Y cuando los puritanos
de la derecha patria crucificaban a la drag queen La Prohibida por corromper la
moral de los pobres niños, va y surge un hombre que con su insensata actuación
ha traumatizado a toda una generación de infantes tras quitarse el disfraz de
Rey Melchor en medio del escenario y confesar su auténtica identidad: "Yo
soy cantante", ha dicho Chiquetete ante unos críos cuyos ojos horrorizados
no daban crédito a lo que estaban viendo. Ellos, los niños, que habían acudido
allí con toda la ilusión del mundo para entregar la carta a sus queridas
Majestades y se encuentran ante un folclórico, un impostor, un príncipe gitano
que les ha robado el sueño de sus vidas. Indignante, lamentable, desolador. No
te le perdonaremos jamás, Chiquetete, jamás. ¿Qué ha podido pasar por la cabeza
de ese hombre para quitarse de repente la barba, el pelucón y la corona, en un
arrebato de locura, y arruinar el sueño de tantos pequeños? ¿Ha sido vanidad,
miedo escénico, un cubata navideño a destiempo, cobardía como en aquella famosa
canción suya, deseo urgente de ser protagonista o quizá simple necesidad de
salir en un 'Sálvame' de última hora y sacarse unas perrillas con la exclusiva?
No son formas, señor Chiquetete, no lo vamos a tolerar. Las tradiciones
españolas exigen un decoro, un respeto, una cosa reverencial. La ilusión de un
niño español es lo más sagrado que existe y si uno se compromete a hacer de
Mago de Oriente, sea Melchor o Baltasar con la cara llena de betún, tiene que
llevar el papel hasta el final, con todas sus consecuencias. ¿Qué es eso de dar
la espantada a media función, incurriendo en el peor delito que existe, que no
es otro que decirle a un niño que el Rey Melchor es en realidad un actor que
pasaba por allí y que interpretaba un papel de mala gana? Ahora nos gustaría
ver a los del PP/Ciudadanos linchando a Chiquetete como han linchado a La
Prohibida, quien por cierto ha cumplido como la que más dándolo todo en la
Cabalgata de Vallecas en su papel de entrañable peluche. Ella sí que ha hecho
las delicias de los niños, que dirían los periodistas horteras. ¡Que venga la
UCO a investigar esto, que intervenga Fiscalía, que tome cartas en el asunto el
juez Llanera! Chiquetete ha truncado la felicidad de los niños y eso no lo
vamos a consentir. No te lo perdonaremos jamás, Chiquetete, jamás.
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