domingo, 22 de enero de 2017

LAS KELLYS


Dice Beatriz Gimeno, con muy buen tino, que "hacer feminismo es impugnar los privilegios masculinos, impugnar el sistema en su conjunto y, además, ocupar la mitad de todo". Mejor no se puede explicar. Hoy el feminismo es más necesario que nunca. Las "kellys", limpiadoras que han montado un sindicato para defenderse de un sistema que las humilla y las explota, lo saben bien. La "kelly" es la que limpia la habitación del hotel después de que se reúnan los del pelotazo urbanístico, la que barre la mugre de las cloacas del ministerio entre soborno y soborno, la que quita la basura que dejan las malas gentes que van apestando la Tierra, como diría Machado. La española sigue siendo una "kelly", el débil eslabón de una gran sección femenina de "kellys" anónimas aplastadas por ese ultracapitalismo hediondo que nos corroe. Más allá de sorayitas y koplowitzs, más allá de excepcionales triunfadoras, que las hay, España es un país de "kellys", de gobernantas, de mujeres bravas que curran de sol a sol por dos euros la habitación, de madres abnegadas que doblan el espinazo sin rechistar. Mujeres explotadas, sufridas, maltratadas. Por mucho que diga este Gobierno, por mucho que nos venga con la dichosa paridad (maldito palabro), no hemos salido de la cofia mal pagada, ni de la criada servil para atención del señorito, ni de aquello de "las que tenemos que servir", que diría Gracita Morales con su habitual desparpajo. A David Pérez, alcalde de Alcorcón, le da el telele cada vez que oye hablar de feminismo. Pues que se tome la pastillita. Lo de este señor sí que ha sido un alcorconazo y no la goleada del Madrid. Se ha pasado tres pueblos el corregidor, por no decir tres Alcorcones, al tildar a las feministas de "fracasadas, amargadas y rabiosas". Solo le ha faltado desenfundar el crucifijo y empezar una nueva caza de brujas, como hicieron con Rita Maestre, que acaba de ser absuelta de la protesta en la capilla, como no podía ser de otra manera, porque ella de bruja no tiene nada ni va por ahí quemando conventos como en el 36. Un alcalde de los de antes, o sea facha como Pérez, no viene sino a confirmarnos lo que muy bien está diciendo Gimeno: que pese a los avances, necesitamos más feminismo; que España sigue siendo machista; que está todo por hacer en esta guerra secular entre sexos. Aquí hay muchos señores Pérez que no saben demasiado de feminismo porque no han leído Madame Bovary, que fue la primera liberada de la historia. Estos leen el Cásate y sé sumisa y poco más. España es machista por educación, por religión y por historia y a los juzgados llegan 426 agresiones diarias de hombres que pegan a su santa. Con eso está todo dicho. Las mujeres han avanzado desde el 78, pero en el Tribunal Constitucional no llegan ni al 20% de las plazas. Algunas se han sentado en los consejos de administración, otras han entrado en la alta política, pero miles de ellas no salen de "kellys" porque al jefe de la Moncloa, que sigue siendo un señor que piensa en plan antiguo y lee mucho Marca, el feminismo se la trae al pairo. En ocasiones, alguna llega a ministra, como la pinturera Loli Cospedal, que queda muy mona y muy marcial pasando revistilla a la tropa. Solo que al final, como siempre, en el Ejército manda la testosterona, el alto mando macho, porque la guerra siempre ha sido cosa de hombres, como aquel anuncio de licor franquista. La ministra florero se exhibe mientras a la soldada rasa se la pasa el sargento chusquero por la piedra en medio del silencio nocturno y cómplice del cuartel, véase Zaida Cantera. Aquí le prestamos la cartera ministerial a una señora para que la lleve como un ramito de violetas y para que Europa vea que somos muy modernos y civilizados. Sin embargo, la estadística se impone: un 30% menos de sueldo que ellos, más paro, abuso, acoso y chantaje por ser madres. La brecha no es solo salarial, también es física por la mala vida que llevan. Y si no, que se lo pregunten a las "kellys".

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