domingo, 3 de julio de 2016

EL TELEGRAMA DE LA NOCHE

(Publicado en Revista Gurb el 24 de junio de 2016)

Día sombrío en Santander. Una suave llovizna cae sobre la hermosa playa del Sardinero, envolviendo el gran Casino, cuyos alegres tonos pastel contrastan con la tristeza del cielo plomizo. Pese al mal tiempo, hay gente en las terrazas comiendo marisco y bebiendo vino blanco. Como si la crisis fuera cosa del pasado, como si Rajoy se hubiera salido con la suya. En ésas, un hombre emerge del ascensor del hotel. Cabello largo encanecido, americana distinguida, porte parisino y sosegado, ligeramente encorvado. Es el filósofo, periodista y escritor Josep Ramoneda (Cervera-Lérida, 1949) que ha llegado a la ciudad para impartir una conferencia sobre periodismo en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo. Durante años, Ramoneda ha sido la última voz de la noche, esa voz profunda y áspera con deje catalán que parece salida de lejos, de muy lejos, de Tegucigalpa por lo menos, y que se cuela por las rendijas de nuestros transistores para darnos, como fogonazos de ideas, como llamaradas de conciencia crítica, los últimos telegramas del día. Desde su faro nocturno de Hora 25 de la Cadena Ser, el periodista ha ido rellenando, madrugada tras madrugada, el dietario de Ramoneda, auténtico cuaderno de bitácora de la historia reciente de España. "La situación del PSOE es de tragedia clásica. Pablo Iglesias ha conseguido algo que es indudable, y es que ya desde el primer momento se ha asumido que éstas serán unas elecciones entre el PP y Podemos. Esto lo ha conseguido". Ramoneda pertenece a esa vieja escuela de periodismo al borde ya de la extinción, una generación que no vive del tuit atropellado con faltas de ortografía ni del megusteo barato en las redes sociales, sino de la sentencia trabajada, de la reflexión literaria y filosófica, del descreimiento como recurso retórico y de la ironía escéptica y elegante que ya no está de moda. "Lo primero que tenemos que aprender de esta crisis es la manera de poner límites al poder financiero; lo segundo es que la desigualdad es destructiva, porque rompe el consenso social, bloquea la economía y dificulta el desarrollo económico". Ramoneda se sienta en el sofá del hall del hotel, se pone cómodo, se desabrocha la chaqueta y empieza a hablar, cómo no, de política…

Entrevista completa en Revista Gurb

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