(Publicado en Diario16 el 14 de septiembre de 2021)
Teodoro García Egea, don Teodoro como lo llamaba Pablo Iglesias en aquellos históricos cara a cara en el Parlamento, ha montado un cristo en Génova 13 que puede acabar con una escisión en el PP. El secretario general del Partido Popular tendría que estar trabajando, día y noche y sin descanso, en la recuperación del Mar Menor (a fin de cuentas, las competencias de ese desastre ecológico corresponden al Gobierno regional del popular López Miras), pero en lugar de remangarse, meterse en la bahía a sacar cubos de lodo y evitar la extinción de los caballitos de mar de la gran laguna murciana se está dedicando a labores de táctica y estrategia para las que no está preparado. Y claro, por querer jugar a Rasputín en la sombra sin tener las tablas de Miguel Ángel Rodríguez o Iván Redondo ha terminado rompiendo la vajilla.
Cuando Esperanza Aguirre apunta dispara sin piedad. Sus denuncias contra los “niñatos” y “chiquilicuatres” del PP que pretenden ponerle la zancadilla a Isabel Díaz Ayuso en su camino, no ya a la presidencia regional del PP, sino a La Moncloa, no van precisamente dirigidas contra los cachorros de Nuevas Generaciones del partido ni mucho menos. Van contra la línea de flotación del Partido Popular, o sea, contra el secretario general, Teodoro García, Don Teodoro, a quien las maniobras orquestales en la oscuridad para impulsar la figura del alcalde de Madrid, Martínez-Almeida, y frenar la fulgurante progresión de Ayuso, le han salido caras.
Obviamente, García Egea no actuaba por su cuenta y riesgo al poner en marcha una operación secreta antiayusista (un burócrata como él nunca toma decisiones por sí mismo), sino que ha contado en todo momento con el apoyo y respaldo de Pablo Casado. El jefe le dijo “monta algo contra esta mujer, que nos come la tostada”, y Teodoro se cuadró, hizo el saludo militar y se puso manos a la obra.
El problema es que a Teodoro García, bien por inexperiencia o por falta de pericia, le ha salido una operación cloaquera más bien chusca y poco le ha faltado para cargarse el PP sin querer. Las declaraciones de Aguirre contra esos supuestos “niñatos o chiquilicuatres” que están poniendo palos en la cuadriga victoriosa de Ayuso –pese a que nunca han ganado nada ni han empatado con nadie en unas elecciones–, apuntan directamente a él como jefe de la organización casadista.
Las palabras de la condesa de Bornos en su entrevista con El Mundo sonaron a vendetta entre familias, de ahí que de inmediato Casado ordenara a su fiel escudero Teodoro que se lanzara al ruedo y toreara como pudiera el miura de la cuadra Aguirre. Sin embargo, si el secretario no estuvo fino a la hora de orquestar un montaje contra Ayuso, tampoco ha sabido cómo gestionar la crisis, ya que en lugar de apagar las llamas ha añadido más leña al fuego y ahora Génova arde por los cuatro costados en un incendio de sexta generación que ni el que ha acabado con los bosques de pinsapos de la malagueña Sierra Bermeja. La respuesta airada de Don Teodoro contra Espe Aguirre (“lo que destrozó al PP de Madrid fue la corrupción, y es algo que nosotros jamás vamos a permitir”), no ha sentado nada bien a la aristócrata y Grande de España, y ha desencadenado la guerra total y sin cuartel en las filas populares. O sea, un auténtico desastre, una calamidad, un fiasco sin posible solución.
Hasta el propio Martínez-Almeida, el elegido como ángel negro para cortarle las alas a Ayuso y arrebatarle la presidencia del PP madrileño, ha tenido que poner paños calientes. Su “ya se ha hablado mucho de este tema que no le interesa al ciudadano” suena a intento de escurrir el bulto, a huida del campo de batalla. De modo que si Teodoro García es el “niñato” del PP al que se refiere Aguirre, el alcalde tiene todas las papeletas para ser el pelele de Casado, el “chiquilicuatre”, aunque él diga que no se siente aludido por la despectiva expresión de la condesa de Bornos.
Todo lo cual nos confirma una máxima que se cumple siempre. Hay políticos que dan el perfil en su misión de mandados, de mayordomos o mamporreros de brocha gorda del jefe, pero cuando se les deja a los mandos del avión acaban estrellando el aparato sin remedio, nunca mejor dicho lo de aparato. Ahora que ya sabemos cómo se las gasta el secretario general, ahora que ya ha acreditado que es capaz de mandar el partido al garete, podemos entender por qué el Mar Menor se ha convertido en un vertedero pestilente.
Las facas vuelan en Génova, Ayuso se va a Estados Unidos para no escuchar a su presidente en la Convención Nacional del PP. De esta salen dos partidos, dos pepés. Si Fraga levantara la cabeza.
Viñeta: Iñaki y Frenchy
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