lunes, 24 de enero de 2022

PATALETA EN BRUSELAS

(Publicado en Diario16 el 19 de enero de 2022)

Europa le ha dicho a Pablo Casado, en el asunto de los fondos europeos, aquello de sube aquí y verás Madrid. El líder del PP había ido por enésima vez a Bruselas con el cuento de que el Gobierno de Pedro Sánchez está especulando con las ayudas oficiales, pero los prebostes comunitarios lo han toreado, le han dado un pase de pecho y lo han devuelto a los corrales. Es lo que toca con un señor que no solo está haciendo el ridículo más espantoso en las cancillerías del viejo continente, sino que está quedando como un rencoroso y un traidor a su país.

En la Unión Europea están hartos de este hombre llorón, histriónico, constantemente furioso sin razón y lo que es mucho peor, un cainita, ya que hace falta tener estómago (y escasa conciencia patriótica) para intrigar contra tu pueblo ante un grupo de flamencos, belgas y holandeses que ni les va ni les viene lo que ocurra en aquel lejano país del sur con forma de piel de toro. Los dirigentes de las instituciones europeas no dan crédito ni entienden a Casado, un tipo que se está dejando el alma y la vida para que la UE niegue a España más de 140.000 millones en ayudas económicas. Desde los tiempos del Conde Don Julián no se había visto un acto de felonía tan flagrante.

Casado va de despacho en despecho por los pasillos de Bruselas, dando la matraca a tope para que no nos concedan los fondos para la recuperación pospandemia, pero hasta ahora siempre ha recibido la misma contestación de los jerarcas europeos: “Deje de molestar, hombre, ¿no ve que estamos trabajando? Ande, baje a la cafetería del Parlamento y tómese una tila, que le hace falta”. Dice Josep Ramoneda que el problema del PP casadista es que ya se ha abrazado a una suerte de política trumpista que consiste en formar mucho ruido y oponerse a todo, pero de hacer cosas buenas y positivas por el bien del país poquito. Y tiene toda la razón.

Desde los tiempos de Cánovas del Castillo, los representantes de las derechas ibéricas siempre se comportaron como patriotas de salón: se les llena la boca de españolidad, pero a la hora de hacer un gesto de grandeza, de solidaridad con tus paisanos, de país, se enrocan en sus miedos atávicos a perder sus privilegios, en sus complejos históricos y en un sonrojante enanismo político y moral. Hace tiempo que el numerito de Casado sobre los fondos europeos produce vergüenza ajena en la Europa rica y avanzada. Nadie puede entender que este elemento pierda el sueño para que el ansiado maná no llegue a los españoles. Pero esta vez el revolcón ha sido antológico, mítico, mundial. El Partido Popular ha decidido ir a por todas y no quedarse solo en la mera denuncia política o pataleta habitual. Para ello, ha abierto la vía legal presentando recursos ante el Tribunal Supremo con la intención de paralizar in extremis todo el procedimiento de adjudicación. Sin embargo, de nuevo el tiro le ha salido por la culata al líder de la oposición, ya que la Comisión Europea ha decidido, al menos por ahora, hacer oídos sordos a los lloriqueos e intrigas que le llegan de Génova 13.

El magistrado Martín Pallín critica esta acción judicial a la desesperada del PP y recuerda que jugar con los fondos europeos es algo extremadamente “grave”, ya que está en el aire nada más y nada menos que la posibilidad de que nuestro país pueda salir de la maldita crisis. “¿Qué imagen van a tener en Europa de nosotros?”, se pregunta el prestigioso jurista, que sostiene que la “compulsión” de PP y Vox de “utilizar para todo” los tribunales de Justicia, en lugar del Parlamento, “causa asombro” en la UE.

Esta vez, todo hay que decirlo, la maniobra casadista fue neutralizada en buena medida gracias a que Pedro Sánchez movilizó a toda la diplomacia española en Bruselas, incluida la vicepresidenta Nadia Calviño, cuya participación se dice ha sido decisiva a la hora de frenar la ofensiva pepera en Europa. En una serie de contactos de urgencia, el Ejecutivo de coalición ha logrado convencer a la Comisión de que los populares están intentando “zancadillear” a los españoles sembrando dudas sobre la limpieza del proceso. La respuesta de la UE no ha podido ser más contundente: “Es importante tener en mente que los fondos del RRF [siglas en inglés del fondo de recuperación] se pagan directamente al Estado miembro y cada uno es responsable de distribuir los fondos de acuerdo con las reglas fijadas”. Touché, señor Casado.

El PP sabe perfectamente que de los 140.000 millones de euros depende la recuperación económica de este país. Si funciona la inversión, eso sería tanto como que la situación social tras la pandemia mejoraría de aquí a dos años. Si a España le va bien, a Sánchez le irá bien también, y esa es la idea que atormenta al presidente popular, que prefiere hundir a millones de compatriotas antes de que el líder socialista salga reelegido otra vez. Por eso los populares no paran de lanzar bulos sobre las ayudas europeas. Por eso ponen mil y una excusas para que el paquete de inversiones no llegue a nuestro país, desde que la riqueza y el empleo se garantizan con políticas liberales y mercado libre –no con ayudas estatales que supuestamente generarían una casta de subvencionados–, hasta que los fondos covid alimentarán el clientelismo y la corrupción (no deja de tener su aquel que el partido más enfangado de la democracia vaya por Europa dando lecciones de ética y moral).

La última de Casado es que no hay ninguna transparencia en el protocolo y que Sánchez hace trampas con el reparto de los dineros, que presuntamente estarían llegando solo a los proyectos económicos de las comunidades gobernadas por la izquierda, mientras que las regiones del PP estarían siendo discriminadas. El argumento del agravio comparativo (al que suele recurrir Génova cuando se queda sin argumentos políticos, o sea siempre) no deja de ser una patraña más dentro de la lógica trumpista en la que ha caído últimamente este partido. No hay más que echar un vistazo a los datos para comprobar que el 44 por ciento de la tarta europea corresponde a comunidades gobernadas por los populares. Cuatro de las seis regiones que reciben más dinero están dirigidas por el partido de Pablo Casado (5.000 millones de los más de 11.000 que el Gobierno ha puesto en manos de las autonomías). Por tanto, de trato de favor nada de nada.

Las tesis de Casado no cuelan, pero él sigue llorando en Bruselas. Ya se sabe que quien no llora no mama y, si sigue insistiendo con tenacidad, en una de estas hasta consigue que la UE nos cierre el grifo del dinero de una vez por todas. Ese sería un gran triunfo para él y un desastre histórico para España.

Viñeta: Iñaki y Frenchy

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