sábado, 3 de octubre de 2020

EL TUIT

(Publicado en Diario16 el 3 de octubre de 2020)

Mientras su equipo de Gobierno daba cuenta del farragoso recurso que ha presentado ante la Audiencia Nacional para frenar las medidas urgentes contra la pandemia ordenadas por el Gobierno central, Isabel Díaz Ayuso hacía lo único que se le da medianamente bien: tuitear algo ingenioso en unas pocas palabras. Su experiencia en manejar perfiles falsos de perros en redes sociales le han dado a la castiza presidenta cierta soltura en ese campo de las nuevas tecnologías en el que muestra mucha más destreza que gestionando una crisis sanitaria sin precedentes (algo en lo que ha acreditado una sobrada incompetencia desde hace meses). Como buena “trumpita” y joven de su tiempo que es, el manual de instrucciones para tener éxito en la red del pajarito azul se lo conoce al dedillo. Otra cosa es que sepa diferenciar entre un virus y una bacteria o sea capaz de hilar un discurso de dos párrafos sin mirar su chuleta de papel.

“Desde mañana podrás llegar a Madrid desde Berlín, pero no desde Parla. Gracias por el caos, Pedro Sánchez”, escribía la presidenta. Ja, ja, ja. Las bromas de Ayuso en Twitter empiezan a resultar no solo cargantes, sino pesadas, macabras, de mal gusto, ya que mientras ella le da a la tecla compulsivamente, como si no hubiera un mañana, excitada por los miles de likes y con la lengua fuera y entre dientes, sigue muriendo gente ahí fuera y las urgencias de los hospitales (¡sus hospitales!) se encuentran al borde del colapso. Pero es que en este caso ni siquiera tiene razón la señora presidenta. Lo que pretende insinuar IDA con esa sentencia sobre Berlín que maldita la gracia es que los contagiados llegarán del extranjero, es decir, el manido bulo que viene propagando desde hace semanas y que consiste en que Barajas es un coladero de contagiados, lo cual no es cierto.

Para la inquilina de Puerta del Sol toda la culpa de lo que está pasando es del aeropuerto internacional porque, claro está, depende de Pedro Sánchez y ella no se come ese marrón. Sin embargo, hasta el momento ningún informe clínico ni epidemiológico ha podido acreditar con pruebas científicas que Barajas sea la principal grieta o ranura de transmisión por la que se cuela el maldito coronavirus en España. Más bien todo lo contrario, el mal se está propagando en los bares y comercios cuyo aforo ella ha decidido no reducir para no dañar la economía; en el Metro que no ha clausurado para que los obreretes puedan seguir yendo a trabajar a sus precarizados empleos; y en general en las calles de la gran urbe madrileña donde los negacionistas abundan y pasan mucho de la mascarilla. Hemos llegado a ese punto de surrealismo en el que el ciudadano responsable, el que cumple con las normas sanitarias, el que demuestra sentido común, es considerado un peligroso comunista bolivariano mientras que el que va a pelo, a cara descubierta, sin el bozal rojo de Fernando Simón, es un valiente patriota y un bravo defensor de la libertad. El mejor ejemplo es Donald Trump, que tras mofarse del covid y menospreciar su poder destructor ha terminado contagiado. El más torpe y débil cae mientas el listo que sabe adaptarse al entorno sobrevive, esa es la primera ley de la selección natural y la que permite la mejora competitiva de la especie.

Pero Ayuso, lejos de tomarse el asunto de la epidemia en serio (las cifras siguen situando a Madrid entre las ciudades más afectadas de Europa) sigue con su retórica demagógica-populista que tanto daño está haciendo a este país. A las 22.00 de ayer entraban en vigor las restricciones a la movilidad propuestas por el ministro Illa en diez municipios madrileños, incluida Madrid capital (Móstoles, Alcalá de Henares, Fuenlabrada, Leganés, Getafe, Alcorcón, Torrejón de Ardoz, Parla y Alcobendas). En total más de 4,7 millones de habitantes que si bien es cierto verán recortados sus derechos será por una buena razón: salvar la mayor cantidad posible de vidas. En esas localidades no estará permitido entrar o salir salvo para actividades “adecuadamente justificadas” y habrá más reducciones de aforos y horarios en locales comerciales y de hostelería que los vigentes hasta ahora. De esta manera Moncloa asume su responsabilidad y demuestra a Díaz Ayuso que ser presidente es algo más que presentarse a unas elecciones cada cuatro años. Gobernar supone tomar la mejor decisión para el interés general en momentos críticos, aunque ello sea impopular y baje puntos en las encuestas. Ayuso no hace nada que pueda molestar a su parroquia y ponga en peligro su reelección. IDA gobierna como una alcaldesa de pueblo pequeño que no se atreve a quitar un solo banco del parque por el qué dirán. Y así le va. Ha caído tanto en la dejación de funciones que Madrid ya va por tropecientos mil contagiados por cada cien mil habitantes y subiendo.

El Gobierno de Madrid aún no ha llegado a la insumisión contra Sánchez pero todo se andará. Ayer el equipo de Gobierno de Ayuso anunció un recurso contencioso-administrativo contra la orden de medidas urgentes propuesta por el ministerio, que dicho sea de paso son las mismas que recomienda la Organización Mundial de la Salud. Aprovechando el anuncio del recurso (basado en la falsa idea de que Sánchez ha roto el “consenso” con las autonomías) el consejero de Justicia, Enrique López, pidió perdón a los ciudadanos por la “incertidumbre” y por el “desasosiego” que se está generando a los madrileños. En un momento de su intervención, cuando parecía que por fin el gabinete Ayuso podía hacer propósito de enmienda, añadió la coletilla infame de que todo es culpa del Gobierno central y “no podemos hacer otra cosa”. Además, lamentó la “invasión y sustracción de competencias” que el Ministerio de Sanidad hace de la autonomía madrileña. Y en el colmo del sarcasmo, el tal López aseguró que las medidas de Illa son “peores y más ineficaces” de las que ya estaban en vigor, de modo que “pueden provocar un gran caos en la población como consecuencia de la forma en que están redactadas”. Como si Madrid fuese un balneario rebosante de salud, placidez y prosperidad. Como si el caos no estuviese ya instalado en la región que ellos han mal gobernado con sus políticas ultraconservadoras. El cinismo de esta gente no tiene límites.

Viñeta: Artsenal

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