son más, muchas más. Algunos expertos creen que la cifra podría ser más del doble, incluso triplicarse, superando los 100.000 muertos, un auténtico drama humano de proporciones gigantescas del que apenas se habla.
¿Hay algún culpable del mayor genocidio del siglo XXI? Sin duda. Las políticas xenófobas de naciones gobernadas por partidos de ultraderecha que influyen decisivamente en las directivas de Bruselas. Esas políticas tienen nombre y apellido, gobernantes que pasarán  a la historia como responsables de la mayor crueldad que se ha cometido en Europa desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Matteo Salvini, por ejemplo. El vicepresidente y ministro del Interior del Gobierno italiano, con su decisión de que las patrulleras y barcos italianos dejen morir a los inmigrantes a la deriva, ha desencadenado buena parte de esa inhumana brutalidad. Lo dice el informe Desembarcos en Italia: El coste de las políticas de disuasión, publicado por el Instituto para los Estudios de Política Internacional (ISPI). Según el documento, una media de ocho inmigrantes mueren cada día en el Mediterráneo central. Ese fue el negro balance de los primeros meses de gestión de Salvini y la Liga Norte entre julio y octubre de 2018.
Pero hay otros nombres que deben añadirse a la lista de homicidas que no aprietan el gatillo ni aplican el Zyklon B pero pulsan el botón de la horripilante maquinaria de matar: el Partido del Progreso de Noruega, el Vlaams Belang de Flandes, Viktor Orbán y su Fidesz-Unión Cívica Húngara y el partido Ley y Justicia polaco. Sobre todos ellos, inspirando el macabro modelo de exterminio masivo, el Frente Nacional de Francia, fundado en 1972 por Jean Marie Le Pen, y el Partido de la Libertad de Austria (FPÖ) de Jorg Haider. La lista de formaciones europeas ultraderechistas, nativistas, nacionalistas y xenófobas es larga y sería imposible recogerlas en este artículo.​
No hace falta decir que todos estos partidos incluyen en sus programas políticas hostiles a los derechos humanos, hasta tal punto que prefieren que miles de personas mueran ahogadas en el Mediterráneo que acogerlas en cumplimiento del Derecho Internacional, Marítimo y los convenios de ayuda al refugiado. Por supuesto, los movimientos xenófobos han ido imponiendo su agenda excluyente e insensible en las instituciones de la UE, que desde hace ya unos años han endurecido las condiciones de entrada y estancia de los inmigrantes en suelo europeo. Es el llamado “contagio ultra”, un fenómeno que se extiende por todo el viejo continente, de país en país, y que aunque ha tardado en llegar a España finalmente se ha instalado como en el resto de Estados miembros de la unión. Parecía que la ultraderecha no iba a cuajar en nuestro país, donde la experiencia del fascismo franquista seguía demasiado reciente, pero finalmente lo ha hecho a través de Santiago Abascal y su partido, Vox, que ha terminado por imponer sus xenófobos contenidos sobre inmigración a los partidos conservadores tradicionales.
La ultraderecha mata con sus políticas insolidarias, crueles, etnocéntricas. Los líderes xenófobos ya no visten con uniforme militar y botas de guerra, pero practican una filosofía que en cierta medida está inspirada en aquellos viejos genocidas del siglo XX que exaltaban la raza y la patria. Auschwitz no es cosa del pasado. Hay muchos Auschwitz repartidos por todo el Mediterráneo, un mar sembrado de cadáveres anónimos, gente condenada a la muerte por su condición de pobre y por el color de su piel. Hoy los jerarcas del fascismo no necesitan construir gigantescos crematorios ni trenes de la muerte para exterminar a las razas inferiores. No hay más que arrastrar a toda esa gente a un mar de desesperación, esperar a que caigan al agua como frutas maduras y dejar que perezcan ahogados en medio de la noche, sin que nadie los vea ni los oiga gemir de dolor, lejos de la injusta civilización y del hombre blanco.

