(Publicado en Diario16 el 30 de noviembre de 2018)
Según Federico Jiménez Losantos, Vox es “el PP de Aznar pero todavía más”. Nadie como el periodista erigido en guía ideológico y espiritual de la extrema derecha española para saber de qué pasta está hecho el partido de Santiago Abascal, que según las últimas encuestas se encuentra a un paso de entrar en el Parlamento andaluz y quizá, quién sabe, a dos de colarse en el Congreso de los Diputados. Que Vox es un hijo harto de su padre, el Partido Popular, lo demuestra el hecho de que el propio Aznar definió a Abascal como “un chico lleno de cualidades”, bendiciéndolo y abriendo la puerta de su proyecto a todo aquel militante del PP que esté interesado en dejar atrás el apocado centro político y en dar el giro ultra “sin complejos”, esa frase tan manida en el mundillo de la extrema derecha.
Según algunos estudios demoscópicos, el 78 por ciento de los votantes de Vox provienen del Partido Popular, en su mayoría del ala más dura. No extraña por tanto que la cantera principal de la que se nutre Abascal esté en Génova 13. De ahí que Pablo Casado, nervioso y preocupado, tiemble ante la posibilidad de que Vox le adelante por la derecha. En los últimos meses algunos primeros espadas del antiguo aznarismo han coqueteado con la formación ultra e incluso la han apoyado abiertamente. Es el caso del ex presidente de la Diputación de Castellón, Carlos Fabra, el condenado por defraudar a Hacienda que ya se ha dejado ver en algunos actos públicos del partido de Abascal. Cuentan que Fabra no le haría ascos a ocupar algún puesto en Vox, ya que ideológicamente ese proyecto le encaja como un guante.
Quienes también se están dejando querer por el partido de Abascal son algunos miembros de la familia de Rita Barberá, la fallecida alcaldesa de Valencia que ganó seis elecciones y se mantuvo en el poder durante 24 años. Por lo visto algunos no perdonan que el PP abandonara a Rita a su suerte cuando estallaban los escándalos de corrupción en el Ayuntamiento valenciano y según publica El Mundo el abogado José Corbín, cuñado de la alcaldesa, acudió al último mitin que Vox organizó en la localidad valenciana de Alboraia. El acto se convirtió en un homenaje y exaltación a la alcaldesa desaparecida cuando los presentes prorrumpieron en fuertes aplausos en su memoria. El rotativo madrileño también cuenta que la abogada Rita Corbín Barberá, una de las hijas del letrado, se afilió a Vox recientemente. En fuentes políticas valencianas se baraja que la dirección ejecutiva de Abascal esté valorando ofrecer a la sobrina de la alcaldesa un puesto en las listas de cara a las municipales.
La de Barberá no es la única estirpe del PP que, desencantada con los años del tibio y blando Rajoy, realiza movimientos de acercamiento a Vox. A los ya conocidos casos de Ortega Lara y Vidal-Quadras se suma Rafael Bardají, que fue asesor de los ministros de Defensa populares Eduardo Serra y Federico Trillo, así como director de política internacional de FAES, el semillero de ideas del PP. Según publica el periódico El Nacional.Cat, tras anunciar su baja de militancia en Génova y afiliarse a Vox, Bardají es el encargado de entablar relaciones exteriores con los republicanos de Trump y del Frente Nacional francés.
Hay otros muchos casos de políticos del PP que huyendo de la crisis de identidad del partido se están pasando a Vox en una especie de gripe ultra contagiosa y generalizada. Poco a poco se irán dando a conocer. En esa abierta desbandada se comprenden los duros discursos de Casado, que sin duda teme quedar reducido a líder decadente de la “derechita cobarde”.
Viñeta: Igepzio
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