(Publicado en Revista Gurb el 4 de mayo de 2018)
Lo que ha hecho Cristina Cifuentes,
renunciar al cargo de presidenta de la Comunidad de Madrid pero seguir
aferrada al escaño, como una lapa, y a la poltrona del partido regional,
no es dimitir, en todo caso sería "dimentir" (que no es lo mismo) es
decir, seguir mintiendo, estirar la mentira todo lo que se pueda,
mientras quede un mínimo hálito de vida. Cifuentes no solo ha inventado
un nuevo delito, el robo involuntario, que es cuando los botes de
cosmética vuelan solos por el supermercado hasta meterse en el bolso de
una, sino un nuevo verbo, "dimentir", que es lo que hacen los
deshonrados del PP cuando los pillan en un escándalo, renuncio o pollo, o
sea lo que hizo Aguirre en su día y Rita y tantos otros.
"Dimentir" es irse a medias, un
gatillazo de dimisión, me voy pero me quedo, ya me voy yendo, volando
voy, volando vengo, y por el camino yo me entretengo. Para "dimentir" no
sirve cualquiera, es necesario tener un rostro de amianto y anchas las
espaldas, tan anchas como para cargar un saco lleno de cemento o de
másteres falsos. Esto que hace esta señora, lo de "dimentir", no deja de
ser una burla al ciudadano, otra más, un echarle un poco de cremita
robada al asunto para maquillarlo un tanto y así seguir tirando lo que
se pueda, que entre jijí jajá y comisiones de investigación que no
sirven para nada y mociones de censura que se anuncian y no arrancan y
fiscales que en palacio van despacio, una se sigue levantando nueve mil
euros y pico de vellón al mes, que es lo que mola.
Mientras Rajoy mira para otro lado y se
hace el sueco con el escándalo, mientras Maíllo suelta peroratas
tediosas sobre la grandeza del PP y se prepara una gestora que nunca
llega y Catalá se hace la picha un lío con el juez de La Manada, la
señora Cifuentes conjuga como nadie el verbo "dimentir", que en
definitiva consiste en seguir montándoselo a tope como presidenta del
partido, como diputada o camarera de la cafetería de la Asamblea
regional, si hace falta, que el caso es seguir agarrándose a la teta
pública del Estado y chupando de nuestros impuestos.
Para "dimentir" hay que tener mucho
talento y morro, sabérselo hacer, un pasito al lado y otro "palante",
ande yo caliente ríase la gente, y el tiempo va pasando lenta,
despaciosamente, y al final, pese a la tormenta política, todo se va
olvidando y una sigue estando ahí, cifrando, trilando, haciendo caja, A o
B, que es de lo que se trata. Qué más da la magnitud del escándalo, qué
importa el follón mundial que se ha montado en la URJC y que a una le
cuelguen para siempre el sambenito de impostora, fullera y cleptómana.
Aquí a lo que vamos es al lío, al tema, a seguir llevándoselo crudo y a "dimentir" a braga quitada para mantenerse en política un día más. Que
eso siempre cotiza y luego sube mucho la pensión. Y que se jodan los
jubilatas.
Viñeta: Igepzio
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