Viñeta: El Koko Parrilla

LA EUFORIA DE CASADO


(Publicado en Diario16 el 28 de mayo de 2019)

Pablo Casado va paseando su euforia desmedida por los platós de televisión y foros políticos. El sucesor de Rajoy se comporta como si hubiese ganado las elecciones, cuando en realidad lo único que ha ganado es tiempo para que no le llegue la carta de despido. La posibilidad de seguir gobernando en Madrid –siempre con el apoyo de los ultraderechistas de Vox– no compensa el fracaso sin paliativos en las generales del mes de abril, cuando los populares pasaron de 134 a 66 diputados.
Hay varios factores que han contribuido a que el PP haya salvado los muebles en estas locales y europeas, en las que ha mejorado resultados con 700.000 votos más. Primero el retorno de muchos votantes que apostaron por Vox hace un mes y que han comprobado que su opción en las urnas solo ha servido para fragmentar a la derecha y ponerle el triunfo en bandeja a Pedro Sánchez. Toda esa gente, convencida de su error, ha decidido volver a votar a los populares, más por pragmatismo y por miedo a la izquierda bolivariana que por convicción personal. En segundo lugar, sin duda, hay que situar el supuesto giro al centro del PP en el último segundo, una operación que tiene más de mercadotecnia que de real, ya que un partido no puede refundarse deprisa y corriendo en solo dos semanas. Con todo, la maniobra parece que ha funcionado, ya que el partido se ha recuperado cuando estaba a punto de despeñarse definitivamente por el precipicio.
Y por último no se puede olvidar el cambio de look del candidato. En apenas un mes –el tiempo comprendido entre el 28A y el 26M– hemos visto a dos Casados bien diferentes: el gallo de pelea con muchos humos e ínfulas que arremetía contra el traidor Sánchez, o sea el promotor de la foto rancia de Colón junto a los ultras de Abascal, y el mucho más centrado, cauto, prudente y temeroso del futuro de las elecciones municipales. El segundo perfil ha conectado algo mejor con el electorado.
Sin embargo, pese a que el presidente del PP ha logrado salvarse de la quema en el último minuto, el riesgo de implosión del partido y de que le muevan la silla aún no ha pasado. Durante la campaña Casado reconoció que Vox es un partido de “extrema derecha”; hoy, pasado ya el riesgo de descalabro en las municipales, se limita a decir que solo es un “partido a la derecha del PP” y añade que “eso no es una calificación peyorativa”. Es decir, vuelven los guiños a Abascal, las promesas de pacto, lo cual no ha gustado a los barones, enfurecidos por los malos resultados electorales. De ahí que las tensiones en Génova sigan siendo telúricas.
Durante el Comité Ejecutivo Nacional celebrado hace unas horas, Casado se ha resistido a asumir que su abascalización de las generales llevara al abismo al partido y ha negado “la mayor”, es decir que el giro al centro de urgencia frenara la sangría votos. “Yo no me he movido, el que se ha movido es el votante”, ha concluido obstinado líder del PP, que parece que no ha aprendido la lección. Esta soberbia juvenil ha hecho estallar a los barones. La comida tras el comité nacional ha tenido más tensión que el final de una película de Hitchcock. Núñez Feijóo le ha recordado al jefe que no se puede volver a las andadas, es decir, a los flirteos y coqueteos con Vox, y Juanma Moreno Bonilla le ha dicho en la cara que la foto de Colón y el ofrecimiento de ministerios a los ultras ha hecho más daño al Partido Popular que el ‘trifachito’ de Andalucía.
Queda claro que los barones exigen que Casado siga con su balsámico giro al centro. Y ahí está el gran dilema. Si el PP quiere conservar Madrid y otras comunidades y municipios necesita como el aire los votos de los ultraderechistas. Díaz Ayuso, la candidata al gobierno regional, ya le ha mandado un recadito a Abascal: “Habéis sido chicos malos, habéis hablado de zoofilia en las escuelas y de que cada español tenga un revólver en la mesita de noche. Moderaos un poco y ya hablaremos de escaños y concejalías”. La señora, una ilustre representante de la política naíf y frívola de nuestro tiempo, debe creer que un falangista se quita la camisa azul así porque sí. Ahora demócrata, ahora ultra. No Isabel, no. Un ultraderechista de verdad nunca atiende a razones: es todo por España y por cojones.
Casado no tiene ningún motivo para la euforia: las costuras del partido siguen siendo frágiles; su carta de despido se ha guardado de momento, pero sigue viva en el cajón; ahora depende más que nunca de Abascal para gobernar; y sus fichajes, sus nuevas caras como Díaz Ayuso y Martínez-Almeida, el aspirante a alcalde de Madrid, están tan verdes como el mismísimo logotipo de Vox.

