viernes, 11 de abril de 2014

LA CAJA DEL PP


Parece claro, por lo que va contándole el cantarín Bárcenas al juez Ruz, que todo el PP era una inmensa caja negra con cajitas pequeñas repartidas por toda España. El escalador alpino entrullado dice que heredó la caja B de Naseiro y que éste a su vez la heredó de otro fulano y así ad infinitum, hasta que el rastro de la caja se pierde en la noche de la Historia, en la noche navajera de los tiempos hispanos, hasta llegar a Melchor de Herrera, tesorero real de Felipe II, a Hernán Núñez, tesorero de los Reyes Católicos, y aún más allá. La primera caja negra del PP parece que la llevó el artista en taparrabos que hizo la performance de las Cuevas de Altamira. Más tarde, esa caja ha ido pasando de mano en mano, de Suiza en Suiza, de sanchises a lapuertas, de oca en oca y tiro porque me toca. Esa caja era el auténtico recipiente ideológico de la derechona autóctona, que se llena la boca de mucho patriotismo, de grandes principios constitucionales, cuando en realidad están aquí para meterle mano a la caja, para ejercer de choris y choros, de pispos y quitameriendas, de guindaleros y merchantes. Así, tirándole el muerto de la caja al partido, echándole mierda abonada al árbol genealógico de la derecha española, Bárcenas pretende librarse de la sombra judicial que le persigue, aunque el pobre infeliz no se da cuenta de que en realidad no hace sino ajustarse la soga al cuello un poco más. Es lo que tiene la piscina de Soto del Real, que al final siempre va la misma gente, los nuevos ricos de la prisión, y el sitio termina aburriéndole a uno, de modo que te entran unas ganas terribles de contarlo y cantarlo todo, en plan Julio Iglesias, soy un truhán soy un señor. De estas confesiones barcenianas sobre la caja B del partido van llegándonos otras noticias curiosas, como que Cascos estaba al tanto de la cosa, en la pomada. El exdóberman (hoy pincher más bien reducido) le dio la llave sobredorada de la caja a Bárcenas cuando a Naseiro lo trincaron de marrón, y así se siguió perpetuando en Génova la mala costumbre de la caja, el vicio oscuro de la caja. De modo que tenemos un partido que adora la caja como un vellocino de oro, como un tótem fértil que fue transmitiéndose de mano en mano, de Witiza a José Antonio, de Abderramán a Franco, pasando por los iberos, los vándalos y los suevos, hasta llegar a Bárcenas, que ha sabido darle un juego, un uso, un fin en la banca suiza, y así sacarle unas perrillas preferentes para repartir entre los amigachos del partido, que es que la caja llevaba unos siglos muy parada y no daba el rendimiento que tenía que dar. Bárcenas movía mucha caja, el cerdito/hucha de la caja, por la causa financiera del PP (aunque ya se sabe que quien parte y reparte se lleva la mejor parte) y así el partido ha ido sufragando campañas y champañas, victorias y derrotas, más algún que otro ático marbellero. Rajoy calla y otorga y silencia el escándalo de forma escandalosa, no quiere saber nada de esa caja china podrida, maloliente, infecta, porque de esa caja de Pandora no puede salir nada bueno para el PP. A él que le dejen de cajas que no sean sus cajas de habanos, él ya no está para cajas sorpresa, sino para la alta política, y por eso ha colocado de candidato cándido para Europa a Cañete, un bon vivant fatuo y gastrónomo que en Bruselas va a ser el terror de los camareros andaluces diasporados por la crisis. El cante jondo de Bárcenas en el juzgado nos lo ha dejado bien clarito: de esa caja han ido mamando todos, todos menos el pueblo hambriento, engañado, oprimido. Por los siglos de los siglos. Amén. 

Imagen: www.estudiantesdedoxa.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario