jueves, 24 de noviembre de 2016

FORGES

(Publicado en Revista Gurb el 18 de noviembre de 2016 y en Newsweek en Español)

Oficinistas cabreados, jefes tóxicos, ricachones desalmados, funcionarios camastrones, blasillas aldeanas que saben más que los ratones coloraos, náufragos solitarios, futboleros obsesos, matrimonios aburguesados y aburridos, políticos trincones, niñatos cibernéticos, toda la gran fauna hispana contemporánea ha desfilado bajo el pincel prodigioso y costumbrista de Antonio Fraguas Forges (Madrid, 1942) maestro indiscutible del humor gráfico español. Ilustrador ilustrado, filósofo sin agobiar, historiador ameno (no de los que van por ahí dando la brasa) periodista siempre, Forges es una especie de hombre del Renacimiento que toca todos los palos y los toca con maestría. Durante décadas ha sentado al español en el diván de su viñeta y lo ha psicoanalizado de una forma tan minuciosa que ni Freud. "¿Lo que no hemos aprendido todavía en este país? A escuchar y a no gritarnos", asegura con resignación. Cuando empezaba a pintar sus primeras ilustraciones en el diario Pueblo, allá por 1964, su padre le dijo una frase lapidaria que se le quedó para siempre: "hagas lo que hagas que sea original". Y eso es lo que Forges ha estado haciendo desde entonces. Crear un estilo propio y universal. Inventar personajes arquetípicos, inventar una escuela de humor sociológico que ha arrastrado a una legión de seguidores "forgianos" y sobre todo inventar un lenguaje nuevo cargado de modismos que se han extendido por toda la sociedad. Por llegar ha llegado incluso a poner varias palabras como picas en el Flandes de la Real Academia Española de la Lengua, lo cual no está al alcance de muchos. ¿Quién no ha dicho alguna vez aquello de voy a comer un "bocata"? "Somos hijos de nuestras lenguas, pero una madre que no permita a sus hijos tomarle un poco el pelo (y viceversa) no es una buena madre. Y yo tomo un poco el pelo a nuestro habla", explica. Forges, Cervantes en viñetas, puso el humor y el lienzo que le faltaba a la Transición, que fue un neobarroco decadente lleno de borbones, falangistas, militarotes y curas asustando todo el rato al personal. Hoy, tras miles de dibujos y una montaña de mandíbulas destrozadas por la risa, no hace falta decir que el maestro sigue teniendo el ingenio afinado de siempre. Y ya va medio siglo. "Gensanta".

 Entrevista completa en Revista Gurb

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