Viñeta: Iñaki y Frenchy

LOS LIBERALES EUROPEOS DAN EL TOQUE A RIVERA


(Publicado en Diario16 el 28 de mayo de 2019)

Y después de las elecciones, ese gran espejo que pone a todo político ante su cruda realidad, los líderes de los principales partidos hacen balance y rinden cuentas de sus resultados. Ábalos recuerda que España es roja otra vez; Pablo Iglesias, con un ojo morado tras el batacazo, hace autocrítica ante los inscritos y las inscritas; Casado se agarra a Madrid como a su último clavo ardiendo (al hombre le habían puesto la carta de despido encima de la mesa y aún no se ha recuperado del susto); Abascal despierta de su delirante sueño medieval y se pregunta dónde ha ido a parar el millón de votos que ha perdido; y Rivera empieza a asumir que no es el jefe de la oposición, tal como él creía hasta ahora. De todos ellos, quizá sea el responsable de Ciudadanos quien más difícil lo tiene y quien más ha sufrido el baño de realidad del 26M. Rivera estaba seguro de que podía ganar la Moncloa y al final solo ha podido llevarse la bisagra de la puerta, más o menos oxidada, con la que tendrá que convivir y hacer política en los próximos cuatro años.
Mal que le pese al presidente de la formación naranja, queda relegado al papel de simple bisagra para que gobiernen otros y lo que es aún peor: por no haberse apartado a tiempo de Abascal, por haberse equivocado al ponerle el cordón sanitario a Sánchez y no a los neofranquistas, ha caído sobre él la pesada losa de Vox, una desgracia que tendrá que arrastrar a partir de ahora.
Hoy el líder de Cs viaja a Bruselas para dar las explicaciones oportunas a la Alianza de Demócratas y Liberales Europeos. Allí tiene una difícil papeleta: tratar de explicar a los líderes del partido liberal del viejo continente –gente sensata, moderada y de orden– por qué pactó con los ultraderechistas en Andalucía y si piensa hacer migas con ellos en Madrid y en tantos otros municipios y comunidades españolas. No es un asunto menor.
Rivera puede escurrir ese bulto en España, donde nadie le pide cuentas sobre sus coqueteos con el partido de Franco, pero en Europa las cosas son muy diferentes. Una vez que se atraviesan los Pirineos se entra en otro mundo, en otra dimensión. Allí, aunque la ultraderecha continúa creciendo, no se puede decir que Hitler y Mussolini fueron grandes hombres de Estado sin que lo miren a uno como a un friki. Por tanto, Rivera tendrá que mojarse, retratarse, cuando se explique hoy ante los líderes de la Internacional Liberal. Allí los herederos de Adam Smith van a examinar al joven candidato español sobre muchas cuestiones, sobre el acierto de sus tácticas políticas, sobre su pedigrí democrático, sobre la posición de Ciudadanos acerca del Valle de los Caídos y los huesos de Franco, sobre la fotito de Colón y sobre su famoso cordón sanitario a Pedro Sánchez. Y sobre todo, y lo más prioritario, se le va a preguntar si piensa firmar un acuerdo de gobierno con los del bigotito afranquistado y el brazo en alto.
Los liberales europeos van a examinar a Rivera sobre muchas cosas y él tendrá que argumentar por qué el motor de la Naranja Mecánica que parecía carburar para darle el sorpasso al PP parece haber gripado en las dos últimas elecciones y por qué los españoles no terminan de comprarle el discurso a Ciudadanos. No sabemos cuáles van a ser las respuestas del examinado. De momento, ni Arrimadas ni Villacís han aclarado nada, como tampoco han descartado que vayan a cerrar acuerdos con Vox, con lo cual admiten que es posible que vayan de la mano con el Diablo. Si el líder de Cs sigue la misma estrategia del silencio y la ambigüedad, ese ponerse de perfil cuando se le pregunta por la ultraderecha española, puede tener un problema con sus socios liberales europeos, tipos con los que no conviene andarse con tonterías.
En Europa los liberales son gente seria, con una tradición democrática secular y una historia, y no se les puede ir con requiebros y evasivas sobre pactos fugaces y juegos florales con el fascismo. Rivera tendrá que explicarse mucho y bien en el club liberal de Bruselas. Y allí no le van a servir ni sus artificios dialécticos, ni la chistera de mago de la que saca los conejos, recortables y manualidades que se lleva a los debates televisivos con Sánchez.

