martes, 5 de octubre de 2021

EL OBISPO Y LA SATÁNICA

(Publicado en Diario16 el 7 de septiembre de 2021)

Cómo está el clero. El obispo de Solsona cuelga los hábitos para irse a vivir con una escritora de novela erótica y satánica (al parecer un nuevo género narrativo que se ha inventado esta mujer). En realidad, Xavier Novell (así se llama el obispo, ya ex) no puede ser acusado de nada. El amor es la fuerza más poderosa del cosmos y cuando llega ni dios puede frenarla. Todos somos inocentes de ese pecado venial, el pecado de amar irreflexivamente, pasionalmente, incondicionalmente.

La historia del cura descarriado que se deja llevar por un calentón y se fuga con una señora de buen ver, para escándalo del pueblo, es un tema recurrente en la historia y el arte español. La transgresión del celibato ha sido abordada por nuestros grandes autores como José María de Pereda en La Puchera, Clarín en La Regenta y Benito Pérez Galdós en Rosalía y Tormento, por poner solo unos cuantos ejemplos. El sacerdote que se debate en sus pasiones mundanas es algo muy nuestro y hasta el gran maestro Unamuno aborda en San Manuel Bueno Mártir la historia de un párroco que es perfectamente consciente de que está engañando a sus feligreses con sus sermones que no dejan de ser cuentos para viejas.

Todo lo cual demuestra que este tipo de asuntos relacionados con curas prófugos que huyen de la iglesia y del monasterio para poder ser libres y ayuntar al fin de forma natural –enloquecidos por tanta represión sexual y tanto dogma–, siempre ha sido un grave problema en este país católico con independencia de la época. El mito del hijo del cura nos ha hecho reír durante generaciones, aunque detrás del chiste a menudo se escondía un drama.

Con todo, llama poderosamente la atención el momento que ha elegido este hombre, el obispo de Solsona, para renunciar a los votos (mayormente el de castidad) y salir por piernas del confesonario del brazo de una señora escritora satánica. Justo cuando más arrecia la ofensiva ultraortodoxa en España, cuando más duro pega el neofranquismo en su versión política y religiosa, este ministro traidor a Dios, este rebelde con causa sexual, esta sotana voluptuosa, rompe con todo y se hace un pájaro espino en toda regla, solo que en catalá. La cosa no deja de tener su interesante trasfondo social. O el amor ha sido más fuerte y arrebatador que cualquier cosa que le haya pasado en la vida al obispo de Solsona o ha visto la luz y ha entendido por fin que las doctrinas de los grupos cristianos ultras eran más falsas que el beso de Judas o ambas cosas a la vez.

El suceso es más extraño todavía si tenemos en cuenta que hasta hace cuatro días Novell era un acérrimo detractor del aborto y un firme defensor de las terapias psicológicas curativas para homosexuales. Es decir, que por la mañana el prelado predicaba el cilicio y la castidad contra las tentaciones de la carne entre su rebaño y por la noche soñaba concupiscentemente con su idolatrada amada literata. Quizá, a fin de cuentas, sea el obispo disoluto quien necesite el diván terapéutico y no las mujeres abortistas o los jóvenes homosexuales a los que él veía como enfermos, invertidos y viciosos. Quién sabe. El caso es que nunca hay que fiarse de un puritano que va dando lecciones de sexo a los demás y si es un cura menos. Esos son los peores. Todo aquel que se pasa la vida reprimiendo a otros, metiéndoles el crucifijo en el dormitorio y amenazándoles con el fuego eterno por vivir en el concubinato, en el lesbianismo o en el poliamor (ahora se llama así a los picaflores de toda la vida) no son gente sana y equilibrada, sino secuestrados y encerrados en el armario o en el cuarto oscuro del fanatismo y la superstición. 

El caso del obispo Novell debe ser estudiado con urgencia y metódicamente desde el punto de vista humano, clínico, sociopolítico y teológico, primero porque no es normal pasar de la noche a la mañana del completo ayuno sexual al despendole, a la promiscuidad y al amor total; y segundo porque dice mucho de lo que está ocurriendo en este país donde los pacatos, hipócritas, chupacirios y beatas vuelven a imponer su ley, su moral gazmoña y sus tradicionalistas convencionalismos religiosos. De momento la Iglesia, que siempre encuentra una explicación sobrenatural para todo renunciando a la verdad, ya ha empezado a sospechar que el obispo, experto en exorcismos, habría podido sufrir un caso de “posesión demoníaca” arrastrado por los libros oscuros de su amada escritora (cómo no, la mujer tenía que ser la culpable, ya que para la Iglesia siempre fue una hija del Maligno). ¿Pero qué exorcismos ni que niño muerto? A este hombre lo que le ocurre es que se ha enamoriscado o encoñado de una señora que le ha enseñado latín y griego, además de francés. Y punto.

Visto lo que ha ocurrido con el obispo de Solsona habría que preguntarles a los puritanos de la Santa Inquisición civil que vuelve por sus fueros (Hazte Oír, el Opus o Abogados Cristianos), qué clase de adoctrinamiento están dando a nuestros escolares de las catequesis todos estos curas picantones que como monseñor Novell llevan el volcán de la lujuria por dentro. Pin anticlerical ya.

Viñeta: Pedro Parrilla

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