(Publicado en Diario16 el 17 de septiembre del 2019)
Ciudadanos está llegando al punto de fusión nuclear y puede implosionar en cualquier momento. Según ha podido saber Diario16, importantes cargos políticos del partido naranja presionan a esta hora a Albert Rivera para que dé la investidura gratis a Pedro Sánchez. Consideran que solo así evitarían unas elecciones en las que C’s quedaría más arrasado que el Levante tras el temporal Dana. Algunos asesores incluso están aconsejando a Rivera que firme lo que tenga que firmar, que levante el absurdo cordón sanitario a Sánchez, que negocie la independencia de Cataluña si es preciso, con tal de que el partido sobreviva y no reviente por los cuatro costados. Las encuestas han abierto los ojos a los barones naranjas: de celebrarse nuevos comicios en el mes de noviembre podrían perder hasta 30 escaños. Un auténtico desastre que colocaría al partido al borde de la disolución.
El anunciado descalabro electoral tendría graves repercusiones. Decenas de cargos políticos de Ciudadanos en toda España se irían al paro, dejarían de vivir del chupito del Estado y tendrían que volver a sus trabajos de antes, a sus vidas anodinas, a sus casas. Un liberal moderado puede aceptarlo todo menos perder sus privilegios. De ahí que algunos de ellos no estén para muchas bromas y hayan empezado a ponerse serios con el jefe. Las deserciones de los meses pasados, cuando los Toni Roldán, Valls, Nart y otros abandonaron el partido por el imprudente volantazo a la derecha puede quedar en un juego de niños con la que se está preparando en las entrañas del partido.
Hay quien dice que la rebelión se está gestando en estos mismos momentos. Y Rivera empieza a sentir aquello que Jorge Valdano llamó el “miedo escénico”. El presidente de C’s no solo tiene en contra la pinza bipartidista (el PSOE porque ve la muleta perfecta, el PP porque el mundo naranja le molesta para recuperar la hegemonía de la derecha), sino a buena parte de la opinión pública española (harta ya del juego absurdo del bloqueo), al Financial Times, a los liberales de Bruselas, a las empresas del Íbex 35 (que están deseando que pacte ya con Sánchez) y quizá hasta a Malú, que últimamente debe verlo algo alicaído y le pide que acabe con esta historia de una vez. Ningún hombre puede soportar que el mundo entero esté contra él sin que le tiemblen las piernas.
Atrás quedan los días del alegre postureo, cuando subía al estrado de las Cortes, creyéndose el gran jefe de la oposición, y soltaba unos cuantos chascarrillos malos sobre “la banda de Sánchez”. El vodevil, el teatrillo de varietés y el club de la comedia se han terminado. Estamos ante la hora de la verdad, la hora en que la historia elige a los llamados y defenestra a los mediocres. Las elecciones son como la señora de la guadaña que no perdona los pecados políticos. Como último recurso a la desesperada, el presidente de Ciudadanos ha enviado una misiva hoy mismo, de su puño y letra, al secretario general del PSOE para pedirle una reunión “urgente”. Tenía que ser una carta en papel, todo un símbolo de lo antiguo que se ha quedado el proyecto, tanto como el correo del Zar. En ese mensaje dentro de la botella, el náufrago Rivera sugiere “abordar una solución de Estado que pueda poner las instituciones españolas en marcha y evitar así el coste económico y político de una eventual repetición electoral”. Toda una paradoja del destino que sea él, precisamente él que siempre ha tratado al presidente del Gobierno en funciones como un apestado, quien implore ahora un acuerdo in extremis.
Viñeta: Artsenal
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