viernes, 10 de junio de 2022

EL PROPAGANDISTA DEL KREMLIN

(Publicado en Diario16 el 27 de mayo de 2022)

La derecha española va camino de convertirse en la Familia Addams. La fauna de estrafalarios o siniestros personajes que se han ido sumando a la coalición PP/Vox es realmente sorprendente sin que nos dejemos de preguntar de dónde demonios ha salido toda esta gente rara y extraña poseída por un odio enfermizo. La semana que se cierra ha lanzado al estrellato del friquismo político a García-Gallardo Frings –el vicepresidente castellanoleonés de Vox que desprecia a los discapacitados como seres inferiores mientras trata a patadas a los periodistas críticos– y también a la andaluza de Alicante y paracaidista de élite Macarena Olona (habría que empezar a llamarla ya Macarena Faltona por su forma incívica y grosera de relacionarse con los demás políticos del Parlamento).

Pero no podemos dejar pasar la ocasión de dedicarle una columna a otro digno representante de esta troupe de singulares trumpistas que ha dado el pelotazo de su vida, pillando despacho y carguete, en la política madrileña. Hablamos de Javier Hurtado, el flamante nuevo responsable de la Secretaría de Madrileños en el Exterior en la Ejecutiva del PP de Isabel Díaz Ayuso. Por lo visto el sujeto es un ferviente admirador y declarado defensor del sanguinario Putin, tal como publican nuestros compañeros de eldiario.es. No solo ha participado en actos públicos deshaciéndose en elogios a las políticas del presidente ruso y de otros líderes autoritarios como Trump o Viktor Orbán, sino que se le considera un eficaz propagandista al servicio del régimen putinesco. Ahí tienen tema los agentes del CNI, y que se dejen ya de espiar a los mindundis de Esquerra.

Lo cual debe llevarnos a la siguiente pregunta: ¿cómo puede ser que un españolazo cabal, un patriota de los pies a la cabeza, un espécimen de pedigrí del posfranquismo posmoderno pueda defender a un líder mundial como Vladímir Vladímirovich Putin que ha estado conjurando en la sombra con el independentismo catalán para dar un golpe de Estado secesionista en nuestro país? Todo esto es una gigantesca broma pesada, un porro de veinticuatro papeles, un galimatías indescifrable e imposible de comprender.

Cada día que pasa vemos más claramente que el oficio de analista político ya no tiene ningún sentido. Más que nada porque no se puede analizar una realidad que no obedece a lógica alguna, ni a las elementales leyes de la razón, ni a factores de causa-efecto. ¿Un ultra coqueteando con un gobernante extranjero que ha ofrecido dinero, hackers, espías y soldados a Puigdemont para acabar con España? ¿Un nacionalista español que se pasa el día dando la gaita con lo del Gobierno separatista poniéndose al lado de quienes conspiraron para instaurar la República de Catalunya? Me lo expliquen. Me lo aclaren. Que paren máquinas que yo me bajo, hasta aquí hemos llegado.

Uno, que ya va siendo un viejo columnista de otra época (cómo echamos de menos nuestro añorado siglo XX en el que todo tenía un sentido), hace ya tiempo que ha dejado de intentar comprender la lisérgica y disparatada política española de hoy en día. La vida pública de este país es un inmenso y formidable fumadero de opio donde cualquier cosa, por loca que sea, es posible. Y así resulta inútil analizar nada. Ponerse a reflexionar, a discurrir, a meditar y a darle la vuelta a la actualidad periodística es una inmensa y soberana pérdida de tiempo. De nada sirve haber leído los voluminosos tochos sobre historia de España de Paul Preston, Ian Gibson o Tuñón de Lara. De nada vale haber estudiado el pasado en profundidad para comprender el presente porque hemos entrado en una quinta, en una sexta o incluso séptima dimensión cuántica, un microcosmos estupefaciente como el de Alicia en el país de las maravillas, un universo daliniano lleno de elefantes con patas de mosquitos, relojes que se derriten, niños armados hasta los dientes que masacran a otros niños en la escuela y franquistas que admiran a un tipo como Putin que odia a España. Hasta un episodio de Los Simpson tiene más lógica y coherencia que esta mierda de mundo que nos ha tocado vivir.

Nunca debimos haber profanado la tumba de Dalí, cada día lo tengo más claro. Al abrir el nicho del genio de Figueras todo se desconfiguró, el espacio-tiempo se plegó sobre sí mismo, los virus conquistaron el planeta, los volcanes empezaron a rugir como en la prehistoria, la Segunda Guerra Mundial se materializó de nuevo y ya nada será como antes. Vivimos inmersos en una pesadilla de la que no podemos escapar mientras los pelmazos de Vox nos abrasan a diario con su neolengua absurda sobre las feminazis, los menas, los comunistas-vampiros que violan criaturas en los colegios y otras leyendas urbanas que cierta gente negacionista de la verdad se cree a pies juntillas. La última patraña es que cada español tiene derecho a guardar un par de ametralladoras y un lanzagranadas en su casa por si acaso llega un okupa o un ladrón. O sea que Abascal quiere convertir a cada españolito de a pie en una especie de Rambo ibérico.

Hemos entrado, amigos míos, en una “nueva realidad”, ya nos lo avisó Pedro Sánchez (a veces uno tiene la extraña sensación de que el gafe no puede ser otro más que él). Un período onírico imposible de explicar ni desde los antecedentes históricos, ni desde la sociología, ni desde la filosofía, ni desde la política clásica. Dos mil años de cultura occidental fallan estrepitosamente cuando a primera hora de la mañana un señorito de la nueva extrema derecha trumpista va, sale y pone un tuit contradictorio que es una solemne idiotez premiada con miles de likes y que parece escrito con un resacón monumental tras una noche de jarana en Downing Street. Admitámoslo de una vez: el tiempo del humanismo, de la democracia y de la Ilustración ya pasó. El mundo loco hacia el que nos dirigimos pertenece a marcianos como el tal Hurtado. Un tipo que es capaz de dirigirse a una mujer y decirle sin despeinarse: “Eres muy fea. Igual te hubieran abortado por malformación”. En nuestro añorado mundo de antes lo habrían abucheado por menos de eso. Hoy es trending topic.  

Ilustración: Artsenal

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