(Publicado en Diario16 el 20 de noviembre de 2020)
No es Felipe González alguien dispuesto a asumir los errores que cometió cuando estaba en el poder. Siempre ha sido un personaje situado en los altares de la izquierda, una especie de tótem que cuando habla sienta cátedra y se sitúa, levitando como un Buda del socialismo, por encima del bien y del mal. Para muchos viejos militantes, FG es Dios, una divinidad infalible que jamás erró en nada. Sin embargo, entre su lista de gazapos políticos, el expresidente siempre ha admitido que uno de sus mayores fracasos durante su etapa en Moncloa fue mantener los conciertos educativos para los centros de titularidad privada.
El posicionamiento del jerarca del PSOE en contra de la escuela concertada es algo que viene de lejos. En noviembre de 2011, durante un mitin en Hospitalet de Llobregat y ante un entusiasmado público formado por más de 3.500 militantes y simpatizantes que arropaban a la entonces ministra de Defensa y cabeza de lista del PSC por Barcelona, Carme Chacón, González llegó a decir: “Algunos errores hemos cometido, entre ellos el mantenimiento de la escuela concertada ante la deriva que han tomado este tipo de centros”. Según Felipe, lo que se tendría que haber hecho es financiar la escuela pública con los recursos de la Administración “y quien quiera escuela privada que se la pague” en su integridad, y no parcialmente como ocurre en el caso de los centros concertados. González fue más allá al contraponer el modelo público socialista con el privatizador del PP y recordó que los populares ya entonces pretendían segregar “niñas y niños, inmigrantes y no sé qué, ricos y pobres entre centros públicos y concertados”. Tras admitir que hablaba con total libertad, González también hizo una encendida defensa de la Sanidad pública en contra de la opción privatizadora y liberalizadora por la que, a su juicio, siempre ha optado la derecha. FG estuvo sembrado en aquel acto público con Chacón y por momentos parecía que retornaba el socialista auténtico que un buen día, allá por la Transición, renunció a serlo.
Aquel histórico mitin de L’Hospitalet fue un destello, una visión pasajera del viejo presidente a quien, entregado desde hace décadas a las economías de mercado, de cuando en cuando (muy esporádicamente) aún le aflora algún ramalazo del socialismo clásico, del socialismo real, del socialismo verdadero. Estos días en que el Gobierno Sánchez aprueba su reforma de la ley educativa −contestada con fiereza por las derechas como no podía ser de otra manera−, conviene tirar de hemeroteca y recuperar aquellas palabras del bíblico profeta del felipismo, alguien que por lo visto ya tenía claro, hace nueve años, que la concertada iba en contra de la filosofía del PSOE, gran defensor y valedor de la educación pública en España. Durante el debate de ayer en el Congreso de los Diputados, la portavoz socialista de Educación, Luz Martínez Seijo, aseguró que con la aprobación del dictamen sobre el proyecto que deroga la Lomce de Wert se da paso a una ley “moderna, que defiende los principios de equidad y de inclusión”. Y añadió: “Esto, señorías de la derecha, no implica un ataque a la concertada ni a la libertad. Ya está bien de utilizar la palabra libertad, porque ustedes la usan de una manera muy sesgada. Defienden el concepto de libertad solo para quienes tienen recursos, pero obvian a muchos que no los tienen y que no tienen esa libertad para poder elegir”. “¿Es libertad o es adoctrinamiento lo que se está haciendo hoy con los niños en los patios de los centros concertados? ¿Libertad o adoctrinamiento utilizar lamentable y vergonzosamente a los niños, a menores, con lecturas de manifiestos? ¡Eso es manipulación!”, concluyó su exposición antes de recibir un prolongado aplauso de los grupos que decidían apoyar la ley Celaá.
Por un momento parecía que el discurso de los jóvenes sanchistas
estaba en consonancia con lo que siempre ha pensado el padre fundador a
propósito de la Educación en España. Ahora bien, comparando aquella
intervención de González en el mitin de Barcelona de 2011 con las
justificaciones y coartadas que algunos cargos socialistas de hoy
esgrimen para defender la educación concertada se demuestra las vueltas
que puede llegar a dar la política. Al González de 2020 se le considera
el gran traidor a las esencias del socialismo español, el hombre que
enterró el manual de Marx para dar el giro “renovata”
hacia el liberalismo capitalista, y sin embargo en esto de la Educación
ahora nos parece un político adelantado a su tiempo. No hacen bien las
derechas en citar al supuesto moderado González para dejar a Pedro Sánchez
como un fanático amigo de indepes puesto que Felipes ha habido muchos y
el veterano líder del PSOE siempre fue el hombre de las mil caras.
Nunca se destacó por ser un socialista radical, eso es cierto, pero las
hemerotecas están llenas de declaraciones en las que parece mucho más
socialista que algunos que hoy no serían capaces de decir aquello de “el
que quiera educación privada que se la pague”.
Viñeta: Igepzio
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