jueves, 12 de diciembre de 2013

CATALUÑA CONTRA ESPAÑA


El simposio España contra Cataluña: una mirada histórica, está ahondando aún más, si cabe, en la supurada herida catalana. El PP, UPyD y Ciutadans han puesto el grito en el cielo contra un congreso al que acusan de alimentar el odio y la discriminación y amenazan con acciones legales inmediatas. Una exageración irracional, sin duda, que no hace sino dar propaganda a un evento que sin la polvareda mediática hubiera pasado prácticamente desapercibido. Antes de estallar la polémica, ¿a quién le interesaba que cuatro historiadores miopes de hombreras casposas se reunieran para contarse, a su manera, las batallitas de los gloriosos catalanes contra el infame invasor español? Pero una vez más, la derecha montaraz y guerrillera de Madrid ha tomado el camino equivocado: la desmesura, el fanatismo, el drama griego. Cuanto más habla el nacionalismo español de nacionalismo catalán más independentistas surgen por doquier. La acción sólo produce una reacción mayor. Es una cuestión clara de feedback: los independentistas de la Cataluña resentida y provinciana necesitan a los españolistas borbónicos para seguir manteniendo su discurso victimista secular, mientras que éstos precisan una cruzada imperial contra algo, cada cierto tiempo, para justificar su jabatismo, su ADN españolero, revanchista y macho. Ocurre como con el ministro Montoro, que cada vez que habla sube el pan. Dijo aquello de que Hacienda es un "nido de socialistas" (en realidad estaba pensando que Hacienda es un nido de rojos asquerosos) y se montó el pollo del siglo. Normal. Ahora la ha emprendido contra los medios de comunicación, a los que acusa de manipular sus palabras, y la ha vuelto a liar parda. Montoro es un Torquemada que huele la sangre, que necesita la sangre como el comer. Ya lo hemos dicho aquí otras veces, Montoro es un antropófago de la política, un Nosferatu que cada mañana se levanta pensando a quien le hincará el diente ese día: a Rubalcaba, a Pedro Jota, a Leo Messi o a Álex de la Iglesia. Él y Wert debieron criarse en la misma escuela gamberra, comanche. La vida pública española no necesita más crispación, ni más barullo, ni más políticos desocupados diciendo sandeces por ahí. La vida pública española necesita inteligencia, racionalidad, sosiego. Aquella tontería del talante de la que hablaba el utópico Zapatero. Pero claro, estamos en manos de un presidente cuya mente disipada vaga ya por otros mundos, en manos de Mariano, el de la mirada extraña, ida, huidiza. Es evidente que el simposio, una cortina de humo mientras se cocinaba la pregunta para la consulta soberanista, se le ha ido de las manos a los catedráticos de la burguesía de Canaletas. Demasiado cava catalán diurético después de la paella con butifarra es lo que  tiene, no es recomendable antes de organizar una charla. Se puede ir la olla y a uno le entran ganas de mear en medio de la conferencia. Pero bien mirado, podría haber sido mucho peor. Podrían haber optado por otros títulos mucho más hirientes y guerracivilistas como: El conflicto contra los putos españoles de mierda; España contra Cataluña: Aplastem al sucio charnego; o Historia del glorioso imperio catalán: la eñe os la podéis meter por el culo. ¿Por qué no? Puestos a sacar los pies del tiesto. Dice la press que al honorable president le ha hecho tilín la orgía antiespañolista de este polémico simposio. Aunque de Mas ya cada vez esperamos menos.  

Imagen: cuatro.com  

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