(Publicado en Diario16 el 20 de octubre de 2019)
¿Por qué España siempre parece estar en el mismo mediocre lugar? ¿Por qué es un país condenado a cometer los mismos errores una y otra vez? Paul Preston cree haber encontrado la respuesta a la maldición española: la corrupción endémica de unas élites políticas, empresariales y financieras que han bloqueado en los últimos 140 años cualquier intento de reformar y modernizar el país para homologarlo con los demás estados europeos.
El último libro de Preston, Un pueblo traicionado (Debate), imprescindible para todo aquel que pretenda acercarse a la historia española contemporánea desde un punto de vista novedoso, indaga en las claves y en los tumores internos enquistados de una sociedad a la que cíclicamente, con un gobierno y con otro, con un régimen y con otro radicalmente diferente, siempre le afloran las mismas enfermedades políticas y los mismos trastornos sociales.
No hay más que echar un vistazo a la actualidad de los periódicos para comprobar que la corrupción ha terminado por arruinar un proyecto, el de la restauración monárquica constitucional, que tras cuarenta años parece definitivamente agotado. Repetición de elecciones, una tras otra, con la consiguiente parálisis del país; jubilados que se ven forzados a echarse a la carretera y recorrer 700 kilómetros para que su Gobierno les suba la pensión de miseria (por cierto, ni siquiera los han recibido en el Congreso de los Diputados); paraísos naturales como el Mar Menor aniquilados y esquilmados en su biodiversidad por la especulación de unos pocos buitres capitalistas; grandes estafas bancarias que quedan sin castigo (por no hablar del escándalo de las hipotecas que ha puesto en entredicho la credibilidad de la Justicia española); partidos franquistas a los que se consiente entrar en el juego político; y el peor de todos los problemas que perdura durante más de un siglo y que todavía hoy ningún partido político ha sabido resolver: el sempiterno conflicto territorial de las nacionalidades históricas.
Según la sinopsis del libro que saldrá próximamente a la venta, Paul Preston nos ofrece la historia del siglo XX en España con el tema subyacente del desajuste entre una población deseosa de progresar y unas élites que no cesan de bloquear sus intentos.
Un pueblo traicionado es, en definitiva, una crónica sobrecogedora de la devastadora deslealtad hacia los españoles por parte de su clase política, impasible ante la cruda realidad social del país.
Y ahí es donde Preston nos da la clave de lo que nos pasa desde tiempos inmemoriales. A lo largo de nuestra dramática y convulsa historia nuestros mandatarios y responsables políticos en contadas ocasiones han estado a la altura. Siempre nos han gobernado reyes ineptos y codiciosos, militares incompetentes y analfabetos enriquecidos con la miseria del pueblo, validos aprovechados e intrigantes, camarillas que medran en palacios y cancillerías, empresarios y banqueros sin escrúpulos que nunca tuvieron en cuenta el interés general, el bien común, sino la riqueza de sus propios bolsillos. Ese y no otro es el “gran mal español”, la psoriasis histórica que se nos ha pegado a la piel como un cáncer incurable y que no conseguimos quitarnos de encima. Toda la vida fue igual y por lo visto poco hemos cambiado. Nos toca soportar una existencia de miseria mientras los patriotas de salón, esos de la banderita en el reloj, nos roban el dinero y el futuro con total impunidad. O como dice Preston: esos que traicionan a todo un pueblo, el español, que no se merece los gobernantes infames que lo han aplastado y hundido durante siglos.
Imagen: Bolsa de Madrid en 1920.
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