miércoles, 21 de septiembre de 2022

EL PLAN DE AHORRO

(Publicado en Diario16 el 7 de septiembre de 2022)

En un momento del debate celebrado ayer en el Senado, Núñez Feijóo se sacó un papelamen de la manga que presentó como el gran plan alternativo del Partido Popular para rescatar a España de la crisis energética galopante. El dirigente popular instó a Pedro Sánchez a sentarse a negociar el documento con el pretexto de que siempre será mejor llegar a acuerdos con el PP que con las minorías nacionalistas e independentistas que según él quieren romper España. Sin embargo, pasado el golpe de efecto, obtenida la fotografía del jefe de la oposición subido a la tribuna de oradores y sosteniendo entre sus dedos el famoso plan, lo único cierto es que a esta hora nadie conoce ni una sola línea del misterioso dosier.

Rufián plantó una impresora en medio de una sesión parlamentaria. Rivera exhibió un adoquín de la guerra en Cataluña en un debate electoral televisado. Este inquietante gallego del que apenas sabemos nada hace trucos de manos con supuestos papeles trascendentales para el futuro del país, sacándolos aquí y allá con la destreza de un tahúr del Misisipi. Lo lógico habría sido que Feijóo hubiese pasado el informe al Gobierno al término de la sesión, que lo hubiese repartido entre los diferentes grupos parlamentarios para su estudio y análisis y que hubiese dado copia a los periodistas para que los españoles tengan información de primera mano sobre lo que pretende hacer el jefe de la oposición en medio de este desastre mundial provocado por la guerra de Putin y el cierre del grifo del gas ruso. Pero nada de nada. El mandatario popular terminó su cara a cara con Sánchez, metió el borrador en la carpeta, se frotó las manos muy sonrientemente y se largó del hemiciclo con viento fresco.

Todo lo cual nos lleva a pensar que el PP no tiene plan energético como tampoco tiene programa político para España. Hoy mismo, el socialista Patxi López ha puesto el dedo en la llaga: “El plan de ahorro del PP es un trampantojo”. O sea, un humo cegador, un camelo o milongaza, un puro ejercicio de trilerismo político. Feijóo era perfectamente consciente de que no podía acudir al Senado solo con el “no” a todo lo que propusiese el Ejecutivo de coalición porque de inmediato sería acusado de filibustero, de trumpista y de antisistema. Así que se inventó lo del plan para simular que proponía algo tangible, para no quedar como un maltrabaja o haragán que va al Senado a fastidiar a Sánchez con su corbata nueva, a lucir palmito de presunto estadista a la británica y a pasearse como la nueva estrella del momento de la pasarela política española. Antes del debate, los asesores le habían aconsejado que moviera ficha ya, que no se instalara en el inmovilismo ni en un descarado obstruccionismo que con todas las cámaras de televisión apuntándole en directo lo dejarían en muy mal lugar.

Los españoles aún tienen viva en la memoria la imagen de aquel Pablo Casado obcecado en su propio sectarismo negacionista. Feijóo, que desde su llegada a la jefatura de Génova 13 ha tratado de romper con esa imagen radical de su antecesor, estaba obligado a proponer algo, a concretar algo, a entretener al personal con algo mientras el Gobierno se pudre por la inflación y el descontento popular y cae como una fruta madura. De ahí el famoso plan energético que en realidad no es plan ni es nada, tan solo una serie de folios en blanco mal grapados, un señuelo para despistar al pueblo mientras la historia avanza y se materializa en toda su crudeza. Conociendo cómo se las gastan MAR y los fulleros spin doctors del Partido Popular, no nos extrañaría nada que el famoso plan de ahorro energético de Feijóo fuese tan solo un encuadernado en tapa dura con un sugerente titular y dentro, de relleno, unos cuantos folletos publicitarios de Carrefour para dar el pego.

Ayer, mientras los periodistas se preguntaban unos a otros si tenían el famoso plan, Feijóo hizo mutis por el foro llevándose en su maletín el presunto programa con el que pretende salvar España ante el gigantesco desafío que Vladímir Putin ha lanzado a la humanidad. Hoy, cuando no han pasado ni 24 horas del debate, ya se ha filtrado desde Génova mismo que en los próximos días el PP hará llegar el enigmático documento a Moncloa y también a la prensa, aunque mucho nos tememos que la noticia se publicará primero, y en rigurosa exclusiva, en un periódico de la caverna. Así es como trabaja la formidable maquinaria de propaganda de la derechona patria.

De momento, del plan Feijóo se sabe que pretende prorrogar la rebaja del IVA del gas y la luz durante todo el invierno y poco más. “Esta misma semana enviaremos un plan completo a la Presidencia del Gobierno para su estudio y consideración que será detallado, estará a disposición de los ciudadanos y contará con un abanico de medidas a corto y medio plazo”, avanzan fuentes populares que no ponen fecha a la entrega del proyecto. Palabrería, maniobras de dilación, simple carnada que el principal partido de la oposición pone en juego a modo de cebo con la intención de ganar tiempo mientras Sánchez se hunde en sus medidas de ahorro que tienen encabronado a medio país. Ya sabíamos que Núñez Feijóo era un histrión de primer orden que llega para aplicar en Madrid los mismos purgantes económicos que han dejado Galicia hecha unos zorros. Ahora también sabemos que es un mago efectista que sabe sacarse de la chistera, a modo de improvisados conejos, supuestos planes y fórmulas milagrosas que no existen. Poco a poco vamos sabiendo más cosas sobre este curioso personaje que, revestido del disfraz de gran estadista pese a que de economía sabe lo justito, promete dar grandes tardes de gloria a la comedia y el vodevil.

Viñeta: Pedro Parrilla

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