viernes, 14 de agosto de 2020

LA HUCHA DEL POBRE

(Publicado en Diario16 el 12 de agosto de 2020)

La derecha mediática cree haber encontrado, por fin y después de muchos intentos fallidos y demandas archivadas, el caso Gürtel de Unidas Podemos. Atrás, muy atrás en el tiempo, casi olvidadas, quedan ya las supuestas donaciones de Venezuela, el chalé de Pablo Iglesias en Galapagar, la policía patriótica que andaba detrás del mundo podemita y otros tantos montajes que al final quedaron en nada. El nuevo caso Watergate de Podemos alimentado por las derechas y sus terminales mediáticas es la investigación abierta por el titular del Juzgado de Instrucción número 42 de Madrid, Juan José Escalonilla, que investiga una supuesta caja B de la formación morada.

Sin embargo, basta con detenerse un minuto en el asunto para preguntarse de qué caja B estamos hablando, qué camuflada e intolerable contabilidad paralela le han sacado al partido, qué monumental trama criminal ha sido destapada tras el hallazgo de ese siniestro cofre blindado y secreto. Y cuando se nos explica que la sospechosa caja no era más que un fondo común que los cargos del partido extraían del 15 por ciento de sus sueldos para destinarlos a fondos de solidaridad –tal como ha reconocido esta mañana en la Cadena Ser el secretario de Sociedad Civil y Movimiento Popular de Podemos, Rafa Mayoral–, el asunto empieza a desinflarse sin remedio. ¿Dónde están las empresas y multinacionales paganinis beneficiadas por millonarias adjudicaciones de las Administraciones Públicas, tal como ocurría durante los gobiernos autonómicos del PP? ¿Dónde están las cuentas en Suiza, los paraísos fiscales, las sociedades interpuestas y toda la complicada tramoya de ingeniería financiera diseñada por auténticos cerebros del crimen organizado, como ocurría con el caso Gürtel, la mayor trama de corrupción detectada nunca no solo en España sino probablemente en Europa? De momento, nada de eso.

La investigación del juez Escalonilla no ha hecho más que comenzar y hay que desear que se llegue hasta el fondo del asunto, como no puede ser de otra manera en un sistema democrático donde el Poder Judicial fiscaliza y controla a los políticos. Pero, en apenas un par de días desde que se supo que el instructor va a llamar a declarar como imputados a tres altos cargos de Unidas Podemos para que vayan dando las explicaciones oportunas, ya vamos teniendo unos primeros indicios de que algo no encaja, de que detrás del estruendo de los titulares amarillos de La Razón e Inda, la historia no es para tanto y alguien está tratando de convertir lo que parece ser la hucha del pobre en los negocios de Al Capone.

Si de ese fondo de solidaridad que ha reconocido un cabreado Mayoral salieron sobresueldos y gratificaciones es algo que deberá aclarar la Justicia. De momento, el dirigente podemita ya ha asegurado que el sumario no tiene “ni pies ni cabeza, viola las mínimas garantías procesales y no tiene ninguna consistencia porque no hay aportación de indicio delictivo sino que todo son suposiciones”. Y no le falta razón para su enfado después de saberse que el juzgado aún no ha entregado a Unidas Podemos casi 3 horas de grabación del interrogatorio en sede judicial del principal denunciante del caso, José Manuel Calvente, el abogado despedido del partido que destapó la caja de los truenos. ¿Dónde están esos audios fundamentales para que Podemos pueda saber de qué se le acusa exactamente y pueda organizar su defensa? ¿Se han perdido en los archivos de los juzgados que son como agujeros negros que se tragan lo que quieren? ¿Están siendo traducidos del francés, como los documentos bancarios del rey emérito que el fiscal suizo Yves Bertossa ha puesto a disposición de la Justicia española para que vaya tirando del hilo y de los que por cierto ya no se habla? ¿O simplemente no hay más grabaciones ni más material y lo que declaró Calvente en su momento es toda la pólvora que queda? El asunto del audio extraviado es grave y de confirmarse estaríamos ante una nueva chapuza judicial que causaría indefensión a Unidas Podemos y que podría anular todo el procedimiento por defectos formales.

En cualquier caso, es preciso recordar, una vez más, cómo se inicia toda esta historia. Calvente es despedido de Podemos tras ser acusado de acoso sexual y laboral y acto seguido se va con los libros de contabilidad al juzgado para abrir la caja de los truenos contra el partido que hasta ese momento le daba de comer. Pudo haberlo hecho antes de perder su puesto de trabajo, pero no lo hizo, él sabrá por qué. Lo cierto es que solo sintió la necesidad de airear la financiación de Podemos cuando la demanda contra él interpuesta por una empleada del partido fue archivada. No hay que ser Sherlock Holmes para ver un acto de cierta venganza en el letrado rescindido.

De momento, Mayoral ha recordado que no es la primera vez que la Justicia examina a Unidas Podemos, el partido más fiscalizado de la historia. “Victoria Rosell no se pudo presentar a las elecciones porque hubo una trama criminal para impedirlo (…) Hoy se nos quiere sacar del Gobierno”, se lamenta. A esta hora lo único que cabe decir sobre este extraño episodio de la caja B es que es preciso llegar hasta el fondo del asunto para que resplandezca la verdad y determinar si hubo un posible delito de malversación y administración desleal. Pero mientras llega ese epílogo, las derechas ya trabajan en el intento de darle la puntilla definitiva a Pablo Iglesias propagando en la sociedad española la idea de que todos los políticos son iguales y están hechos de la misma pasta sucia, también estos chicos puros y adánicos de Podemos que llegaron para dar lecciones de moralidad e higiene democrática a la casta corrupta. A su vez, la caverna mediática carbura a pleno rendimiento con sus artículos incendiarios y titulares sensacionalistas sobre una caja B que a fecha de hoy nadie ha visto y probablemente ni siquiera exista. Y la maquinaria judicial se pone full time a la tarea de contar las cuatro perras de miseria que tiene la hucha de unos políticos idealistas y utópicos. Todo eso mientras el rey emérito, el monarca de los 2.000 millones, según Forbes, pasa sus plácidas vacaciones en Abu Dabi. Surrealista.

Viñeta: Iñaki y Frenchy

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