domingo, 17 de enero de 2021

SCHWARZENEGGER

(Publicado en Diario16 el 13 de enero de 2021)

Arnold Schwarzenegger ha arremetido contra Donald Trump, al que considera un “líder fallido” que pasará a la historia como el peor presidente de los Estados Unidos por haber tratado de dar un golpe de Estado “engañando a la gente con mentiras”. Y no solo se lo ha dicho alto y claro en un vídeo colgado en las redes sociales, sino que mientras le echaba el rapapolvo al presidente saliente (y salido a la vista de los escándalos sexuales que le persiguen), el actor y ex gobernador de California le mostraba la famosa espada de Conan de varios kilogramos que mete miedo al personal. Ciertamente impresiona ver cómo el bueno de Arnold se dirige a sus fieles seguidores con voz gutural mientras desenvaina la tizona que le hizo inmortal en el cine y les dice: “¿Ves esta espada? Cuanto más templas una espada, más fuerte se vuelve. Cuanto más la golpeas con el martillo, la calientas y la enfrías en agua, más fuerte se vuelve. Nuestra democracia es como el acero de esta espada. Cuanto más se templa, más fuerte será”.

Sin duda, la aparición mesiánica del actor en medio del drama nacional norteamericano suscitado por el asalto al Capitolio de las hordas trumpistas ha sido toda una lección política para el cabeza hueca y presuntuoso magnate neoyorquino. Schwarzenegger ha puesto en su sitio al líder sabelotodo del tupé rubio despidiéndolo como realmente se merece: con una advertencia digna del mejor Terminator. Viendo al ex gobernador de California, sable en mano, era como si el célebre robot del film hubiese llegado del futuro para explicarle al tirano que sus fechorías en Twitter no quedarán impunes, o sea que al final seguramente tendrá que sentarse en el banquillo en un más que probable juicio de impeachment por instigar la violenta insurrección que ha costado la vida a cinco personas y decenas de heridos. Bien por Arnold, ya era hora de que alguien en el Partido Republicano le cantara las cuarenta al Nerón de Nueva York.

Schwarzenegger le ha dicho a la cara a Trump lo que es, un totalitario, un nazi, el instigador de la nueva Noche de los Cristales Rotos, uno de los episodios más negros en la historia de la humanidad. Aparentemente Yellowstone Wolf, ese fantoche que se paseó por los pasillos del Capitolio haciendo el indio, no parece ser un personaje tan fiero como las milicias hitlerianas del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán que atacaron a los judíos en aquella jornada negra de 1938. Pero no nos engañemos: detrás del inofensivo friqui disfrazado con pieles de bisonte y cuernos que se ha convertido en el hazmerreír del mundo entero está el personaje peligroso, el fanático trastornado, el monstruo fascista capaz de reducir a cenizas a más seis millones de judíos. Los vidrios rotos de las ventanas del asaltado Capitolio son los mismos vidrios de la República de Weimar hechos añicos bajo las botas de los nazis; los cristales pulverizados en el sagrado templo de las libertades forjadas por los Padres Fundadores de la patria yanqui (Lincoln, Washington y Jefferson entre otros) son calcados a los que cayeron en el incendio del Reichstag, también ultrajado en 1933. Al triturar esas vidrieras sagradas, Trump ha destruido con ellas, además, la libertad, el imperio de la ley, el Estado de derecho.

Durante años, Arnold nos ha deleitado en la gran pantalla con su espectáculo de músculos engrasados, acrobacias bélicas, mandobles e interpretaciones para niños, pero hete aquí que el político estadista se ha comido al actor malo, lo cual que ha nacido una estrella de la democracia. Por descontado, a Vox no le han gustado las críticas del fornido intérprete al Amado Líder supremacista y algunos militantes del partido de Abascal (antes fieles aficionados al cine de acción para niños del recio Arnold) le han echado las cruces y han quemado sus películas en represalia y venganza. Así es el fascismo de nuevo cuño, cuando una obra de arte no encaja con el ideario del Mein Kampf se la arroja a la hoguera como madera para el fuego de la ignorancia y circulando.

De momento, el viejo Arnold ha abierto aún más la brecha entre las dos almas del debilitado Partido Republicano, entre la derecha aseada de toda la vida y los trumpistas del nuevo fascio yanqui. De esta fractura traumática quizá salgan dos partidos diferentes para beneficio y provecho de los demócratas, que así las cosas, quién sabe, podrán gobernar cómodamente durante décadas. Tras la rebelión trumpista del 6 de enero, Trump ha perdido no solo la Casa Blanca, a sus colaboradores más fieles que le desertan por doquier y lo poco que le quedaba de su maltrecha reputación, sino también el partido, o sea las riendas del elefante rojo. De momento, el bravo ex gobernador de California ya se ha ganado una legión de simpatizantes en todo el mundo. Fans o detractores de su rudimentaria obra cinematográfica que sin embargo reconocen que estamos ante un demócrata íntegro y de los pies a la cabeza. En un tiempo en que faltan líderes, héroes y referentes sociales no se puede pedir más ni despreciar esa valiosa contribución a la causa de la libertad. El forzudo Hércules de Hollywood ha despedido al Gran Dictador con puente de plata y por la puerta grande. Sayonara, baby.  

Viñeta: Igepzio

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