domingo, 14 de marzo de 2021

EL TAMAYAZO MURCIANO

(Publicado en Diario16 el 12 de marzo de 2021)

Tres diputados de Ciudadanos, tres tránsfugas, han salvado la cabeza de López Miras en el último momento. Lo que les ha ofrecido Teodoro García Egea a los titubeantes diputados naranjitos a cambio de su voto ha quedado al descubierto esta misma mañana: un carguete en San Esteban, una consejería de no sé qué, sillones, poltronas, quizá un arroz con bogavante en la playa de Cabo de Palos. Nunca una venta de votos, una simonía política, había salido tan barata. Cualquier precio, gratificación o recompensa es insignificante al lado de la inmensa traición que han cometido los tres diputados seducidos, no ya a su partido, sino a los murcianos que les votaron y a la democracia misma.

Tras consumarse el enjuague o complot, queda claro que Inés Arrimadas debería presentar su dimisión hoy mismo por anunciar una moción de censura chapuza que no tenía atada y bien atada. La presidenta de Ciudadanos ha estado jugando a hábil estratega cuando es evidente que su cabecita no daba para tanto. Hoy mismo, los críticos y disidentes con Toni Cantó al frente le han afeado a su líder que no contara con nadie a la hora de embarcarse en una operación que no estaba suficientemente madura y reflexionada.

¿Se asesoró Arrimadas antes de embarcarse en la moción de censura contra López Miras o tomó la decisión por su cuenta y riesgo, solo consultándolo con la almohada? ¿Estaba al tanto de cuál era la situación real de su partido en Murcia o ni siquiera conocía los nombres de los que finalmente le han salido rana? ¿Sabía que algunos de sus subordinados por aquellas tierras huertanas estaban conchabados con el PP y dispuestos a venderse calladamente al mejor postor? A esta hora hay demasiadas preguntas en el aire que exigirían una explicación ante los electores, ante la opinión pública, ante todo el país.

Pero más allá de la incompetencia acreditada de una mujer que no está para organizar tramas ni jugar al póker con las grandes cosas de la política, lo más grave de todo lo que ha sucedido en las últimas horas es la sucia operación que ha orquestado el PP para comprar a esos tres diputados de Ciudadanos que estaban dispuestos a cambiar de caballo en el último minuto. Es evidente, porque así se ha publicado, que el trío de tránsfugas (Isabel Franco, Francisco Álvarez y Valle Miguélez) habían firmado junto a sus compañeros de grupo político un documento oficial en el que se sumaban a la moción de censura y que finalmente han roto su palabra, perpetrando la mentira, la farsa y el fraude electoral.

Salvando las distancias, la operación de rescate de López Miras es calcada al tamayazo, aquella polémica votación celebrada en 2003 en la Asamblea de la Comunidad de Madrid en la que dos parlamentarios electos del PSOE (Eduardo Tamayo y María Teresa Sáez) se abstuvieron en la segunda votación de investidura durante la elección del socialista Rafael Simancas como presidente autonómico. Aquel flagrante caso de transfuguismo acabó con la repetición de las elecciones regionales y con la victoria de Esperanza Aguirre, que se mantuvo en el poder durante nueve años.

Una vez más, vuelve a repetirse la historia, esta vez con aires huertanos. Está visto que lo que el PP pierde en el Parlamento, según las normas y reglas de la democracia, lo sabe ganar en los despachos. Una moción de censura es un mecanismo constitucional para desalojar legal y legítimamente a los que ocupan el poder. El transfuguismo es simple y llanamente una estafa, cuando no una violación del espíritu de la democracia.

El episodio despide un fuerte tufo a cambalache, a mercadeo parlamentario, a apaño entre bambalinas que desvirtúa la esencia y el funcionamiento de un Estado de derecho. El espectáculo no puede ser más denigrante para nuestro sistema de libertades. Hablamos de chaqueterismo político, de tamayazo, de compra de voluntades, de fraude electoral, de liquidación de los grandes valores de la política y de mezquindad humana, todo en uno. Hoy es un día triste para nuestro país. ¿Y estos señores del PP son los que dicen respetar la Constitución y la libertad? Mercaderes, beduinos, tratantes del voto. Eso es lo que son.

Tras la impactante noticia de la moción de censura, enseguida se vio que la rancia derecha murciana iba a mantener el poder gracias a sus maniobras orquestales en la oscuridad. El mítin del jueves de Santiago Abascal en la Plaza de la Catedral de Murcia no presagiaba nada bueno para los impulsores de la iniciativa contra López Miras, o sea naranjas y socialistas. El líder de Vox debía tener información privilegiada de lo que se estaba cociendo y decidió darse un victorioso baño de masas ante los murcianos, a los que arengó a salir a la calle para defenderse del golpe, un buen preámbulo del idilio que él y Pablo Casado van a mantener a partir de ahora, una vez que ya se han limpiado a Ciudadanos. En el fondo, los sucesos de Murcia no hacen sino reconfigurar el bloque de la derecha, que de trifachito pasa a bifachito: PP y Vox.

Ciudadanos ha hecho un ridículo histórico en sus últimas horas antes de su descomposición final. En realidad, el partido supuestamente liberal ya era un cadáver político tras el descalabro en las elecciones catalanas. La operación catastrófica de Murcia no hace sino certificar la defunción de un enfermo terminal. El barco se hunde y se impone el sálvase quién pueda de los que medran con el negocio de la política y transfugan al PP para seguir con el chupito del Estado. Peor aún es la situación en la que queda el PSOE, al que le ha salido el tiro por la culata al haberse sumado a una moción de censura kamikaze diseñada por un partido que se divide entre aficionados sin la más remota idea de lo que tienen entre manos y oportunistas que van a la caza y captura del carguete como forma de vida.

La Operación Murcia diseñada por Ábalos e Iván Redondo para descabalgar del poder a López Miras era una jugada perfecta siempre que se respetara el fair play y las reglas del juego democrático, pero no contaba con que el PP, el partido de la Gürtel, suele hacer trampas y marrullerías. Sin duda, los populares salen victoriosos del sainete murciano. Pero la gran beneficiada es Isabel Díaz Ayuso, que convoca elecciones en Madrid para ganarlas de calle y quitarse el lastre o colesterol de Ciudadanos. Las derechas se reorganizan, la nueva CEDA se reestructura. Vox espera que Casado llame a su puerta ahora que el partido fundado por Albert Rivera es un montón de escombros de color naranja.

Viñeta: Iñaki y Frenchy

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