jueves, 25 de febrero de 2016

SÁNCHEZ NOS DA EL CAMBIAZO



Pedro Sánchez nos prometía el gran cambio, el giro a la izquierda de la mano de Iglesias, pero tras ponerse a la ribera de Rivera mucho nos tememos que el cambio se ha quedado en cambiazo. Es lo de siempre. Es la vieja política que el PSOE viene haciendo desde los tiempos inmemoriales de San Isidoro de Sevilla, o sea Felipe, profeta de esta religión extraña que es el socialismo sin socialismo. A priori el PSOE siempre promete mucho cambio, mucho socialismo y mucha novedad, pero al poco rato llegan las rebajas de febrero, la reforma laboral se queda como está, el salario mínimo sube un nada por ciento y los ejecutivos del Ibex se aflojan los tirantes y respiran tranquilos, satisfechos. Los coqueteos de Sánchez con Ciudadanos no vienen solo por necesidades de la investidura, sino porque esta gente, el PSOE de los señoritos y las baronías, nunca fueron el socialismo auténtico, sino un grupo de oportunistas huidos del franquismo, falangistas reciclados en demócratas, amigos de amigos que buscaban carguete, alcaldía o escaño de panllevar. Con este material humano, más algunos artistas y culturetas engañados que daban color a la cosa, se montó el PSOE, gran timo del siglo decadente español. Ayer, Sánchez mostró la auténtica cara del partido. Se vio a las claras que lo que le pone en realidad es la vuelta de tuerca a la derecha, destiñendo el rojo que tú bordaste ayer y coloreando la rosa de un naranjinto naif. Lo que se ha firmado es un híbrido antinatura, ahora que la familia Delibes alerta de que hay una nueva especie en la meseta, los cerdolíes, mezcla de cerdos y jabalíes, que puede resultar un desastre ecológico. El pacto PSOE/Ciudadanos será otro desastre, una especie invasiva que dará la puntilla a la socialdemocracia en peligro de extinción. El colmo de la traición a la clase obrera (si es que aún queda clase obrera en este país de parados y miserables) se consumó cuando Sánchez definió al PSOE como un partido de centro-izquierda. Mucho nos tememos que la coletilla de izquierda la pone con la boca pequeña, como con vergüenza y por disimular. De modo que a partir de ahora ya sabemos lo que es en realidad el PSOE de Sánchez, por si cabía alguna duda, su renuncia al socialismo real, su apuesta por el centro, el centro que no es nada, ni chicha ni limoná, ni blanco ni negro, solo el éter, el vacío, la entelequia política, una estafa más, un recurso facilón que da para engañar al personal cada cuatro años, y ya ni eso, porque el español se huele la tostada quemada y rancia de tanto tiempo. El PSOE, desde ayer, es la UCD de la Segunda Transición y Sánchez su Adolfo Suárez. Solo que ya sabemos el triste final que deparó aquel experimento. Ahora que Rajoy es presidente no en funciones, sino en defunciones, también el PSOE ha entrado en la deriva mortuoria, languideciente, terminal. Por ese camino de pactos con los jovencitos de la nueva derecha guapa y neopija española, el PSOE solo puede llegar a un lugar: al cementerio de los elefantes.

Viñeta: Igepzio En Viñetas.

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