(Publicado en Diario16 el 17 de abril de 2019)
Cayetana Álvarez de Toledo ya tiene la respuesta del Gobierno a su insidiosa pregunta sobre si el silencio de una mujer también es un “no” a mantener relaciones sexuales. La vicepresidenta Carmen Calvo se lo ha dejado bien claro en un tuit a la cabeza de lista del PP al Congreso de los Diputados por Barcelona: “Sí, vamos a reformar el Código Penal para proteger a las víctimas de violación. Sí, la falta de consentimiento es clave en los delitos sexuales. Y sí, para el PSOE es prioritario que los más de 11.000 delitos sexuales que ocurren cada año sean tipificados correctamente. Basta ya”, ha asegurado Calvo con rotundidad.
De esta manera, la vicepresidenta aclara a Álvarez de Toledo cuál es la intención inequívoca del gabinete de Pedro Sánchez después de que la candidata popular jugara a la provocación con el delicado asunto de la violación en el minuto más tenso del debate a seis en TVE. Álvarez de Toledo y la número 2 de Unidas Podemos, Irene Montero, entraron en el cuerpo a cuerpo cuando llegó el momento de hablar de la violencia de género y de la necesidad de que la mujer siempre preste su consentimiento afirmativo antes de las relaciones sexuales. Fue entonces cuando la candidata del PP sacó su lado más ferozmente antifeminista y se preguntó si “todo lo que no sea un sí sea un no”, cuestionando que los silencios de las víctimas de violación puedan interpretarse también como una negativa a mantener sexo con el agresor.
“Una duda, ¿de verdad van diciendo ustedes sí, sí, sí hasta el final?”, preguntó Cayetana Álvarez de Toledo a la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, y a la candidata de Unidas Podemos, Irene Montero. La ministra puso cara de póker y de incredulidad ante lo que estaba escuchando, mientras la candidata de Unidas Podemos no perdió la oportunidad de pasar al contraataque: “Como gobierne la derecha, cuando te violen vendrá una mujer como Cayetana Álvarez de Toledo a decirte: Hombre, querida, no es para tanto…” La popular entendió que Montero la estaba acusando de ser cómplice de los violadores e invitó a su adversaria a aclarar si esa era la verdadera intención de sus palabras, en cuyo caso interpondría una inmediata querella contra ella. “Señora Montero, ¿usted me está acusando a mí de justificar la violación? Señora Montero, atrévase”, espetó mostrándose muy ofendida.
El duelo quedó ahí y probablemente Álvarez de Toledo nunca interpondrá tal querella, ya que su actuación formaba parte de una puesta en escena, un mero postureo dialéctico-televisivo. Pero al menos su enganchón con Irene Montero sirvió para que la catadura moral (y política) de la candidata popular y su activa militancia contra los derechos de la mujer quedaran de nuevo en evidencia. Probablemente, antes de pisar el plató de televisión Álvarez de Toledo ya se había propuesto incendiar el debate con “la cosa esta del feminismo”, tal como definió ella misma la cuestión de la igualdad de género. Llevaba el guion bien aprendido desde el camerino con único objetivo: que nadie echara de menos a Abascal. Con sus polémicas opiniones, la cabeza de lista del PP trató de mostrar su rostro más ultra, posiblemente tratando de detener la más que probable sangría de votos del PP y su trasvase a Vox.
Al final, Gabriel Rufián dio el golpe de gracia a la hispano-argentina (“me parece gravísimo y te pido que revises lo que acabas de decir”, le aconsejó) pero ella, como una niña mala que acaba de cometer una travesura, no se dio por aludida. Y así fue como pasó a la hemeroteca el vergonzante machismo de una mujer que aspira a un cargo político. Lo más probable es que las mujeres no se lo perdonarán jamás, Cayetana. Jamás.
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