viernes, 23 de enero de 2015

LA CONVENCIÓN DEL PP


Aznar ha dicho en la convención nacional del PP, para quien quiera oírlo y escucharlo, que él no vuelve de ninguna parte porque él nunca se había ido. Los caudillos son así. Siempre están en la sombra tutelando, custodiando, dirigiendo las vidas de los pobres súbditos que se ven huérfanos y desamparados sin su gran tótem, sin su paterfamilias, sin su macho alfa. Allí, en primera fila del salón de convenciones, escuchando las palabras severas de su mentor, estaba la plana mayor del gurtelazo, con sus corazones de pedernal y sus cabecitas locas. Allí, en los primeros bancos de terciopelo, estaba toda la corrupción del PP al completo. No faltaba ninguno: Rajoy, que ya sabemos que tocaba sobres con telita fina (no lo digo yo, lo ha dicho hoy su papagayo impertinente, el tesorero Bárcenas, que acaba de salir de la jaula y vuela y pía alto y claro por los madriles); Cospedal hierática y enmudecida, como un muñecón de José Luis Moreno; Floriano el florero en un rincón, para que hiciera bonito (alguien lo habría puesto allí); los morenazos Glez. Pons y Arenas como los Pajares y Esteso de esta mala comedia sesentera, esta casposa españolada que ya no le hace ninguna gracia al pueblo. "Juntos por un gran país", "aún queda mucho por hacer", son los faroles de precampaña con los que pretenden seguir confundiendo al ciudadano. Aún queda mucho por recortar, mucho por mentir, mucho por robar, diría un pobre español maltratado y sodomizado durante años por tanto liberal neocon. Mientras los chicos del PP hablaban en convenciones bizantinas, una familia con tres niños era largada de su casa sin contemplaciones. A vivir debajo del puente adosado con piscina, al frío miserable de enero, a la puta calle. Mientras estos aprendices de la escuela de El Dioni largaban insensateces en su decimonónica convención esperpéntica y absurda, antes del consabido vino de honor y los "canapieses" de rigor, por supuesto, la anciana desahuciada de Vallecas donaba la mitad de los 20.000 euros que le había dado el Rayo a un enfermo terminal. Olé sus ovarios, abuela. A usté sí que habría que hacerle un monumento en la Puerta del Sol. Pues ésta y no otra es la España cruda y dura que nos ha tocado vivir, la España real, no la España de los grandes números mentirosos que quieren vendernos los chamarileros de la corrupción que siguen encastillados en el Gobierno. Pablo Iglesias sabía que sus enemigos iban a pasar la tarde en una ópera decadente y urdió una jugada maestra: viajar a Grecia para hacerse la foto de la victoria con los indignados de Syriza. Fue un golpe genial y certero. Nuestro Pericles con coleta no da puntada sin hilo. En Grecia se inventó la democracia y en Grecia se reinventará. La rebelión de los plebeyos trepa ya por los propíleos de la Acrópolis y el PP aún no se ha enterado de qué va esto. Aznar, sin embargo, ya ha hablado. Y Aznar no parecía contento. Se fue un momento por la puerta giratoria y le han dejado el partido hecho unos zorros. Hasta su amigo Rato ha trincado un rato. Todos los herederos y barones del imperio ruinoso estaban allí, del primero al último, esperando que el abuelito batallitas les soltara el rollo y se volviera otra vez a la cripta de las FAES. Todos escuchaban al Cid Campeador, que se había levantado de pronto entre las cenizas del tiempo para echarles el rapapolvo del siglo por descuidar a las víctimas de ETA, por el fiasco de Cataluña, por los escándalos financieros, por el descalabro general del partido. Habéis sido chicos malos, parecía decirles el capo crípticamente: si Franco levantara la cabeza. Y todos lo miraban con recelo, dientes, dientes, pero muy acojonadillos ellos, las palmas echando falso humo, las risas nerviosas, ji ji, ja ja. Aplaudían como un solo hombre, presidente, presidente, pero al tiempo cuchicheaban y susurraban entre ellos, temiendo que el caudillo subiera a su Babieca y los sacara a todos de Génova a espadazos. No estaba contento el Cid de Quintanilla. Parecía que fuera a desenvainar la Tizona de un momento a otro para rebanar unos cuantos pescuezos, cual verdugo implacable de ISIS. "La corrupción es un cáncer que no podemos tolerar, cada uno tiene que responder de sus actos. Yo respondo de los míos", dijo el expresidente de mostacho depilado. Chúpate ésa marquesa. Por dudar, ha dudado hasta de que el PP quiera ganar las elecciones. Llegados a ese momento, Rajoy ya se aflojaba la corbata y contenía la respiración. Aznar le había hecho la cobra. Otra vez.

Foto: Efe    

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