(Publicado en Diario16 el 20 de agosto de 2020)
Cayetana Álvarez de Toledo ha asistido, ya como portavoz cesada, a la Junta Directiva Nacional del Partido Popular. La reunión era telemática y ella tenía la oportunidad de quejarse, de explicarse, de hacer alegaciones, en fin, tras su fulminante e inesperado cese. Aunque haya sido apartada como número 2 en el Congreso, todavía es diputada y su derecho le asiste. Sin embargo, Cayetana no ha pedido la palabra. La reunión transcurría en medio de la tensión lógica por los acontecimientos de los últimos días y todos los asistentes estaban convencidos de que en algún momento la rubísima argentina aprovecharía para pedir su turno y lanzar una de sus encendidas diatribas de enfant terrible o uno de sus habituales dardos envenenados, en este caso contra la directiva que ha traicionado los principios sagrados de la derechona dura que ella misma encarna. Pero no. La rebelde y transgresora Cayetana en este caso ha decidido guardar silencio, morderse la lengua, mientras sus compañeros de la Junta Nacional se tapaban los oídos con los dedos y contenían la respiración.
Al final no cayó el esperado chorreo de la insigne cesada. Sin embargo, a Casado le han temblado las piernas hasta el último momento. Ya se sabe que no hay nada tan peligroso como un político despechado. Era evidente que la fiera estaba enfadada, una leona en una jaula, y más tarde o más temprano tenía que explotar. El líder del PP acudía a la reunión como ese niño pequeño al que su madre ha pillado en alguna trastada y no va a librarse de la reprimenda. Pero Cayetana no ha dicho ni esta boca es mía ni te vas a enterar, ha sabido contener su airado carácter racial, navajero y portuario, y ha mantenido la mui −esa que en los últimos meses de pandemia ha hecho temblar las columnas de las Cortes− a buen recaudo.
Sorprendentemente, cuando todos esperaban que cayera la bronca de la ya “ex”, ella ha hecho mutis por el foro, lo cual resulta aún más inquietante. La reunión de esta mañana ha sido como una película de Hitchcock, una de esas en la que no sabes cuándo va a aparecer un cadáver. Podía haber pasado cualquier cosa, desde que Cayetana anunciara su abandono definitivo de la política para regresar a Oxford o a la Cope con Carlos Herrera, hasta que diera rienda suelta a toda su ira, destapando la caja de los truenos, que no la caja B. Ese era el escenario más temido por los barones del PP y Casado lo sabía. Al final, la hasta hace cuatro días delfina del líder ha mantenido a raya su furor, para que luego digan que es una mujer temperamental, sin control, sin filtro y sin mesura. Había que imaginarse a la “ex” al otro lado del ordenador, en la penumbra de su casa, amordazándose ella misma para no soltar todo lo que lleva dentro, autocensurándose para no arremeter contra ese PP cobarde, blandurrio y marianista que la ha dejado tirada a las primeras de cambio. A ella, que es de noble linaje. A una marquesa nadie la pone de patitas en la calle sin que haya consecuencias, efectos, desquites. Pero la venganza siempre se sirve en plato frío y Cayetana ha decidido dejar pasar el negro día de hoy. Ya habrá tiempo de poner las cosas en su sitio. Siempre habrá un momento propicio para ajustar cuentas con Teodoro García Egea (un huesazo de aceituna en un ojo es lo que se merece ese). O con la Pastor, esa matrona de perfil griego tan templada, tan ecuánime y de un estilo tan educado y ateniense que parece incapaz de hacerle daño a nadie, aunque cómo se las gasta a la chita callando. O con Cuca Gamarra, esa con el don de la oportunidad que ahora ocupa su silla en el Congreso, qué calladito se lo tenía la señora. O con el mismo jefe Casado, que antes la llevaba entre sedas y algodones y ahora fíjate.
A Cayetana Álvarez de Toledo, grande de España, nadie la deja tirada en la cuneta como a una vulgar becaria en precario, un temporero de la política o un abogado resentido de Podemos. Esta no puede ser la última escena de este thriller psicológico, por mucho que Casado se haya mostrado amable y haya tenido que tirar del protocolo habitual de frases hechas y manidas para darle un poco de jabón a la despedida y que se vaya algo menos escocida. “Gracias por todo, Cayetana, esta será siempre tu casa y puedes contar conmigo para lo que quieras”, han sido las últimas palabras del primero de los genoveses. El caso es que, pese a los piropos forzados del líder, la han largado de mala manera. ¿Qué habrá querido decir Casado con eso de que los relevos son necesarios porque el PP debe tener la “puerta ancha” y ser la “casa común” del centro derecha? Para puerta la que le han dado a ella sin avisar. Pero esto no va a quedar así, no puede quedar así. Que se prepare Pablito, que una argentina traicionada, cuando se la han jugado por detrás, puede ser peor que Glenn Close en Atracción fatal. Ya está afilando el cuchillo.
Viñeta: Pedro Parrilla El Koko
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