lunes, 17 de febrero de 2014

LOS JUEGOS DEL HAMBRE


Treinta mil africanos esperan tras los montes para saltar la valla de Ceuta, que es como el muro de Adriano, solo que con picoletos de Soria vigilando en las garitas en lugar de legionarios del Imperio Romano. Nada ha cambiado en estos últimos dos mil años, salvo que los fieros pictos ahora son africanos teñidos de lodo y de hambre. Los bárbaros se agolpan a las puertas de Occidente mientras Europa, la boba y codiciosa Europa, se divierte con los bailarines de hielo que hacen mariconadas florales en los ridículos juegos de Sochi. El limes de España está a punto de saltar por los aires pero nadie, ni en Madrid ni en la UE, parece dispuesto a mover un solo dedo para evitar la avalancha humana, el genocidio humano. Los muertos nadan playa abajo, ojos saltones, vientres hinchados, cuerpos desnudos; las negras de las pateras arrojan a sus bebés por la borda; y los niños se dejan la piel en las concertinas, espinas de acero. Es África que se nos viene encima como un inmenso alud sahariano, como una tempestad de hambre y arena mientras el ministro Fernández Díaz balbucea como un papagayo sobre los derechos humanos. Es el infierno africano que empuja y empuja como un útero sangriento que más pronto que tarde parirá guerreros dispuestos a arrasar Bruselas como Atila arrasó Roma. La guerra no es más que el eco sangriento del hambre. Los náugrafos ya ni siquiera tienen para una patera mafiosa (una patera es un crucero de lujo para un subsahariano) y se lanzan por miles a la tumba del mar, a pecho descubierto, a la desesperada. Mejor una muerte rápida y digna entre olas y rocas que una agonía de guerra, hambre y sida. Los que no perecen ahogados llegan a la costa extenuados, agotados, rendidos, pero ya no hay una mísera manta y un café caliente para ellos (los recortes merkelianos es que llegan a todas partes) sino policías que no se mojan las botas por un negrata, pelotazos de goma y una celda llena de cucarachas. Ahora que Rajoy se ha cargado la Justicia universal ningún africano podrá denunciarlo por crímenes de lesa humanidad. Es que no da puntada sin hilo este gallego. Uno no sabe si esto es Oriente contra Occidente, la Edad Media contra la Era Microsoft, la lucha de clases entre continentes o la choza de adobe contra el Bundesbank. El hambre del mundo es eterna, todo lo vence el hombre menos el hambre, decía Séneca, y las palabras se agotan como fuegos de artificio ante ese niño que atraviesa el desierto, solo y aterrado, huyendo de los morteros de Siria. Parece que a Wall Street no le cuadra el sobrante de tribus neolíticas y unos cuantos millones tienen que morir para que cuatro mangantes puedan seguir tirando con su caviar del Volga y sus putas esclavas/eslavas. Son los juegos del hambre, ahora que está tan de moda ese nuevo novelón barato. El holocausto judío no fue nada comparado con la tragedia de África. Si esto no es nazismo que baje Dios y lo vea.   

Imagen: rtve.es

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