Imagen: larepublica.es
jueves, 27 de marzo de 2014
LA FAMÉLICA LEGIÓN
Imagen: larepublica.es
lunes, 24 de marzo de 2014
ELEGÍA A SUÁREZ
Imagen: Ballesteros/Efe
domingo, 23 de marzo de 2014
EL HOMBRE DEL 127
Dio carpetazo a la dictadura, dinamitó la falange desde dentro, diseñó una España nueva, legalizó el Partido Comunista, hizo que rojos y nacionales se estrecharan la mano, sacó al país del rincón de la Historia (éste lo hizo de verdad, no como Aznarín), creó el centro político que en realidad no era nada, nos vendió la idea de un borbón simpático y demócrata (eso tuvo mucha gracia y mérito) y nos convenció de que un político con pinta de dependiente de El Corte Inglés puede ser un gobernante ejemplar y trabajador, limpio y decente, como decían nuestras abuelas. Por todo eso y por no meterse bajo el butacón de la Historia cuando Tejero quiso empezar otro western hispano a tiro limpio, por todo eso y por muchas cosas más que este pobre periodista no acierta a recordar ahora, va a pasar Suárez al panteón de los grandes hombres, al panteón de los patriarcas de nuestro pueblo. Uno era niño todavía cuando el 23F, pero creo que nunca podré olvidar aquella imagen en blanco y negro del presidente aguantando valientemente, dignamente, la lluvia inversa de balas picoletas y las virutas de escayola que caían del cielo, unas virutas que eran los escombros últimos del franquismo cayéndose a trozos. Suárez no se riló aquella noche de metralletas y militares vestidos de época (tampoco Gutiérrez Mellado ni el gran Carrillo) y eso no lo olvida el pueblo. Fue nuestro Thomas Jefferson patrio, un hombre noble, valiente, honrado. Tres adjetivos que hoy, en la España de los gurteles y los sobres, no podrían ponerse detrás de muchos apellidos políticos. Han pasado ya unas cuantas horas desde la muerte de Suárez y aún no he escuchado yo a nadie decir una mala palabra sobre él, un solo insulto descalificante, una maldición o un exabrupto. Estamos sin duda ante un caso único en la Historia de España, ante un político respetado y reconocido por todos, con sus luces y sus sombras, pero respetado, que es mucho en este país. ¿Se imaginan ustedes un silencio tan pulcro y reverencial ante la muerte de Felipe, de Aznar, de Zapatero o Rajoy? Imposible, ¿verdad? Pues ése es y será su gran triunfo personal, la gran dimensión histórica del personaje. Todo el felipismo, el aznarismo y el zapaterismo, más este invento del marianismo, que no es ni chicha ni limoná, no llegarán a la suela de los zapatos históricos de Suárez, Ulises de nuestra épica odisea hacia la democracia. Hoy no ha muerto un hombre cualquiera. Ha muerto un Moisés que supo llevar a la grey visigoda desde el desierto de la Transición plagado de fachas, golpistas y etarras hasta la tierra prometida de las urnas. Tuvimos suerte de contar con él. Fue el hombre perfecto para la misión, quizá el único hombre que había disponible en aquella España tardofranquista secuestrada por la represión, el miedo y la falta de cultura democrática. Fue un joven mister Lincoln forjado en los páramos falangistas de Ávila que con su sonrisa seductora que tanto gustaba a las señoras, con su porte seco de castellano dandi, su pitillote distinguido y su manido puedo prometer y prometo enseñó al ágrafo español las cuatro reglas de la democracia. Fue el único hombre, entre unos cuantos millones de hombres, que podía guiar al país desde el odio y el rencor hasta un paraíso de libertad. Con su elegancia, su talante y su talento, su templanza y vocación de servicio a la nación, acalló para siempre el ruido de sables cuarteleros. Suárez quedará para siempre por eso que tanto añoramos ahora: el espíritu de concordia. Y todo lo hizo desprendidamente, por gallardía y altruismo, sin sobres ni pelotazos, apretando a tope el acelerador de su viejo 127, que era el motor quemado de aquella España gripada en el tiempo. Hoy no solo ha muerto un ciudadano ejemplar, un presidente digno y un hombre bueno que vio, con tino, lo que era mejor para España. Ha muerto un político honrado de los que ya no quedan. Y con dos cojones.
