jueves, 24 de abril de 2014

EL VODEVIL DE ELPIDIO


Los renovatas de la democracia creen haber encontrado en el juez Elpidio Silva al símbolo que necesitábamos, a la antorcha que debe iluminarnos, al hombre que va a limpiar este país de corruptos, choros y malfamados. Pero Elpidio, que ya está recaudando fondos para su partido (RED) vendiendo autógrafos, camisetas con su careto y alguna que otra cena privé, nos ha salido un revolucionario un tanto peculiar. Yo nunca me fiaría de un hombre que te invita a cenar para chulearte unos dineros y pedirte el voto a los postres. No parecen formas, oiga. A eso ahora lo llaman crowdfounding, cuando de toda la vida se ha dicho sacar perras de debajo de las piedras. Lo más triste no es que la derecha se haya propuesto acabar con la democracia acabando con el Estado de Bienestar, lo más triste es que los nuevos salvadores de la patria que nos llegan en plan Elpidio entienden la democracia como un rastrillo de mercachifles. De modo que del clásico eslogan un hombre un voto hemos pasado a un souvenir un voto, la democracia se degrada a braga quitada y el fascismo se va frotando las manos. Hoy mismo la presidenta del Círculo de Empresarios, Mónica Oriol (una especie de Himmler femenina con gafitas de montura redonda y todo) ha reducido a los parados a la categoría de "parásitos". Nos lo están diciendo bien a las claras: para ellos somos como chinches, y así piensan fumigar España de pobres, de sucios insectos, mientras la izquierda se fragmenta absurdamente en quince emes, Pablos Iglesias y Elpidios, más la Izquierda Mirandesa, que cada pueblo tiene ya su partido rojillo y eso queda muy típico. Cuesta comprar a este Elpidio mártir, justiciero, supermediático. Decía Josep Pla que nada se parece más a un español de derechas que un español de izquierdas y lo malo de Elpidio, con esos métodos atípicos y extraños que ha elegido para financiar su nuevo partido, es que no sabe uno si encuadrarlo en la tradición progresista o en el peligroso populismo bananero de siempre. ¡Qué tiempos aquellos en que sabíamos lo que votábamos! Fue Romanones quien dijo que para ser un buen político se necesitan al menos tres cosas: ser abogado, ser alto y tener buena voz. Abogado lo es Elpidio, alto puede ser que lo sea, y voz, aunque parece tener poquita y desagradable, como el cantaor aquel, no sería mayor problema. Como tampoco sería un lastre su nombre de vendedor de ultramarinos de posguerra, ni que se trate de un ave forzosamente emigrada del cálido trópico de la judicatura (el experimento Garzón ya sabemos cómo terminó) ni siquiera que se haya autoerigido en su papel de juez estrella-liberador-de-la-patria. Lo peor de todo es que, aunque defienda argumentos justos y loables como la defensa del interés de los pobres, la reforma de la Justicia y el castigo real para los corruptos, el personaje tiene toda la mala pinta de ser un iluminado. Y ya sabemos que la Historia de España podría reducirse a la suma triste de las biografías de un iluminado tras otro. Hasta ahora yo había defendido a Elpidio porque me parecía un juez íntegro y honrado capaz de echarle un par de pelotas para entrullar al golfo de Blesa. Magistrados dispuestos a atravesar esa delgada línea roja hay muy pocos en España y sentí pena, asco y rabia cuando el Poder Judicial lo inhabilitó por meterse con el todopoderoso banquero amiguito de Aznar. Pero no me gusta que Elpidio haya convertido su juicio injusto en un vodevil televisado con chistes malos; no me gustan sus estrategias dilatorias que dan la razón a los delincuentes de guante blanco que utilizan sus mismas argucias legales para ganar tiempo; no me gusta que esté a todas horas dando la brasa en La Sexta, como un tertuliano coñazo más, como un Marhuenda de la vida más; y sobre todo no me gusta el tufillo mediático y mitinero que desprende. Me temo que hemos perdido a un juez honrado y hemos ganado a otro político del montón que dará mucho juego en el mejunje de barro y mediocridad. Justo lo que quería el rufián de Blesa.  

Imagen: cadenaser.com      

3 comentarios:

  1. Sí señor, más clarito agua

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  2. Quizá, el juez Silva, haya incurrido en el juego mediático, pero tiene un precedente serio que fue el juez Garzón y así le fue con su seriedad. No se puede justificar la feria mediática oportunista, pero tampoco se puede asumir la corrupción como algo que forma parte de nuestro panorama actual.

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  3. Estoy de acuerdo con Detrásdelaestantería. En el juego mediático poco tienen que hacer los serios y discretos. El circo lo tienen controlado dos bandas repletas de bandoleros dispuestos a no ceder un milímetro de espacio a nadie que le pueda hacer una mínima sobra a ninguno de ellos. Tampoco es que quiera defender al protagonista del artículo, pero viendo como habéis entrado a degüello unos y otros atacando las formas y dejando de lado el fondo, si que parece que vaya a necesitar quienes lo defiendan.

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