(Publicado en Diario16 el 5 de junio de 2020)
Hoy que vuelve el viejo y triste debate sobre el golpismo en España merece la pena recordar a un grupo de militares del Ejército español que se jugó la vida a finales de la dictadura por defender las libertades. La Unión Militar Democrática (UMD) nació gracias al empeño y la valentía de tres comandantes y nueve capitanes cuyo objetivo era democratizar las Fuerzas Armadas y derrocar a Franco. El movimiento vio la luz en agosto de 1974 bajo el influjo de la Revolución de los Claveles en Portugal. De hecho, los comandantes Luis Otero Fernández y Julio Busquets (dos de los miembros de la UMD) llegaron a viajar al país vecino para entrar en contacto con sus compañeros portugueses e intercambiar ideas y proyectos. Además, la organización jugó un importante papel como elemento catalizador de la democracia al relacionarse con los políticos de la oposición en la clandestinidad, como el dirigente socialista catalán Joan Reventós, Felipe González y Santiago Carrillo, así como otras personalidades del Gobierno tardofranquista, por ejemplo Joaquín Ruiz-Giménez, exministro del dictador, que representaba el aperturismo y los nuevos tiempos.
En la mente de los impulsores de la UMD nunca estuvo dar un golpe de Estado sino ir ganando adeptos para la causa. “En vez de un pronunciamiento activo debíamos ensayar un pronunciamiento negativo: mojar la pólvora de aquel ejército azul”, señaló uno de sus líderes más destacados. El texto fundacional del movimiento fue elaborado por los tres comandantes (entre ellos Guillermo Reinlein) y los nueve capitanes fundadores hasta su aprobación en Barcelona en una reunión celebrada el día 1 de septiembre de 1974.
La represión de Franco, especialmente herido en su orgullo por lo que aquello representaba de gran fisura en su amado y querido Ejército nacional, no se hizo esperar. Pronto, los generales franquistas supieron de la existencia de la UMD y en 1975 fueron detenidos los principales líderes de la organización. En aquel año la Unión Militar Democrática ya contaba con una avanzadilla de entre 200 y 400 simpatizantes o asociados y hasta 600 colaboradores. Finalmente, los arrestados por defender la democracia terminaron en el banquillo de los acusados y fueron represaliados de forma implacable.
La UMD se disolvió tras las elecciones generales de 1977. Sus integrantes consideraron que una vez recuperada la democracia, la organización ya no tenía sentido ni razón de ser. Sacrificaron sus carreras profesionales y lo mejor de sí mismos por la causa más justa. Aunque a todos ellos los salvó de la cárcel la Ley de Amnistía, jamás pudieron regresar al Ejército. Pasaron años hasta que el Estado reconoció su mérito y valor. El 16 de febrero de 2010, el Ministerio de Defensa entregó la Cruz del Mérito Militar y Aeronáutico a los antiguos miembros de la UMD por la “valentía” que demostraron al colaborar “decididamente” en el camino hacia la Transición, una actividad por la que fueron “encarcelados, juzgados, condenados y expulsados” de los cuarteles. No eran peligrosos comunistas ni terroristas subversivos, como hoy serían tildados por algún que otro político indocumentado, sino soldados, conservadores pero siempre demócratas, gente contraria a la tiranía y a la opresión. Precisamente hoy que la extrema derecha promueve el franquismo entre los integrantes de las Fuerzas Armadas y de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado es un buen momento para recordar a este grupo de hombres valientes comprometidos con la libertad que se lo jugaron todo a una carta por conquistar la democracia para nuestro país. La UMD fue la oposición al franquismo desde dentro, es decir, desde el interior del núcleo más duro del Régimen, el Ejército, lo cual tenía un mérito aún mayor, ya que el riesgo de ser detenido y encarcelado era todavía más elevado. Nunca nos olvidemos de ellos porque fueron los mejores y los más injustamente tratados.
Viñeta: Igepzio
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