martes, 12 de octubre de 2021

LA CONQUISTA

(Publicado en Diario16 el 30 de septiembre de 2021)

Isabel Díaz Ayuso ya es más papisa que el papa y se permite corregirle las teologías, las doctrinas y las encíclicas al mismísimo Santo Padre. Francisco dirigió un mensaje a México con motivo del bicentenario de su independencia en el que pidió disculpas “por todos los pecados personales y sociales y por todas las acciones u omisiones que no contribuyeron a la evangelización” durante la conquista de América. Pero por lo visto la palabra del hombre que es la mano derecha de Dios en la Tierra tampoco vale para la obtusa derecha española siempre empeñada en consumar su falso revisionismo de la historia.

Desde Bartolomé de las Casas y su Brevísima relación de la destrucción de las Indias sabemos que los españoles cometimos no pocas atrocidades, crímenes e injusticias contra la población nativa. No los convencimos pacíficamente para que abandonaran su cultura, su religión y su modo de vida, sino que los obligamos a occidentalizarse por la fuerza de la espada y el arcabuz. Les expoliamos sus tierras, les robamos sus tesoros, violamos a sus mujeres. Fue una guerra de ocupación. Cualquier historiador independiente, libre de prejuicios y medianamente serio que no sea un youtuber dominguero de fin de semana sabe que la historia de la conquista (eso es lo que fue aquello) tuvo más sombras que luces. Y aunque no es necesario que los españoles nos fustiguemos quinientos años después (todas las potencias coloniales de aquella época tienen su leyenda negra en las bibliotecas nacionales) es conveniente que reflexionemos sobre lo que hicimos y sobre cuál debe ser nuestra futura relación con los hermanos del otro lado del charco.

Por mucho que se empeñen los negacionistas del best seller de imaginación calenturienta, o sea los novelistas de brocha gorda de la extrema derecha, la historia fue lo que fue y tratar de reinventarla para recuperar un pasado glorioso que está en sus cabezas de adolescentes aficionados a las batallitas y a los soldaditos de plomo solo conducirá a arrojar más oscuridad y odio al asunto. Ahora la presidenta madrileña o papisa Juana de la política española pretende colocarse a la vanguardia de ese paletismo histórico que antepone el patrioterismo barato a la verdad de los hechos sobre el descubrimiento de América. Pues muy bien, es un paso más hacia el negacionismo absurdo y tonto. La ultraderecha se ha propuesto llevarnos del catecismo al catetismo como en los peores tiempos de Franco, cuando ningún españolito se cuestionaba la versión imperial sencillamente porque hacerlo llevaba directamente al campo de concentración.

Hasta Federico Jiménez Losantos, nada sospechoso de peligroso comunista (aunque lo fuese en su alocada juventud) se ha percatado del peligro que entraña el negacionismo, mayormente el de las vacunas, y ha arremetido contra las “cucarachas” de Vox. Federico ha declarado la guerra a la extremísima derecha anticientífica tras tildar a Abascal de “cobarde” que se “dejó el valor en Amurrio” (en referencia a la localidad vasca en la que el político ultra era amenazado por ETA) por no poner límite a las estúpidas teorías conspiranoicas. El polémico periodista ha llamado de todo a los negacionistas: “gentuza que intenta hacerse con Vox”; “colección de psicópatas”; “escoria”; “payasos”; “bebelejías”; y “cuatro nazis en paro”. Lamentablemente, esta vez Federico llega demasiado tarde a su viperino micrófono. El mal de la ignorancia y la burricie que ha propagado la extrema derecha en los últimos años ya está hecho y es un cáncer que se extiende sin remedio por todo el país. Ni siquiera la caverna radiofónica que lidera Jiménez Losantos, esa misma que ha alimentado el monstruo durante años, puede hacer nada por meterlo ya en vereda.

Pero volviendo al tema que nos ocupa de la conquista de América –un debate que le encanta a ese club de estafadores que promueven la irracionalidad más estúpida en Vox–, la patraña que trata de divulgar la señora Ayuso no se sostiene bajo ningún concepto. A la lideresa –que no lo olvidemos fue investida gracias a los “bebelejías” de Abascal–, le sorprende que Francisco I, “un católico que habla español”, haya pedido perdón por los “pecados” españoles en Latinoamérica. Como si comunicarse en la lengua de Cervantes implicara necesariamente tener que ser cómplice silencioso de un genocidio porque así lo exige el manual del buen patriota.

El razonamiento intelectual de esta mujer y de la extrema derecha iletrada es sencillamente kafkiano, sobre todo porque hasta tres papas han hecho ejercicio de contrición en las últimas décadas, precisamente los tres últimos. Además de Francisco, pidieron perdón por las tropelías en las Indias Juan Pablo II y también Benedicto XVI (ambos considerados de la línea ultra vaticana, de modo que no hay lugar a la sospecha de bolchevismo). Los ministros de Dios saben perfectamente lo que ocurrió allí porque los misioneros y jesuitas informaban a Roma, puntualmente, de cada operación militar sobre el terreno, de cada proceso inquisitorial abierto para convertir al indito en un buen cristiano y de cada masacre cometida (en este punto véase La misión, la extraordinaria película de Roland Joffé). Ayuso que se dedique a lo suyo, a teorizar con su filosofía de mercadillo sobre la libertad para masas desnortadas, y se deje de ocurrencias históricas que no hacen sino poner en evidencia su inmensa incultura.

Viñeta: Iñaki y Frenchy

No hay comentarios:

Publicar un comentario