Cuando vestía la camiseta de la selección nacional, Pep Guardiola no pensaba que España fuera ese país autoritario y opresor con el pobre y humillado pueblo catalán, y si lo pensaba se guardaba su opinión, sin duda por interés. Entonces levantaba los brazos con euforia y alegría, escuchaba el himno nacional con respeto y se metía en el bolsillo un buen puñado de millones españoles a los que no hacía ascos de ningún tipo. Su versión sobre esa España negra, opresora y autoritaria que expuso ayer en la lectura del manifiesto soberanista no se la tragan ni los fascistas que gobiernan en Finlandia (los únicos que en la comunidad internacional le siguen comprando el discurso victimista). Pedir ayuda a la comunidad internacional como si España fuera una especie de gran Israel que masacra palestinamente al pueblo catalán resulta tan pueril como ridículo. Cualquiera en este país todavía llamado España tiene el derecho a expresarse libremente y a defender sus ideas políticas, sean soberanistas o de cualquier otro tipo, y la prueba de ello es que ayer pudo decir lo que le vino en gana. Vivimos en una democracia, con sus defectos y sus virtudes, ni mejor ni peor que la de la mayoría de los países europeos. Afortunadamante no estamos en un estado policial opresor al estilo nazi, como ayer quiso pintar el bueno de Pep. Su discurso no solo fue falso y demagógico, sino injusto con un país cuya camiseta él defendió fervorosamente durante los años de vacas gordas. Claro que esos eran otros tiempos, cuando este país que ahora odia tanto lo hizo millonario por dar patadas a un balón.
Idoia López Riaño, 'La Tigresa', responsable de algunos de los atentados más sanguinarios de la banda terrorista ETA, ha salido esta mañana definitivamente de la cárcel después de cumplir 23 años de prisión. 23 años por 23 muertes, uno por persona. Ese es el precio del asesinato en España. Dicen que sale de la cárcel con la misma mirada fría y depredadora con la que entró. A partir de hoy será una ciudadana de pleno derecho.
¿Crisis? Será para algunos. En 2015, Santander, BBVA, Caixabank, Sabadell, Bankia, Popular y Bankinter, los bancos del Ibex 35, ganaron 11.651,7 millones, un 8,1% más. En concreto, el Santander ha sido uno de los bancos que mejor lo han llevado en estos años de zozobra. La entidad vio cómo sus beneficios se recortaban en 2011 hasta los 5.351 millones de euros, un 35% menos que los 8.181 millones del año anterior. La caída fue algo más pronunciada en 2012, cuando la casa de los Botín generó ganancias por "sólo" 2.205 millones. Solo. ¿Pasarán hambre nuestros banqueros?
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