(Publicado en Diario16 el 10 de octubre de 2020)
La ultraderecha española está eufórica. El decreto de estado de alarma dictado por el Gobierno Sánchez en Madrid, inevitable por otra parte, es el caldo de cultivo perfecto para las ideas antisistema, conspiranoicas, negacionistas y victimistas de Vox. Apenas cinco minutos después de conocerse la noticia del confinamiento en Madrid, la formación verde volvía a convocar manifestaciones en toda España. El partido de Abascal pretende protestar contra las “medidas absurdas, políticas y totalitarias que conducen a los españoles a la miseria y a la ruina”, un discurso que no se entiende, ya que organizaciones internacionales como el Fondo Monetario Internacional (nada sospechoso de comunista) y la OMS, avalan el confinamiento de la población contra la pandemia cuando las cifras de contagiados se disparan, como es el caso de la capital del Estado español. “Si el tirano Sánchez vuelve a decretar un ilegal estado de alarma, convocaremos el lunes 12-O, en todas las ciudades y pueblos, una nueva caravana por la libertad, contra la muerte y la ruina que trae Sánchez. Son una mafia y los españoles no van a dejarse encarcelar de nuevo”, advertía Abascal en su cuenta de Twitter poco antes de decretarse el estado de alarma. De esta manera, la formación de extrema derecha pretende repetir sus grotescas “caravanas de la libertad”, una serie de performances propagandísticas en las que cientos de manifestantes salen a la calle, en coche, para protestar contra las medidas sanitarias del Ejecutivo de coalición.
Indudablemente, los dirigentes de Vox se han crecido desde la última encuesta del ABC, que da al partido nacionalista español mejores resultados que al PP de Pablo Casado. Según este sondeo, los populares caerían 18 puntos mientras que la formación verde crecería en número de votos y escaños. Es decir, el sorpasso por la derecha parece cada vez más factible para desgracia de Casado, que ha errado claramente en la estrategia. La rabia de los españoles ante el sistema, la ineficacia demostrada por las distintas administraciones en la gestión de la pandemia y la crisis galopante se antojan un caldo de cultivo perfecto para catapultar al partido de Abascal al segundo puesto entre las distintas fuerzas políticas. Algo impensable hace solo un año.
Pero la ofensiva populista no queda ahí. Ayer mismo, Vox anunciaba que pretende lanzar su nuevo periódico, un panfleto editorial a través del cual tratará de divulgar su ideario nacionalista, machista y xenófobo. También su propaganda contraria a la existencia de partidos nacionalistas e independentistas, a los que, curiosamente, Vox pretende ilegalizar cuando llegue al poder. El recién estrenado medio de comunicación, bajo la rocambolesca cabecera de La Gaceta de la Iberosfera, es el primer proyecto de la Fundación Disenso, el laboratorio de ideas o think tank con el que los ultras tratarán de competir con la FAES, la fundación de Aznar. El eslogan al que apela el partido de Abascal, dar la “batalla cultural a la izquierda”, es toda una declaración de intenciones que esconde la agresiva y radical ideología de esta formación política emergente. Además, los militantes de Vox ya no se esconden a la hora de mostrar en público su simpatía con el régimen fascista de Franco, lo que choca abiertamente con la nueva Ley de Memoria Histórica y Democrática que prepara el Gobierno. Las banderas preconstitucionales cada vez son más numerosas en las manifestaciones convocadas por Vox y el propio Abascal ha dicho en las Cortes que el franquismo fue un régimen más provechoso para España que el propio Gobierno de Sánchez. ¿Es lícita esa exaltación pseudofascista en una democracia avanzada?
Viñeta: Iñaki y Frenchy
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