Imagen: elpais.com
miércoles, 19 de marzo de 2014
CRIMEA
Imagen: lainformacion.com
viernes, 14 de marzo de 2014
GERVASIO Y SU GUERRA
Imagen: jotdown.es
jueves, 13 de marzo de 2014
EL RETIRO DE ROUCO
Imagen: alertadigital
martes, 11 de marzo de 2014
ATOCHA, AÑO DIEZ
viernes, 7 de marzo de 2014
LA ODISEA DE KUBRICK
Van a cumplirse quince años de la muerte de Kubrick, el frío, metódico y obsesivo Kubrick. El cine deslumbrante e hipnótico del tío Stanley está más vivo que nunca y sus temas, lejos de haber quedado sepultados en el celuloide del tiempo, regresan una y otra vez a nosotros para avisarnos de que el ser humano está al borde de la catástrofe. Basta con ver el video atroz de esa niña de trece años de Sabadell que ha pateado la cabeza de una compañera como si se tratara de un balón de fútbol. Lo más terrible de estos tiempos que corren no es que haya gente que disfrute matando a gente sino que además se ha impuesto la moda macabra de colgar las imágenes del crimen en youtube como trofeo de caza y para disfrute sádico del personal. El ser humano nunca queda saciado de barbarie, siempre pide más. Pero no perdamos el hilo de la columna. Esa imagen de la adolescente asesina tratando de aniquilar a su víctima es un remake pavoroso de La naranja mecánica, acuérdese el lector de aquellos queridos drugos con bombín, bates de béisbol y hueveras que apaleaban mendigos, lo de la quijotera, el gran Ludwig Van, las sesiones de ultraviolencia y todo aquello, en fin, que nos puso los pelos de punta y nos anunció la venida de un nuevo fascismo socialmente más tolerado, más digerible, más solapado, pero igual de siniestro y brutal. Yo la Naranja la vi en una sesión de maratón de cine, Metropol-Valencia, diez obras maestras en una sola noche, un experimento que llenó la sala de culturetas que nos las dábamos de entendidos en Kubrick cuando en realidad íbamos a pillar cacho con la rubia de la clase que se sentaba en primera fila. Por aquellas fechas ya había leído el novelón magistral de Burgess, por eso no me esperaba que la cinta me aportara mucho más. Sin embargo, cuando vi los ojos psicópatas del pequeño Alex (Malcom McDowell) borrachos de violencia por la novena de Beethoven, cuando vi aquella mirada canina presta a matar, a violar y a robar sin ningún tipo de remordimiento humano comprendí que Kubrick era, además de un genio del cine, un profeta de la Historia. Hoy, varias décadas después, los augurios del maestro se han cumplido con la exactitud que había predicho en su película y dulces ninfas linchan a otras colegiales en la hora del recreo feliz y rudos picoletos se ensañan con el espalda mojada que llega exhausto a la orilla de su sueño y una tiparraca como Marine Le Pen alienta a las mocedades del nazismo en toda Europa con su discurso xenófobo, por no decir abiertamente racista. No cabe duda: la violencia social también tiene su propia dialéctica evolutiva y va in crescendo. Ha muerto Platón con sus valores eternos, ha muerto Marx con su igualitarismo utópico, ha muerto Dios en un acelerador de partículas y ahora el pequeño drugo Alex, ya sea en versión masculina o femenina (ellas han interiorizado la violencia de ellos) impone la ley de la selva, la ley del más fuerte. Así que hemos vuelto al principio de todo, cuando aquel mono de 2001 agarró el hueso homicida, le atizó en la chaveta a su congénere primate y lo lanzó al espacio, iniciando de este modo la odisea absurda del hombre a ninguna parte. El drugo Alex, hoy, se ha quedado viejo y pasado de moda. Una bárbara infantil de Sabadell lo ha adelantado por la derecha.
Imagen: www.universocinema.com
jueves, 6 de marzo de 2014
PANERO
Imagen: Sara del Castillo
lunes, 3 de marzo de 2014
EL INFIERNO DE BLESA
Imagen: elpais.com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)