A Xavier García Albiol, el Orbán de Badalona, el azote de inmigrantes, lo han cazado en los Papeles de Pandora. En este escandalazo mundial va a salir hasta el apuntador y ahora le ha tocado el turno a un hombre ultra y fogoso que iba de españolazo hasta las cachas cuando en realidad sus intereses económicos estaban lejos, muy lejos de la madre patria, tanto como una sociedad offshore en Belice, o eso al menos dice El País.
“Es cierto que recibí en 2005, hace 16 años, unos poderes para llevar a cabo actividades empresariales en Centroamérica y que una serie de personas, que nada tiene que ver con la política y nada tiene que ver con el PP, quisimos hacer proyectos personales”, confiesa el edil popular catalán. A mantener negocios en paraísos fiscales el bueno de Xavi Albiol lo llama “proyectos personales”, un fantástico eufemismo que conviene apuntar en la libreta de genialidades para que no se nos olvide.
Albiol siempre quiso llegar alto, tanto como el Joventut de Badalona, donde hizo sus pinitos con la canasta en sus años mozos. Pero el baloncesto se le quedó pequeño y decidió hacer carrera política (la otra carrera, la de Derecho, no llegó a terminarla). Al final alguien en el PP vio que el chico, pese a no contar con estudios universitarios ni reunir cualidades brillantes, tenía madera para repartir hostias dialécticas, y le buscó un hueco o acomodo en el partido. Así nació el mito del sheriff más duro al oeste del Besòs, el populista mamporrero que quiso limpiar su pueblo de moros, rumanos, gitanos y negros.
Él siempre ha negado que sea un xenófobo de la nueva escuela trumpista, pero sus declaraciones no encajan con la imagen buenista que parece tener de sí mismo. “Se debe actuar con contundencia desde el punto de vista policial con los inmigrantes que no quieran integrarse”, espetó en 2003. “O aceptan nuestros valores o que se vuelvan por donde han venido”, insistió en 2011. “No quiero inmigrantes que han venido a robar, a delinquir y a hacer la vida imposible a Badalona”, ratificó en 2015. Albiol siempre ha criticado el daño económico que ocasionan los “sin papeles” cuando la inmensa mayoría de extranjeros de su pueblo trabajan honradamente y pagan sus impuestos (no como otros que se lo montan en B). El bueno de Xavi no será racista, pero cada vez que le da la venada o tiene un mal día, la toma con las minorías étnicas. Que se lo haga mirar.
También se ha destacado Albiol como bestia negra de Carles Puigdemont y del movimiento indepe, al que ha llegado a culpar de la “fuga de empresas” de Cataluña desde que se inició el procés en 2017. Sin embargo, aquí la única empresa que se ha fugado al extranjero, de momento y hasta donde se sabe, es su sociedad fantasma caribeña. De modo que otra sangrante contradicción para alguien que va de recto y de patriota por la vida.
En las últimas horas el político catalán ha negado que sus “proyectos personales” en Belice tengan nada que ver con el Partido Popular. Sí reconoce que compartió el poder en la offshore con su mano derecha en el Ayuntamiento de Badalona, Ramón Riera, concejal de Sanidad y ex portavoz del PP en la Diputación de Barcelona. Ya van saliendo. Albiol justifica esa relación financiera en su amistad de “más de 35 años” con Riera, lo cual tampoco es decir demasiado porque dos personas pueden ser muy amigas de toda la vida y no tienen por qué irse de paraísos fiscales ni al Caribe a jugarse un póker con los inspectores de Hacienda.
Por tanto, el asunto huele mal desde el principio y va camino de convertirse en otra patata caliente para Pablo Casado. El líder popular anda muy ocupado pactando con Pedro Sánchez todo lo que se ha negado a pactar en tres años, pero no debería perder de vista el turbio asunto de Badalona. Así empezó la Gürtel, con una tontería de un concejal en Majadahonda años ha, y mira tú por dónde vamos ya. La cosa se ha llevado por delante a un presidente del Gobierno, a varios ministros y algunas estirpes madrileñas de rancio abolengo. Y lo que te rondaré morena. El PP tiene casos en los juzgados para rato y no hagamos el chiste facilón con el todopoderoso lumbreras de Bankia y del FMI que acabó enmerdeus en Soto del Real.
Albiol se defiende alegando que la offshore de marras estaba inactiva y sin ingresos, algo que tampoco cuadra, ya que participar en una empresa opaca y no disfrutarla es como tener un tío en Graná. El affaire se entiende todavía menos si tenemos en cuenta que el político catalán no informó del tinglado financiero en su declaración de bienes obligatoria ante el Ayuntamiento de Badalona. Todo en este asunto resulta harto sospechoso y Albiol, lejos de aclararlo, solo ha contribuido a arrojar más sombras de duda. Lo único cierto a esta hora es que tenemos a un hombre que ha presumido de limpiar su ciudad de ilegales, de manteros y de economía sumergida cuando lo más oscuro de todo son sus actividades mercantiles en el extranjero. Lo que hay que hacer es limpiar Badalona, pero de jetas. No fotis noi.
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