Viñeta: Iñaki y Frenchy

VALLS


(Publicado en Diario16 el 27 de mayo de 2019)

Manuel Valls amenaza con irse de Ciudadanos si Albert Rivera decide pactar con Vox los gobiernos municipales y autonómicos tras el 26M. El ilustrado político francés no quiere mancharse las manos con el virus ultra verde y ya está haciendo la maleta para retornar a la república de la liberté, égalité, fraternité, donde por cierto han arrasado los populistas de Marine Le Pen en las elecciones a la Eurocámara. Allí tiene trabajo si quiere frenar al “tecnofascismo” que ha invadido Europa de la mano de las redes sociales. Por eso quizá, tras analizar los resultados de ayer en clave de fracaso, Valls esté pensando que nunca debió haber salido de los Campos Elíseos.
El aspirante a alcalde barcelonés por Ciudadanos aterrizó en Cataluña con la vitola de gran salvador del constitucionalismo español frente al independentismo rampante. Sin embargo, ha cosechado un mal resultado. Aunque ha mejorado con respecto a los últimos comicios (20.000 votos más y un concejal) ha quedado de manifiesto que no hacía falta traer a todo un primer ministro galo a España para tan pírrica victoria. Él mismo ha llegado a admitir que ha “fracasado” en su intento de frenar al independentismo de ERC y al “populismo” de Colau.
Tras reconocer la derrota, el candidato a la Alcaldía de Barcelona lanzó un aviso a navegantes para todo aquel que en Cs tenga la peligrosa tentación de pactar con Abascal. En una de sus primeras comparecencias tras la larga noche electoral, el ex primer ministro francés aseguró que cualquier acuerdo con Vox “sería un motivo para romper con un partido”. De esta manera, Valls no solo advierte ante un plan maquiavélico de Rivera para sumarse a un trifachito en el Ayuntamiento de Madrid y en el gobierno de esa Comunidad Autónoma, sino también en otras regiones y municipios del país.
Valls ha perdido su pulso con Ada Colau y el soberanismo, lo cual demuestra que los catalanes no se han tragado el cuento del francés que viene a tierras españolas a poner orden, como en los tiempos de Napoleón y Pepe Botella. Pero si su discurso antiindepe no ha cuajado, tampoco lo ha hecho su mensaje para acabar con la inseguridad en las calles de la Ciudad Condal, para mejorar la calidad del aire y para potenciar la vivienda de protección oficial. El experimento de Valls el socialdemócrata en un partido claramente de derechas ha terminado en fiasco porque cantaba demasiado. Nadie se explicaba qué demonios pintaba este hombre en una formación que, como la cabra, tira al monte, es decir, tira hacia la extrema derecha, como demostró la foto de Colón y el abrazo de San Telmo.
El candidato naranja ha pinchado en hueso en Cataluña, pero ahora podría hacer un último favor a la democracia: cumplir su promesa y dimitir si Ciudadanos consuma pactos infames con los ultraderechistas. Habrá que esperar para ver qué Albert Rivera se encuentra Valls la próxima vez que se reúna con él: si el moderno liberal que apela al centro derecha a la europea o el falangista tapado que no duda en abrazarse con los neofranquistas de Vox, bien por cálculo electoral o porque realmente le va la marcha y el himno de la Legión.

Viñeta: Iñaki y Frenchy