sábado, 31 de mayo de 2014

LOS BUENORROS


Andan los del PSOE muy nerviosos por el efecto Pablo Iglesias en las pasadas elecciones, tanto que Felipe ya se ha apresurado a desacreditar el movimiento calificándolo de "bolivariano" y de "utopía regresiva". Iglesias es, además de un político de raza, un guaperas posmoderno de la trinchera 15M que está buenorro (me gusta hasta a mí), un nuevo mesías de la izquierda española, un trosko revolucionario que anda levantando pasiones entre ellas y ellos con su piquito de oro, sus nobles ideales y su coleta insurrecta. El chico se ve que tiene madera, mucha preparación y carisma (ya hemos dicho en este blog que recuerda un tanto al primer Felipe limpio y virgen de capitalismo, antes de que se vendiera a la OTAN, a la patronal, a la banca y a los jeques de Marbella) pero sobre todo Iglesias cautiva por su salvajismo natural, fresco e indómito, vamos que está buenorro. Un buenorro con verbo fácil siempre vende en política, es un plus, y deben estar muy inquietos en Ferraz por el fenómeno Iglesias cuando al día siguiente del desastre electoral sin paliativos ya habían sacado del almacén a su particular buenorro prefabricado, artificial, para hacer las veces de antídoto, de kryptonita política. El buenorro transformer del PSOE, el buenorro estereotipado salido de Galerías Velvet, se llama Pedro Sánchez (acorto lo de Pérez-Castejón, que queda algo nobiliario para un sociata), y en el programa de la Griso se puso en plan obrero, en plan currito oprimido y sin futuro, y solo le faltó levantar el puño y desafinar la Internacional. "Sufrí el paro, fui autónomo y pasé por la subida del IVA; soy uno más", dijo poniendo ojitos de cordero degollado. Qué penita, hombre, hagamos una colecta entre todos. Lo cual que en el PSOE han planteado la guerra con Podemos como una guerra de buenorros y se equivocan de todas todas porque la gente, el pueblo, el gentío, ya no está para buenorros. El ciudadano, estragado de tanto chorizo, trilero, ratero, cleptómano, descuidero, engañifante, mendaz y mediocre, busca soluciones desde la izquierda, una izquierda auténtica con políticos honrados y ganas de cambiar las cosas y ahí Pablo Iglesias se los lleva de calle (a ellos por su estilo casual de sedicioso sin afeitar que da estopa sin concesiones al rico y al capital y a ellas porque es un héroe que va a salvar el mundo y porque está buenorro, qué coño, porque las hace soñar políticamente). Iglesias no es un buenorro mazas tatuado y depilado en plan tronista de Mujeres y hombres y viceversa, que es lo que se lleva ahora, sino un buenorro intelectual de una elegancia underground que está estudiado, leído, y hasta tiene un máster en Arte y Cine por la Escuela Europea de Suiza (que éste va a Suiza a hacerse un hombre de provecho, no a pegar el palo como otros, mangantes que sois unos mangantes). Mal va el PSOE si piensa que dando el cambiazo al fiambre calvo de Rubalcaba por un buenorro de laboratorio va a conseguir contrarrestar el ascenso de Podemos. Todo lo que es hermoso tiene su instante, y pasa, decía Cernuda. Pues esto no es una guerra de hermosos, de caras bonitas, es una guerra de ideas, y solo con buenas propuestas saldrá el PSOE de la ruina en la que anda metido. Cada minuto que pasa se hunden un poco más, hoy que si primarias abiertas, mañana que si primarias cerradas, hoy que si Madina, mañana que si la Chacón. Es tal el guirigay del PSOE que ni en los peores tiempos de los renovatas y los guerristas. A la operación Pedro Sánchez se le ve a la legua el marketing, canta mucho, y el votante socialista ya está escamado de tanta manipulación. Ideas de izquierda, honradez, verdad. Solo con estos tres principios básicos y fundamentales, que están en la genética histórica del PSOE, no lo olvidemos, recuperaría ese partido el amor perdido de sus votantes. Y que se dejen ya de tíos buenorros.

No hay comentarios:

Publicar un comentario