jueves, 6 de junio de 2013

BLESA


El furgón de la Guardia Civil, oscuro y estrecho por dentro, avanza lentamente a través de la autovía y pasa bajo un gran cartel informativo de color azul. Cinco kilómetros para Soto del Real. Dos filas enfrentadas de hombres esposados aguantan el traqueteo, en silencio, hasta que uno de ellos, un joven de pelo largo, camiseta y tatuaje en los brazos, rompe el hielo y se dirige a otro, un sesentón de sienes plateadas, ojeroso, cabizbajo.
-Y tú, ¿por qué estás tronco?
-Ummm...
-Bueno, bueno, hombre, si no quieres hablar conmigo, yo no obligo a nadie. Hay que joderse.
-No, no, si no es eso... Pues por... por estafa.
-¡Ah, bueno! De esos hay muchos aquí. Un hombre importante ¿eh?
-Lo era hasta hace unos días. 
-¡Qué carajo! ¡Pero si tú eres ese del banco que sale por la tele! ¡El de las preferentes, coño! Hay que joderse.
-Veo que está informado.
-Me llamo Paco, pero mis amigos me llaman El Tracas. Por las melenas, ya sabes. Venga esos cinco.
-Miguel.
-¡Menuda habéis montado, tío! En el trullo también hay gente jodida por las preferentes. Conozco a uno que está por atraco, El Moñas, que le quitaron la casa porque no podía pagarla. Ya se lo presentaré mañana en el patio.
-Déjelo, déjelo.
-Claro que a usted lo llevarán al módulo de recomendados, como tiene mano...
-Aún no sé qué va a pasar conmigo.
-¿Y qué cuervo te ha tocado, si puede saberse?
-¿Cuervo?
-Sí carajo, el juez, el que te ha entrullado.
-Elpidio.
-No me extraña, con ese nombre, un amargao. Pues nada tronco, si al talego se acostumbra uno en cuatro días. Hay que joderse. 
-Ya veremos.
-Qué cosas tiene la vida ¿eh? A El Moñas lo trincan por atracar trece bancos y está sin un duro y usted con atracar uno está forrao. Siempre ha habido clases, joé.
-Sobre eso habría mucho que hablar, mis abogados ya lo están recurriendo.
-¡Y qué abogados tienen ustedes los ricos! Ya me gustaría a mí que me defendiera el tronco que le lleva el tema a Bárcenas. Me han dicho que es un lumbreras. ¿Conoce usted a Bárcenas?
-Qué va, qué va.
-Oiga, en la tele dicen que compró un banco en Florida y que se perdieron cien kilos. ¡Qué pelotas!  Eso sí que es un palo bueno.
-Ya le digo que soy inocente.
-Claro, claro, la cárcel está llena de inocentes, los culpables están fuera. Esos nunca pagan, siempre salen de rositas. Yo tenía pasta en Cajamadrid. Ná, las cuatro perras del paro pa la pensión de mi ex, la muy bruja.
-Ya.
-Oiga, y usted que conoce a los de la Gurtel, ¿no podría ponerme en contacto con Correa para un asuntejo que llevo entre manos? Ese tío sí que es un fenómeno. El amo de España.
-No conozco a ese señor de nada.
-Yo, si fuera usted, me daba el queo.
-¿Cómo dice?
-Sí hombre, el piro, el dos, que me abría, que me largaba a Tailandia, vamos. A mí, con su pasta, no me trincan, por mis muertos que no me pillan.
-Calle, calle.
-Oiga, si me pongo pesado me lo dice. A mí me gusta la gente de ley, la verdad por delante.
-No, no se preocupe, es solo que estoy un poco cansado.
-Normal, si quiere le pido algo a El Drogas para los nervios. Yo es que tengo contactos en la casa ¿sabe usted? Son tantos años de entrar y salir. Y hay que tener amigos hasta en el infierno.
-Me hago cargo.
-Qué putada ¿eh?
-¿Qué quiere decir?
-Tanta pasta como ha tocado usted para terminar en el trullo, como yo. Es lo que hay. Oiga, y usted que conoce a Correa, ¿no podría buscarme un enchufe en recomendados? Hay que joderse.  

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