(Publicado en Diario 16 el 20 de junio de 2016)
Arde Francia por los cuatro costados,
bajan los ultras por la orilla del Sena. Parecen fieros y peligrosos, pero en
realidad detrás de las esvásticas, de las cadenas y los machetes no hay una
ideología escrita y estructurada, ni una maquinaria organizada como la que construyó
Hitler en su día. No hay un Mein Kampf que los ilumine porque muchos no saben
ni leer. No son un ejército de neonazis sino un ejército de neotontos que no
han leído un poema en su vida para saber lo que es la belleza. "El fútbol
es popular porque la estupidez es popular", dijo acertadamente Borges, y
estos nuevos guerrilleros urbanos entrenados en las tabernas irlandesas y en el
vodka ruso no son más que una legión de mamarrachos de Internet (gran letrina
de Occidente) una escuadra de parados etílicos salidos de los astilleros de
Liverpool, de las fábricas de coches de Berlín y del INEM español, nuestra
industria nacional. Estábamos tan preocupados con el terrorista suicida llegado
de Oriente para inmolarse a conciencia que hemos descuidado a nuestros jóvenes
suicidas, duelistas que se matan entre ellos a litronazos y a cuchilladas los
domingos futboleros. Qué triste espectáculo el de las juventudes sin oficio ni
beneficio emergiendo como zombis de las cloacas del Metro, en castrense formación,
camino del estadio. Qué lamentable la visión de las mesnadas de tontos que
trepan a la Cibeles para arrancarle un brazo, insultar al rival y corear, desafinadamente,
aquello de yo soy español, español, español. Contra el fascismo se puede
luchar, todos lo hemos hecho en mayor o menor medida a lo largo de nuestras
vidas. Pero contra una rebelión inmensa de tontos incurables que tienen como
ídolos a evasores fiscales o a vigoréxicos hormonados es imposible. Ya lo dice
el viejo refrán: cuando un tonto coge un camino, el camino se acaba, pero el
tonto sigue. En España tenemos ejemplos abundantes entre nuestros políticos de
que el bobo, el asno, el simple o el cretino puede llegar muy alto a poco que
se le jalee, se le anime y se le vote. Este gobierno del PP que tanta murga nos
está dando, al igual que otros gobiernos en otras partes de Europa, es muy
culpable de la idiocia futbolera que empobrece España. Han sido demasiados años
de Movimiento Nacional Marianista, de telebasura, de fracaso escolar, de portadas
del Marca, de Liga BBVA (o sea la Liga de los banqueros y corruptos) y de nula
inversión en educación. Un pueblo desmantelado de cultura es un pueblo más
violento y en ese proceso de estupidización la derecha patria y la europea han
tenido mucha culpa por dejadez o por interés. Cuanto más idiota es una sociedad
más manejable y aborregada se vuelve, y por eso a los ultras se les paga el
billete de avión, para que los chicos se den un garbeo de Champions por Europa y
nos dejen tranquilos un par de días. Por desgracia, al final nos ocurre como a
los yanquis, que arman a los yihadistas para que luego se revuelvan contra
ellos. Nuestros terroristas callejeros llevan el uniforme del Madrí, del Barsa
o del Aleti. No se inmolan pero son capaces de incendiar, sabotear y matar por
sus falsas banderas. La muchachada demente que arrasa Francia estos días de
Eurocopa (más bien habría que decir de Eurocapo, porque esto ya es una especie
de gran campeonato de la mafia rusa) no es una reedición del nazismo dispuesto
a invadir Polonia, ni una vuelta de los camisas negras prestos a tomar Roma por
la fuerza. Solo son unos hinchas enloquecidos, unos patriotas de domingo tarde,
una torcida de mente retorcida y sesos achicharrados de tanta bufanda, bandera,
insultos arbitrales, cánticos malos y partidos aburridos. El tonto no nace, el
tonto se hace. El tonto se vuelve tonto porque lo abandonamos a su suerte, como
a un Emilio de Rousseau sin educar al que colocamos delante de la televisión y de
las redes sociales y allá se las ventile el pobre. El lobo solitario abunda en
Siria por influencia de Alá. El tonto solitario prolifera lejos de la escuela,
de la familia, de los libros y de la cultura. A un tonto dele usted un banderín
del Lepe Fútbol Club y se creerá el jefe del Estado Mayor de la Defensa. Ra,
ra, ra.
Viñeta: Bohigues
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