(Publicado en Diario16 el 30 de mayo de 2019)
Los errores detectados en el sistema de recuento de votos durante las pasadas elecciones suponen una chapuza más para un Estado que, como es cada vez más evidente, necesita reformas urgentes e inversiones en algunas de sus instituciones políticas más importantes. Al espectáculo lamentable que está ofreciendo la Fiscalía durante el juicio del ‘procés’ (la última es que uno de los fiscales confundió las fechas, horas y lugares de los vídeos que son pruebas cruciales para dirimir si hubo o no rebelión en las conductas de los líderes independentistas) se unen otras disfunciones intolerables, como el desastre en la gestión de algunos hospitales de la red pública nacional, el guirigay de la educación (calor extremo en las escuelas cuando llega el verano, arbitrariedad de las comunidades autónomas en los planes de estudio) y el infierno de los centros de inmigrantes para extranjeros (en las últimas horas más de cien internos de las instalaciones de Aluche han denunciado agresiones físicas e incluso cacheos inhumanos bajo la lluvia al grito de “vais a ir a vuestro puto país” o “moros de mierda”).
El último desaguisado que demuestra lo mucho que tenemos que mejorar como país y como sociedad ha tenido lugar durante el recuento de votos durante las elecciones locales y europeas del pasado domingo. Al parecer el error estuvo en el criterio de publicación de votos que ha aplicado la empresa SCYTL-VECTOR, ya que en la web se reflejaron sólo los votos “útiles” y se ignoraron los que no se traducían en escaños en algunos municipios como Ibiza y León, según ha explicado el Ministerio del Interior. La metedura de pata ha provocado que algunos concejales que se deprimían la noche del domingo al dar por perdidos los comicios se hayan echado a la calle tres días después, entre la alegría y alborozo de sus votantes, para celebrar una victoria con retraso “en los despachos”, como suele decirse en el argot futbolístico. Por el contrario, los ganadores “fake” ahora son miserables derrotados. Esta kafkiana situación no es propia de un país serio y avanzado.
Es cierto que se trata de unos pocos episodios aislados que no pueden enturbiar la limpieza general de las elecciones. España dispone de uno de los sistemas de recuento de escrutinios más avanzado del mundo, un complejo sistema informatizado que nos permite conocer los resultados electorales apenas una hora después del cierre de los colegios electorales. En otros países como Estados Unidos, supuesta avanzadilla de la democracia, pueden pasar semanas hasta saber quién ha sido el ganador en este o aquel Estado (véase cómo llegó George W. Bush a la Casa Blanca en el año 2001, cuando hubo acusaciones de fraude debido a que, supuestamente, en Florida se borró de las listas de electores a miles de votantes pertenecientes a minorías étnicas tradicionalmente demócratas, sobre todo afroamericanos).
Sin embargo, esos “episodios esporádicos” que manchan la buena imagen de nuestro sistema electoral y que tienen que ver con la impericia de alguien que, por error, sumó 18 votos cuando en realidad eran 118 (un simple uno puede marcar una diferencia astronómica) deben ser investigados y corregidos de inmediato, ya que está en juego la credibilidad misma de nuestra democracia. Es casi seguro que algún líder exaltado y mal perdedor saldrá a la palestra más pronto que tarde para hablar de “pucherazo”, algo que sería injusto, ya que el sistema funciona como se ha demostrado desde 1978. Por ese motivo el Ministerio del Interior no debe considerar estos fallos como una mera anécdota y tiene la obligación de ordenar una investigación en profundidad para saber qué es lo que ha sucedido.
Y ahí es donde surge la preocupación y la duda sobre si los sucesivos gobiernos de PSOE y PP hacen lo suficiente para mejorar nuestro sistema electoral. Según el departamento que dirige Fernando Grande-Marlaska, estos problemas son “frecuentes” cuando se celebran elecciones municipales, donde el grado de complejidad en la gestión de datos es mayor. Y lo ha dicho así, con total tranquilidad, como si fuese la cosa más normal del mundo. Problemas frecuentes. Pues esos problemas deberían ser subsanados cuanto antes hasta conseguir que el escrutinio sea cien por cien fiable y sin margen de error.
De momento ya se han tomado algunas medidas pertinentes. La UTE que ganó el concurso de los comicios celebrados el pasado domingo ya tiene preparada una nueva versión de la web, que incluye la suma total de votos emitidos, y la previsión es que esté disponible en las próximas horas, ya con los datos actualizados y reales. “El recuento es perfecto, lo que ha generado problemas es la publicación de los datos por el volcado de los mismos en la web de los resultados provisionales”, asegura un portavoz del ministerio.
No será tan fiable el procedimiento cuando el domingo se dio por ganadores a candidatos que no lo eran y por perdedores a aquellos que habían logrado la victoria en las elecciones. De momento, y como es lógico, varias formaciones políticas ya han denunciado los fallos en el recuento al contrastar el número de votos de mesas con el publicado en la web oficial. En este asunto, más que en ningún otro, luz y taquígrafos.
Viñeta: Artsenal
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